Acoso escolar en elecciones
Los lectores escriben sobre el tema del ‘bullying’, ausente de los programas de los candidatos, la polarización política exacerbada por los medios de comunicación y sobre el paso del tiempo
Me he entretenido en leer las propuestas de los distintos partidos y, curiosamente, todos tienen algo en común: ninguna propuesta para prevenir, frenar y muchísimo menos erradicar la violencia escolar, la violencia infantil y juvenil. Los niños no votan y aquí es donde se ve las ganas de servir. Todos nuestros políticos se llenan la boca con igualdad, feminismo y frases como “tolerancia cero a la violencia de género”, pero es curioso que no hayan pensado que el que maltrata de adulto ha maltratado ya de niño. El niño o niña que hoy pega, insulta, maltrata, humilla es el que mañana pegará, insultará, maltratará y humillará. Y los niños y niñas que miran hacia otro lado, que no defienden, que permiten o que incluso participan con la carcajada y la burla, son los que mañana oirán gritar a sus vecinos, oirán golpes, verán escenas de maltrato en un local de copas, y mirarán hacia otro lado. Uno de cada cuatro niños y niñas en España está sufriendo violencia escolar. ¿Qué piensan nuestros políticos que pasará el día de mañana?
Miren García Arregui. Marcilla (Navarra)
Polarización
Cuando un gran periódico como EL PAÍS pierde la ecuanimidad y se entrega en brazos del partido gobernante es otra gran pérdida para la democracia española. Es precisamente esta polarización extrema la que denuncia el editorial del pasado domingo, en la que ha caído este diario. Por tanto, dada la gran importancia (histórica) de esta publicación, su línea editorial es también culpable y cómplice de la polarización nacional. Si los lectores de diversa ideología viésemos un mínimo de ponderación y crítica medianamente ecuánime al poder político, de ambos lados, quizá pensásemos que todavía queda en España un baluarte del equilibrio democrático, donde la prensa libre hiciese su papel. No deja de ser irrisorio acusar de trumpismo a todo el centro-derecha español, cuando EL PAÍS está cayendo en una foxilización de sus métodos y mensajes. Para terminar, para muchísimos españoles el terrorismo de ETA y sus ejecutores no prescribirán nunca. Habrán podido purgar merecidamente sus penas legales, pero ETA atentó y asesinó directamente para cargarse la democracia española, la primera que este país había podido disfrutar. Les salió mal, pero les pudo salir bien. Y sus crímenes políticos fueron horrorosos. Excluir del juego democrático, no pactando nunca con ellos, con Bildu el partido tutor y heredero de ETA, era lo más higiénico que se podía haber hecho en este país durante esta generación, para enviar el mensaje histórico de que la violencia política y antidemocrática nunca tendrá premio en la sociedad española. No ha sido así; no va a ser así; y este diario lo respalda. Pues amén.
Álvaro Miranda Simavilla. Pamplona
Todo será memoria
Un día te levantas, ziszás, y más de media vida ha pasado ante ti a la velocidad con la que circulaba la brisa marina sobre tu, ahora, extinta cabellera. Un día te echas a caminar y tus piernas han perdido el vigor de cuando eras gacela de Thomson huyendo de guepardo en el juego del escondite. Un día, tomando un café, ves en la mesa de al lado a un amor del verano del 80 y la ternura te hace esbozar una sonrisa interior. Un día tus canas son las canas de los que aún siguen en paralelo contigo en el camino y recuerdas a los que ya no están. Un día haces tuyos los versos de Gabriela Mistral “en costa lejana y en mar de pasión dijimos adioses sin decir adiós”. Un día, algún día, todo será memoria.
F. Javier Santos Pérez. Santiago de Compostela
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.