El mejor escenario es ya atroz
Es difícil pensar en que las vidas de los palestinos de Gaza puedan empeorar. Pero lo harán si, como lleva semanas anunciando Netanyahu, el ejército israelí ataca Rafah
Aunque los ataques israelíes contra Gaza se detuvieran ya, en los próximos meses morirán como mínimo otros 6.500 palestinos por la crisis sanitaria en la que está sumida la Franja. Es una cifra bestial, que se suma a la de 30.000 fallecidos en cuatro meses y medio. Lo peor es que se trata de la proyección más optimista que han elaborado investigadores independientes para la London School of Hygiene and Tropical Medicine y la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos. Hasta el mes de mayo, los expertos actualizarán sus datos para tres escenarios posibles: el primero, que se produzca un alto el fuego permanente y no haya epidemias; el segundo, que las cosas sigan como estaban hasta el pasado enero. Y el tercero, que el conflicto se agrave.
Es difícil pensar en que las vidas de los palestinos de Gaza puedan empeorar. Pero lo harán si, como lleva semanas anunciando Netanyahu, el ejército israelí ataca Rafah. En la última ciudad del sur de la Franja, en la frontera con Egipto, se hacinan más de un millón de desplazados. Viviendo, cuentan ellos mismos, como animales: en tiendas de campaña o chabolas, sin agua potable, medicinas ni váteres, con muchos amputados temiendo que se les infecten las heridas porque hay basura por todas partes. No quedan cosechas: los bulldozer israelíes las han arrasado. Y todo esto lo sabemos gracias a llamadas fugaces que hacen los gazatíes a sus contactos en el exterior, a los trabajadores humanitarios y a los reporteros locales que siguen jugándose la vida, porque Israel sigue sin dejar pasar a medios internacionales, salvo en ocasiones contadas y empotrados con su ejército.
Avanzamos hacia el panorama más trágico, en el que morirán 75.000 gazatíes antes de que termine el verano, según los investigadores. Aun así, la urgencia no se traslada a la política. En la Unión Europea los 27 no consiguen ponerse de acuerdo en exigir un alto el fuego, ni siquiera pausas humanitarias, por el veto de Hungría. Tampoco ha servido la orden del Tribunal Internacional de Justicia a Israel para que haga llegar la ayuda humanitaria a la Franja y prevenga los actos de genocidio: el Programa Mundial de Alimentos ha dejado de entregar comida allí después de que ciudadanos desesperados saquearan sus camiones. Sufren, decía un doctor de la OMS, una combinación explosiva de hambre y enfermedad de la que les resultará imposible salir mientras el asedio continúe. @anafuentesf
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.