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Columna
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Gracias, Vox

El reparto de ceniceros ambulantes en Valladolid para mejorar nuestra salud pública se suma a otros avances históricos como el fin de los carriles bici

El concejal de Salud Pública de Valladolid, Alberto Cuadrado Toquero, recibe los 7.500 ceniceros portátiles reutilizables de la campaña ‘Depende de todos’, en un tuit del Ayuntamiento vallisoletano.
El concejal de Salud Pública de Valladolid, Alberto Cuadrado Toquero, recibe los 7.500 ceniceros portátiles reutilizables de la campaña ‘Depende de todos’, en un tuit del Ayuntamiento vallisoletano.
Berna González Harbour

George Orwell llamaba ministerios de la Abundancia, del Amor, de la Paz y de la Verdad a los departamentos dedicados justamente a lo contrario: las carencias, el odio, la guerra, la censura. Su obra 1984 usaba así la antífrasis, una figura retórica que la inmensa mayoría de los lectores sabemos descifrar, aunque no sepamos que se llama así.

Vox, sin embargo, se ha tomado tan en serio el universo orwelliano que ha debido pensar que una concejalía de Salud Pública y Seguridad Ciudadana es justamente lo contrario de su enunciado. De qué otra manera si no podríamos explicar lo ocurrido esta semana: el concejal de todo esto ha andado repartiendo ceniceros portátiles en Valladolid para que la gente pueda arrojar su colilla después de fumar a gusto. ¿O qué otra cosa podría ser la Salud Pública sino eso, inhalar humo hasta que penetre bien en los pulmones y exhalarlo en zonas que antes estaban libres de ello? ¿Y la Seguridad Ciudadana? ¿Acaso no estaremos más seguros todos si vamos depositando colillas en un receptáculo que nos acompañará a partir de ahora como nos acompaña el móvil?

La primera excusa que han dado es buenísima: concienciar sobre cómo debemos desechar las colillas. Lo necesitábamos. Eso sí, una vez que aprendamos a colocarlas en los ceniceros ambulantes, necesitaremos concienciarnos sobre cómo desechar estos. Tal vez necesitemos entonces contenedores específicos junto a los de vidrios, plásticos, orgánico y cartón.

La segunda excusa también es brillante: se trata de una actuación que se desarrolla gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Valladolid con la Mesa de Tabaco, “que representa a la cadena de valor” del sector. No sabemos por qué los empleados del tabaco (que saldrán ganando) deben ser más que los barrenderos de colillas (que saldrán perdiendo). Pero seguramente estos no tienen una Mesa de la Escoba que les represente con tanto éxito ante Vox. Mirad todo lo que hemos aprendido ya.

Estos avances históricos para la salud pública vienen de la mano de Vox y del PP, que pueden añadirlos a gran lista de logros en tan poco tiempo: nos libran de películas y otras de teatro que nos molestan, nos devuelven al fin el espacio que los carriles bici nos habían arrebatado y, con un poco de suerte, nos permitirán arrojar de nuevo todos los desechos posibles al Mar Menor. Es mucho lo que hay que agradecer.

Un dato les doy desde aquí, que puede ser un punto débil: Feijóo no conoce el libro 1984, sino que cree que Orwell escribió una distopía “allá por el año 84″. Si lo lee, lo mismo se cae del guindo. Solo aviso.

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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