_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No es delito

El Papa se ha asegurado de mantener a los gays católicos en su corral, recordándoles que, si bien tienen derecho a estar exentos de que los encarcelen o los aniquilen en la tierra, su fe les tiene preparado un castigo mayor, una condena infinita

El papa Francisco, en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.
El papa Francisco, en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.Giampiero Sposito (Reuters)
Leila Guerriero

A veces, cuando salgo a correr, paso por delante de una parroquia de nombre curioso: Parroquia de Todos los Santos y Todas las Ánimas. Siempre imagino un cónclave de gente preguntándose: “¿Cómo le ponemos?”. “Santa Rita”, dice uno. “No, muy trillado”, dice otro. “¿Sagrado Corazón?”. “No, muy pretencioso”. Hasta que alguien da con el nombre que cubre el inmenso espectro de posibilidades: “Vamos con Todos los Santos y Todas las Ánimas, y quedamos bien con el paraíso completo”. Cuando hace un par de semanas el papa Francisco dijo en una entrevista con Associated Press que “ser homosexual no es un delito, es una condición humana”, la frase subió a la portada de todos los diarios. Pero el hombre agregó, en letra chica: “No es un delito, pero sí es un pecado”. Pensé en la parroquia y en esa manera tan astuta de matar dos pájaros —o más— de un tiro. Las relaciones entre personas del mismo sexo están prohibidas, castigadas con sentencias diversas —meses o años de prisión, castigos corporales, pena de muerte—, en unos sesenta y ocho países. Algunos, no la mayoría, son católicos. La cantidad de católicos en el mundo es de 1.600 millones de personas. Hay que asumir que parte de ellas son gays y que, como creyentes, siguen los lineamientos que dicta su religión. Ahora, en un solo malabar, el jefe de su Iglesia se ha asegurado, mientras se hace pasar por tipo progre —no, ¿cómo les van a dar azotes?, qué barbaridad—, de mantenerlos en su corral, recordándoles —sobre todo a los fieles gays que no viven en países que los criminalicen: la inmensa mayoría— que, si bien tienen derecho a estar exentos de que los encarcelen o los aniquilen en la tierra, su fe les tiene preparado un castigo mayor, una condena infinita: el pecado no termina nunca. Hay que ser inteligente, la verdad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Leila Guerriero
Periodista argentina, su trabajo se publica en diversos medios de América Latina y Europa. Es autora de los libros: 'Los suicidas del fin del mundo', 'Frutos extraños', 'Una historia sencilla', 'Opus Gelber', 'Teoría de la gravedad' y 'La otra guerra', entre otros. Colabora en la Cadena SER. En EL PAÍS escribe columnas, crónicas y perfiles.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_