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ANATOMÍA DE TWITTER
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Santiago Abascal no vota a Vox

Llamarse igual que el líder de la extrema derecha y que tu cuenta de Twitter sea prácticamente idéntica a la del político tiene sus riesgos, sobre todo en esta España nuestra

Manuel Viejo
Santiago Abascal
Santiago Abascal, el pasado domingo en Pamplona.EDUARDO SANZ - EUROPA PRESS (EDUARDO SANZ - EUROPA PRESS)

He hablado con Santiago Abascal por teléfono. Diez minutos, casi 11 si se cuentan los segundos. Fue el viernes a las cinco de la tarde, una conversación cordial, muy tranquila, después de contactar con él por Twitter. Sin medias tintas, me dio su número y respondió de inmediato:

—¿Santiago Abascal?

—Sí, soy yo. ¿Quién es?

Qué cosas. Resulta que dice que compra EL PAÍS todos los días. El mismísimo Santiago Abascal, eh. Poca broma. Santiago Abascal tiene 40 años. Es un ingeniero que vive en Santander y está un poco hasta las narices de Santiago Abascal, del otro, del que no compra EL PAÍS. Bien. Resulta que Abascal —el que no es diputado ni presidente de Vox, esto, perdón por la pesadez, pero conviene aclararlo mucho para evitar confusiones— tiene una cuenta en Twitter con el nombre de @SantiAbascal. Es decir, con su nombre real. Nada de parodia ni de cosas políticas. Es su cuenta verdadera. Se la creó en enero de 2011, dos años antes del nacimiento de Vox y dos meses antes —ojo aquí— de que se la creara también Santiago Abascal, el otro. La cuenta del líder de Vox es @Santi_Abascal. Efectivamente, si para algo se creó el guion bajo fue para este caso. Ni que decir tiene que Santiago Abascal fue más rápido que Santiago Abascal. Hay abascales más espabilados que otros, pero eso es otra historia.

El primer Abascal, el que es ingeniero y de Santander, cuenta ahora mismo con 302 seguidores, muy pocos para ser Santiago Abascal, sí. Pero esto da un poco igual en nuestra querida España —esa España nuestra— porque en Twitter un nombre así tiene muchos riesgos, más aún en periodo electoral. Y más aún cuando el otro Abascal —que cuenta con casi 750.000 seguidores— dice algún disparate —es decir, día sí y día también— y miles de usuarios pasan de contrastar en esta bendita red de paz quién es el verdadero Abascal. Si se llama Santiago Abascal y su cuenta es @SantiAbascal, ¿quién va a ser? Pues uno de Santander. Resultado: el ingeniero Abascal recibe todas las mañanas cientos y cientos y a veces miles de mensajes de usuarios —algunos se acuerdan de su familia, claro, y otros le piden que acabe ya con Pedro Sánchez— porque creen —y con razón— que es Santiago Abascal. Ahora bien, lo mejor es que a Santiago Abascal le sigue también Santiago Abascal. Y viceversa. Pero vayamos por partes.

Abascal ingeniero se toma esto con mucho sentido del humor. Hasta ha contado su historia a La Ruina Show, un programa de humor radiofónico donde gente anónima cuenta sus hazañas. “Mi ruina es mi nombre”, dijo. El viernes, cuando hablé con él por teléfono, decía que cuando llama para reservar a algún restaurante siempre tiene la misma respuesta: “¿A qué nombre?”. Inmediatamente hay dos opciones. O el silencio. O el clásico: “¿No jodas?”. Él mismo.

Hubo una vez, incluso, que hasta el diputado Rafael Hernando, el que fuera portavoz del Congreso por el PP con Mariano Rajoy, le citó en Twitter por error. Error en parte porque sí es Abascal: “Si como dice @SantiAbascal”, escribió, “hay 14 magrebíes detenidos por violar a una joven. La solución no es su expulsión. Deben ser condenados”. Él contestó de inmediato: “Yo no he dicho eso, Rafita”. Tenía razón. No lo había dicho.

Ahí fue cuando Santiago Abascal, el político, le envió un mensaje privado a Santiago Abascal, el ingeniero: “Ánimo tocayo”. A lo que el ingeniero Abascal respondió: “Joder, es que me ha citado tu amigo Rafa Hernando y me están volviendo loco. No te voy a votar, pero me caes bien”. Ay, Abascal, Abascal.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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