El francotirador del cine español
Con pocos medios y en una sociedad donde no reinaba el feminismo, la ecología ni la Guerra Civil sino la censura, Eugenio Martín tocó todas las teclas del cine de barrio
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Desde luego hay películas españolas soporíferas, melindrosas, falsamente audaces, catequísticas, etc... pero ni la peor de todas es tan aburrida e irritante como la gala de los Goya. Ni el peor director, ni el espectador más vicioso y sectario (ese que pide cine edificante como quien exige a la música que siempre dé ganas de desfilar), ni los políticos que asisten como expiación de sus pecados, nadie se merece esa tortura lánguida y laaa-aaar-gáaaa. Allí aparece lo peor de cada cual, sin pudor, como en un after de esos tan pecaminosos en los que todo el mundo quiere ser inmoral: la gala es peor porque todos pretenden moralizar. Verbigracia, el director de la película más premiada (que a lo mejor es buena, yo qué sé) exhibía las uñas de colores en solidaridad con el movimiento LGTBI. Ya puede asegurar sin mentir que él ha hecho algo a lo que no se atrevería John Ford. De la ley del solo sí es sí y sus beneficiados no oímos nada. En fin... Al menos estuvo Juliette Binoche. La civilización a la que algunos aún pertenecemos no la salvará ningún regimiento de húsares, como supuso Spengler, sino unas cuantas chicas francesas...
Hace un mes murió a los 97 años Eugenio Martín, francotirador al quién nadie quiso nunca darle un cabezón de esos. Con pocos medios y en una sociedad donde no reinaba el feminismo, la ecología, ni la Guerra Civil, sino la censura, tocó todas las teclas del cine de barrio: oeste (con mucho spaghetti), terror, musical, aventuras... Fue admirado por grandes como Quentin Tarantino, pero seguro que El precio de un hombre gustó a Sergio Leone y Una vela para el diablo a Hitchcock. En su obra maestra, Pánico en el Transiberiano, un alienígena se infiltra en el tren y pasa de un cuerpo a otro. Los protagonistas, Peter Cushing y Cristopher Lee, se preguntan si alguno de ellos será el monstruo: “Nosotros no, somos ingleses”.