Promesas irresponsables de Vox
Las ofertas populistas de la ultraderecha para seducir a los ganaderos de Castilla y León no resuelven sus graves problemas
La irrupción por la fuerza de un grupo de ganaderos en la sede de la Junta de Castilla y León en Salamanca el pasado lunes mostró la peor cara del creciente descontento agrícola y ganadero en una región donde el sector representa alrededor de un 9,2% del PIB. El enfrentamiento con las fuerzas de seguridad dejó un manifestante y dos policías heridos, numerosos destrozos en la entrada del edificio, así como un detenido puesto en libertad poco después. Las promesas de Vox en campaña electoral de relajar los controles impuestos por la UE a la ganadería para frenar la expansión de la tuberculosis bovina tras la detección de nuevos brotes están en el origen de esa furibunda reacción. La frustración era la única consecuencia segura cuando la medida flexibilizadora de los controles sanitarios que prometió Vox fuese suspendida por la justicia de forma cautelar y el Gobierno central interviniese después para paralizar los movimientos de animales vivos en la región.
La violencia desatada en la protesta nace de una rabia legítima, pero eso no la hace aceptable en ningún caso. Es comprensible el desánimo que afecta a muchos ganaderos y agricultores, dentro y fuera de Castilla y León, que deben hacer frente a una sucesión de graves problemas encadenados. A las repercusiones económicas que ha provocado la subida de los precios de la energía, los piensos y los fertilizantes, derivada de la guerra en Ucrania, se suman los efectos de la sequía y las medidas de control sanitario que exige la UE. La legislación europea es necesariamente estricta en lo que respecta a la protección de la salud pública, a pesar de que los avances en la erradicación de la enfermedad sean todavía muy lentos. Las inquietudes del sector deben ser escuchadas y en su caso trasladadas a las autoridades europeas para buscar posibles soluciones o ayudas para hacer compatible la actividad de las explotaciones sin descuidar su impacto sanitario. Pero banalizar el posible contagio humano de la bacteria frente a los intereses ganaderos, como hizo el consejero de Vox al decir que se llevaba “muy al extremo la salud pública”, es una huella más de los efectos corrosivos de la gestión nacionalpopulista de las instituciones.
El propósito de la UE de erradicar una bacteria muy contagiosa y que puede afectar a humanos no es el único conflicto que mantiene Vox con un sector al que procura mimar sin demasiado éxito y con promesas irresponsables. El próximo día 15 de junio está convocada una manifestación en Valladolid para protestar por la total ausencia de ayudas desde la Consejería de Agricultura para paliar el daño que sufren las explotaciones por la sequía, así como por lo que consideran un insuficiente apoyo económico desde el ministerio. Más allá de crisis puntuales, algunos de los problemas que afronta el sector agrícola y ganadero no van a desaparecer por sí solos ante la evidencia del cambio climático y su fuerte impacto en el ámbito rural. Los periodos de sequía y los fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más habituales, por lo que conviene abordar los problemas con la perspectiva del largo plazo. Desoír a los expertos de la Junta (contrarios a la flexibilización), como hizo el consejero ultra, y promover falsas soluciones populistas empeora los problemas: las ocurrencias contrarias a la legalidad y la salud pública están entre esas falsas soluciones, y son la mecha que alienta comportamientos totalmente inaceptables.
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