Ir al contenido
_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Roma en la plaza del pueblo

La UE es una de las mejores construcciones democráticas de la historia reciente, y es muy importante convocar a la gente a una conversación pública sobre su futuro

Manifestación proeuropea, este sábado, en la Piazza del Popolo de Roma.
Manifestación proeuropea, este sábado, en la Piazza del Popolo de Roma.Vincenzo Livieri (REUTERS)

Lector juvenil de Gramsci, Pasolini, Morante y Pavese, conservo una complicidad sentimental por todo lo que me llega de Italia. Me gusta la convocatoria a una conversación pública sobre Europa en la Plaza del Popolo de Roma. Los lingüistas me han enseñado que la comunicación con la gente en un lenguaje claro es el mejor modo de legitimar la democracia. Los historiadores me han explicado que la descomposición política tiene sus raíces en la separación entre las instituciones oficiales y la sociedad real. Aprendí de la poesía que un sentimiento compartido es un soporte sentimental para aquello que merece la pena defender.

Pues eso. La Unión Europea es una de las mejores construcciones democráticas de la historia reciente, aunque aparezca en las conversaciones como un enjambre de reglamentos y entresijos separados de la vida real. Me parece muy importante convocar a la gente a una conversación pública sobre Europa. Queda mucho por hacer, pero Europa es democracia social. Así lo demuestran las convulsiones políticas nacionales e internacionales que vivimos. Los populismos nacionalistas europeos de extrema derecha consideran a la Unión como un enemigo a derribar y acuden a la toma de posesión de Trump, el presidente norteamericano que, en competencia con China, quiere sustituir el Estado democrático por un imperialismo avasallador en manos del dinero y la producción sin garantías sociales.

La mejor manera de convencer a nuestros políticos de la realidad social de Europa es convocar a los ciudadanos a la plaza pública de sus conversaciones, sus derechos sociales y su seguridad. Levantemos sentimientos europeos como columnas democráticas ante un mundo devorador. Hablemos de un ejército único y eficaz, no de un aumento nacionalista de los gastos militares. Hablemos de transparencia informativa frente a los bulos de las redes marciales. Hablemos de paz frente a los genocidios y las invasiones.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_