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elecciones generales 23-j
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Debate a siete: gana el parlamentarismo

Los portavoces representaron en RTVE el parlamentarismo recogido en nuestra Constitución frente al falso presidencialismo de sistema mayoritario nostálgico de la lista más votada

Los portavoces de los siete grupos con representación parlamentaria llegan al Estudio 6 de Prado del Rey, este jueves. Foto: A. PÉREZ MECA (EUROPA PRESS) | Vídeo: EPV
Máriam Martínez-Bascuñán

Esta noche vimos un debate plural celebrado en Televisión Española. Estos siete candidatos representan el parlamentarismo recogido en nuestra Constitución frente al falso presidencialismo de sistema mayoritario nostálgico de la lista más votada, algo que deberían aprender quienes se dicen defensores de la Constitución. El debate no solo era representativo de España, sino de una democracia europea donde es habitual ver gobernar a primeros ministros de partidos que no ganaron las elecciones, por ejemplo, Bélgica o Irlanda. Se entendieron perfectamente las propuestas porque no asistimos a un espectáculo perturbador para distraer al espectador. A estas alturas sabemos que posverdad no es lo mismo que mentir; se trata más bien de la creación de un espectáculo político donde no hay hechos, solo interpretación de los mismos. El hambre de confrontación, natural en tiempo de campaña, no creó la ilusión de un careo en el que se apretujaban datos con la intención de construir una percepción antes que de recrear la realidad.

El socialista Patxi López iba vacunado contra esta estrategia y empezó fuerte. El candidato socialista iba aleccionado para representar una segunda vuelta y plantear ideas parecidas al careo Sanchez-Feijóo que se entendieran mejor, especialmente las contradicciones del PP con la política de pactos. Se defendió bien. La portavoz del PP, Cuca Gamarra, ahondó en la visceralidad del mantra del sanchismo, la categoría emocional que ha sustituido a la de Partido Socialista. Ya saben: acústica emocional. En general no hubo sorpresas: a pesar de la pluralidad de candidatos, se adivinaba la complicidad entre bloques. Aitor Esteban, del PNV, fue cristalino: con Vox, no. Y advirtió: no es una elección presidencial, no darán un cheque en blanco. El dirigente del PNV sabe perfectamente el papel que jugarán. Se llama parlamentarismo. Cuando Gabriel Rufián, de ERC, o Patxi López rebatían a Cuca Gamarra, Iván Espinosa de los Monteros (Vox) salía en su defensa con su punitivismo y su soberanismo climático. Fue especialmente patético el momento “papiro” en el que sacó la lista enrollada con los nombres de los violadores (vinculados con la inmigración) que la ley del solo sí es sí “ha puesto en la calle”, como si a un negacionista de la violencia de género le interesara algo esta cuestión.

El bloque territorial tampoco dio lugar a sorpresas. Cuca Gamarra volvió a vincular las estrategias políticas del Gobierno socialista con Cataluña con el juego de las mayorías parlamentarias, anteponiendo la identidad de los bloques a lo que deberían ser las políticas de Estado territoriales. ¿Quién ha ganado? El parlamentarismo. Y también la idea de lo que debe ser un debate. El formato, la moderación y el moderador; la cuestión del comportamiento y ordenación de la conversación son esenciales. Esto prefigura que puede haber una tercera vuelta. ¿Está seguro el señor Feijóo de no querer participar?

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