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EDITORIAL
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ganar la paz

La ingente inversión que requerirá la reconstrucción de Ucrania tras la guerra da sus primeros pasos

El primer ministro británico, Rishi Sunak, presenta al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante la Conferencia para la Recuperación de Ucrania, en Londres el pasado miércoles.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, presenta al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante la Conferencia para la Recuperación de Ucrania, en Londres el pasado miércoles.WPA Pool (Getty Images)
El País

La Conferencia para la Reconstrucción de Ucrania celebrada en Londres esta semana ha asegurado el compromiso de cerca de 400 grandes empresas de al menos 38 países de invertir en Ucrania con vistas a iniciar su reconstrucción sin haber alcanzado la paz. El propósito de la reunión de la UE, Estados Unidos, Reino Unido o el Banco Mundial es activar la inversión privada y ahí Europa tiene que volcarse en la compleja y dificultosa financiación de la recuperación de un país en el que actualmente lo que sigue avanzando es la destrucción tanto de seres humanos en bombardeos que no cesan como de infraestructuras productivas, hidroeléctricas y de comunicación, sus hospitales, colegios y teatros, sus campos de cultivo, sus presas y canales de riego.

Cuando se cumplió un año de la invasión rusa, a finales de febrero, el Banco Mundial evaluaba en 390.000 millones de euros las inversiones necesarias, casi tres veces al equivalente del Plan Marshall con el que Estados Unidos auxilió a Europa después de la II Guerra Mundial. Es una cantidad que sigue aumentando a medida que Vladímir Putin amplía el radio de la destrucción del país. Parte de estas inversiones deberán destinarse a restablecer los suministros, las infraestructuras y las comunicaciones destruidas mientras dura todavía la guerra y, naturalmente, a riesgo de que vuelvan a ser dañadas. Estas inversiones civiles mientras siguen las hostilidades contribuyen a mantener una mínima normalidad en la vida cotidiana y en la economía y también a salvar vidas y ganar la guerra.

Para la reconstrucción inmediata durante el próximo año faltan todavía 5.500 millones de euros, la cantidad demandada por la Agencia para la Reconstrucción de Ucrania en el foro público-privado. Bajo las siglas URC, que ahora significan Conferencia para la Reconstrucción de Ucrania, este foro anual viene atendiendo desde 2017 a la necesidad de una reforma del país, en un formato surgido después del Maidán, para situarlo en condiciones de ingresar en las instituciones europeas. La idea del encuentro de este año ha sido ganar a la vez la paz y la guerra, lo que significa reconstruir el país rápidamente y hacerlo evitando que la arraigada corrupción en la Ucrania anterior al Maidán se reproduzca en el futuro. Ucrania ha lanzado ya una aplicación digital para el seguimiento de los proyectos, de forma que los donantes e inversores puedan controlar en tiempo real el destino de su dinero.

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No será fácil organizar una financiación tan vasta y compleja, que necesitará el impulso político de los gobiernos, avales y préstamos de los bancos internacionales y una amplia participación de capitales privados. Quizás se podrá contar con capitales rusos embargados, pero hay dudas sobre la legalidad y la suficiente celeridad de las expropiaciones, que deberán realizarse con las debidas garantías jurídicas. La reconstrucción puede ser también la oportunidad para situar a la nueva Ucrania en la vanguardia de la economía europea, si está debidamente orientada a la descarbonización y a la digitalización y a una gestión transparente y auditada.

Paralelamente, Ucrania avanza en los criterios para el ingreso en la UE, de los que por ahora solo cumple dos de siete. El volumen del esfuerzo en tecnología, conocimiento e inversiones será un atractivo para los capitales privados cuando la guerra termine. Mientras tanto, la reconstrucción de Ucrania durante y después de la guerra resulta una experiencia inédita en la historia contemporánea de Europa.

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