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El bodorrio europeo de Abascal

Para qué quiere Vox un programa, una estrategia o unos candidatos si los demás partidos le hacen el trabajo con sus errores

El líder de Vox, Santiago Abascal, clausura la primera cumbre de Patriots en Madrid, el pasado febrero.
Sergio del Molino

Encuesta en popa a toda vela, robándole votos a paladas a Feijóo, el jefe más vago y vacuo de la ultraderechita cobarde se acicala esta semana para hacer de anfitrión. El sábado recibirá Santiago Abascal a una caterva de congéneres europeos llamados Patriots. Será en Vistalegre, que fue la plaza de autos de fe de Podemos, y ahora es carpa de verbenas y chocolatadas de Vox cuando vienen de visita los primos de París. Como acabo de ver el documental sobre Leni Riefenstahl premiado el año pasado en Venecia, me vienen a la cabeza escenas de El triunfo de la voluntad, la película sobre el congreso de Núremberg de 1934, pero no cabe la comparación. Ni siquiera Riefenstahl podría sacarle el lado épico al cónclave de cuñados con mondadientes de este sábado en Carabanchel.

Ya vimos un prólogo la semana pasada en las jornadas sobre denuncias falsas del Congreso: una sucesión de viñetas de Martínez el Facha. Le ponen muy cuesta arriba el trabajo a Santiago Segura, a quien no creo capaz de superar en el nuevo Torrente la parodia involuntaria que escenifican estos señores cada vez que montan un sarao. Y no será porque no imposten ademanes guerreros o escatimen fanfarrias. Reconquista es la palabra clave para el bodorrio de Vistalegre, titulado Europa Viva 25. En los vídeos de promo, ultras de 20 países pronuncian “reconquista” con otros tantos acentos, añadiendo al tono de Martínez el Facha unas notas del profesor Franz de Copenhague.

Allí estará Abascal, repartiendo puros y peladillas, padrino orgulloso y primero en la conga. Sería tan solo grotesco si no fuera porque así es como va ganando. No necesita más para comerle la tostada a un Feijóo desnortado, que también canta que le gustan los limoneros enteros y la fruta en general, pero sin resultados. Solo Abascal consigue ganar sin trabajar, yéndose de copas con los colegas en Vistalegre, de cotillón en cotillón.

Casi todo el mérito del éxito de Vox es de los demás partidos. No solo del PP: Ábalos y Cerdán han hecho lo suyo, como lo han hecho el fiscal general del Estado y una izquierda de Sumar y Podemos —tanto monta— incapaz de dar un marco ideológico y orgánico al malestar. ¿Para qué quiere Abascal un programa, una estrategia, un método, unos candidatos o un partido? Si los demás se lo hacen todo. No tiene que cubrirse con una piel de cordero ni leer un par de libros para darse empaque intelectual. Le basta con montar bodorrios en Vistalegre, gritar “reconquista”, como los borrachos a las cuatro de la madrugada, y esperar a que lluevan los votos.

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Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).
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