¿Habrá pacto? Pues claro que habrá pacto
Yolanda Díaz, con su iniciativa, y Podemos llegarán a un acuerdo, pero, si no miden bien los tiempos, la capacidad de hacer daño de ambas partes será enorme
El pasado mayo hizo su aparición la plataforma política Sumar de la mano de Yolanda Díaz y este 2 de abril hará oficial su candidatura. Desde el principio todo el mundo sabía que crear Sumar suponía salirse de los límites de Podemos, y muy especialmente de los marcados por Pablo Iglesias que la nombró heredera. Una decisión que solo podía acabar con una alianza entre todos los partidos a la izquierda del PSOE y con ella como candidata. Para quién sería más ventajosa la alianza, dependería de la actualidad y, sobre todo, de los resultados electorales de estas municipales y algunas autonómicas.
Que hay que pactar lo saben en Sumar, pero también en Izquierda Unida, Más Madrid, Compromís, Comuns… y claro está, en Podemos. Lo saben y trabajan con esa agenda, porque todo resta o suma, para tener fuerza en la negociación y conseguir estar en los primeros puestos de la lista electoral de la futura coalición para las elecciones generales. Así, desde los distintos partidos unos se llevan las manos a la cabeza y otros aplauden, cuando la candidata de Compromís es imputada por el supuesto encubrimiento del caso de abusos de su exmarido a una menor tutelada; cuando aparece la candidata de Más Madrid disfrutando un bono social eléctrico y térmico; cuando se aprueba una ley defendida desde el Ministerio de Igualdad (uno de los baluartes de Podemos) que consigue, en lugar de proteger a las víctimas de violencia, reducir condenas a más de 700 delincuentes sexuales, o cuando las encuestas aseguran que Yolanda Díaz es la candidata mejor valorada.
Por eso Yolanda, cada vez que le preguntan por pactos sonríe y emplaza la respuesta a un futuro cercano que nunca llega. A nadie se le escapa que la futura candidata de la coalición tiene claro que, en algunas autonomías, el pacto debe hacerse de la mano de los líderes locales de izquierda más valorados, es decir, Comuns en Cataluña, Más Madrid en Madrid y Compromís en la Comunidad Valenciana. Así, mientras los partidos más pequeños aparecen al lado de la que se perfila como la líder en mítines y actos varios esperando ese pacto, mientras Ione Belarra (alejada de ese pacto tácito) insiste, una y otra vez, en conocer el proyecto Sumar y en que trace alianzas inmediatas con Podemos.
Sin embargo, el gran dilema no es que vaya a haber pacto, que lo habrá, nadie quiere darle la batalla a la derecha, es la elaboración de las candidaturas.
La última ocurrencia es el anuncio de primarias, que quizás estaría bien, si lograran aclararnos la letra pequeña. Elaborar una candidatura conjunta supone valorar con cuánto capital electoral se presenta cada uno y, en función de eso, reclamar su presencia y ubicación en las listas. Lo que no parece fácil, porque todos se creen poseedores de un gran capital electoral. El primer dilema es ¿cómo elaborar los censos de esas primarias? ¿Juntan a todos los militantes y simpatizantes en un mismo censo o los dividen por partidos? ¿Se presentan todos los candidatos en una misma lista? ¿Limitamos el número de candidatos por partido?
El segundo, ¿cuándo se afronta esta cuestión? Parece evidente, como he dicho, que Podemos tiene prisa porque el tiempo corre en su contra, en unas semanas perderá capital electoral en las elecciones de mayo, o al menos percepción de ese capital. Mientras que Yolanda Díaz, o sea Sumar, no la tiene porque su imagen gana, independientemente del resultado de esas mismas elecciones.
El tercer dilema atañe directamente al votante. ¿A quién votar? Porque en la previsible coalición liderada por Sumar de diciembre, irán juntos partidos que, en las próximas elecciones locales y autonómicas, son oponentes, lo que dificulta, no hace falta ser adivino, creer ahora en pactos, abrazos, diálogos, sumas... O sea, ¿cómo entender que te pidan el voto en estos comicios, criticando a un partido del que en unos meses acudirás de la mano en las generales? Situación que refuerza la postura de Yolanda de esperarse a pactar pasadas las elecciones locales.
Si Yolanda Díaz consigue (que no parece fácil) esperar al resultado de las municipales para formalizar el pacto con Podemos (las demás alianzas se intuyen mucho más fáciles), parece claro que el margen de negociación que tendrá Belarra será mucho menor que si se empiezan ahora las alianzas. Está claro que cuando más se tarde en pactar más beneficia a Yolanda y más perjudica a Podemos.
Parece evidente que la coalición, o lo que sea, será una realidad, pero la capacidad de hacer daño de cada uno de los miembros, si no miden bien los tiempos, puede ser enorme. Lo que está claro es que ni unos ni otros pueden permitirse no pactar de cara a las generales. No olvidemos que hay otro actor, igual o más interesado en que esa coalición llegue a buen puerto, Pedro Sánchez y el PSOE. Un socialismo que no quiere contar con los nacionalismos para la investidura y espera revalidar un gobierno junto a esta nueva coalición.
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