Pedro Sánchez: el liderazgo y la renovación
En los cinco días de pausa del presidente del Gobierno, el PSOE aclamó a su secretario general mientras se daba cuenta de la evidencia de que tenía pendiente el debate sobre su sucesión
Decía un viejo dirigente socialista que fue casi todas las cosas en política que a los periodistas nada nos parecía bien, que si había debate interno en un partido era por la falta de autoridad de su líder, y si no lo había, era porque su líder era un autoritario. Entre las imágenes que se han visto en los nuevos cinco días inéditos de la vida pública española está el fervor hacia el secretario general del PSOE en el comité federal del sábado, con parte de la dirigencia yendo a unirse a los militantes mientras coreaban el nombre de Pedro Sánchez.
En esos cinco días que despertaron la curiosidad internacional —¿qué está pasando en España?, preguntaban medios extranjeros—, el PSOE aclamó al presidente del Gobierno mientras se daba cuenta de la evidencia de que ese debate, el sucesorio, lo tenía pendiente. Propiciarlo no es cuestionar al que manda, sino mantener el vigor del partido, que es el que tiene en este caso casi 150 años de trayectoria.
Escribió Pablo Simón que la prueba de vida de los nuevos partidos, los que nacieron hace apenas unos años, se demostraría en la medida en que esas formaciones fuesen capaces de sobrevivir a sus líderes. Está visto lo que ocurrió con Podemos tras la marcha de Pablo Iglesias, y lo que sucedió en Ciudadanos luego de la marcha de Albert Rivera. La siguiente fuerza en examinarse será Sumar con Yolanda Díaz. El carisma es mucho, más en este tiempo, pero la permanencia parece empeñarse en ir ligada a otra cosa, que es el proyecto.
Antes de que acabase la entrevista de este martes en la SER, Àngels Barceló preguntó a Sánchez si esa imagen del sábado, con el partido en shock porque temían estar al borde del vacío, no le hacía pensar en la necesidad de hablar de la renovación o, cuando menos, de plantearse liderazgos alternativos. No necesariamente discrepantes, que es verdad que nos gustan mucho las tensiones internas. Fue ahí cuando el secretario general, que venía de explicar al mundo que había pensado en la renuncia, dejó caer que, por él, optaría a la reelección: “Estoy con ánimo para estos tres años y los que quieran los españoles con sus votos”, contestó.
Al final de su tiempo de reflexión, Sánchez se dice resuelto a liderar un debate sobre la regeneración que no es solo político, sino social; que alcanza desde la justicia a los medios de comunicación. Si está hablando de nuevas regulaciones, el presidente no lo aclara. Tiene también a mano la opción de plantear un debate sobre liderazgos que se sumen y añadan otras visiones en el partido que por unos días quedó en el desconcierto. El partido del que es secretario general tras haberse enfrentado, por cierto, a los líderes que había.
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