La policía da la espalda a Bolsonaro
Un sondeo revela que el 81% de los cuerpos de seguridad defiende que deberá respetarse el resultado de las elecciones sea quien sea el vencedor
A pocas semanas de las elecciones presidenciales brasileñas que se disputarán con toda probabilidad entre el presidente, Jair Bolsonaro y el expresidente, Lula da Silva, un sondeo realizado por el Forum Brasileño de Seguridad Pública en todos los Estados del país ha sido un jarro de agua fría para la extrema derecha de corte fascista que apostaba en un golpe militar.
Bolsonaro se jactaba hasta ahora de tener a su lado a las Fuerzas Policiales y a parte del Ejército para dar un golpe si perdía las elecciones. El sondeo que ha alcanzado a todos los cuerpos de policía —civil, federal, penal—, cuerpo de bomberos, policía científica, de transportes y municipal, puede suponer un cambio radical en la incógnita que existía sobre el posible apoyo de las fuerzas policiales a las que el presidente llamaba de “mi ejército”.
El sondeo revela, en efecto, que el 84% de los cuerpos de policía apuesta por la democracia y el 81% defiende que deberá respetarse el resultado de las elecciones sea quien fuere el vencedor. Y eso a pesar de que muchos de esos policías habían votado en Bolsonaro. Como ha comentado el coronel José Vicente da Silva en el diario El Estado de Sao Paolo: “Ese resultado del sondeo sorprende por la intensidad de adhesión de la policía a la legalidad democrática”. Y en efecto dicha adhesión supera incluso a la del país en general que apuesta por la democracia como el mejor sistema de gobierno en un 75%.
Al mismo tiempo de la sorpresa sobre el apoyo de la policía civil y militar a los valores de la democracia empiezan a aparecer señales claras de que tampoco el Ejército está dispuesto a apoyar como se temía a una posible ruptura democrática o a la no aceptación por parte de Bolsonaro del resultado de las urnas. Un botón de muestra es el cambio radical, de una de las figuras más emblemáticas del Gobierno y del Ejército, el general Villas Boas. A él se le achaca la victoria de Bolsonaro en 2018 y el apoyo que le ha dado hasta ahora en el Gobierno al ser un acérrimo enemigo de Lula y que llegó a amenazar al Supremo con una revuelta militar si le impedía que fuera encarcelado. Hoy ha sorprendido al mismo presidente su no adhesión a un posible apoyo del Ejército en caso de una tentativa de ruptura democrática o de no aceptación del resultado electoral.
Los resultados del importante sondeo sobre la posición de la policía frente a un posible golpe militar lo revela también el hecho de que días atrás los integrantes del Consejo Nacional de Comandantes Generales de las policías y del Cuerpo de Bomberos se reunieron con el Presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), el duro ministro Alexandre de Moraes para discutir la seguridad durante las elecciones. Ellos le confirmaron que no existe hipótesis alguna de adhesión de las fuerzas policiales a los arrobos bolsonaristas contra la democracia, ni de alguna hipótesis de rechazar el resultado de las elecciones.
Esa adhesión masiva de las diversas fuerzas policiales a los valores de la democracia y contra cualquier tentativa de golpe militar, no dejará de influenciar el rumbo de la campaña electoral ya que despoja a Bolsonaro de sus fantasías de que podía contar con las fuerzas del orden en su decisión autoritaria si perdiera las elecciones y más contra Lula a quien junto con cualquier tipo de izquierdas considera como al demonio en persona.
Otra de las sorpresas del sondeo es que la gran mayoría de los policías entrevistados en todo el país se han declarado contrarios a la obsesión del presidente de armar a la población con su eslogan de que “el pueblo armado jamás será vencido”. Y de hecho la venta de armas a privados ha aumentado durante este Gobierno en un 420% al mismo tiempo que, paradójicamente se ha recrudecido, sobre todo en las grandes ciudades, la violencia que se está convirtiendo, junto con la crisis económica que afecta gravemente a la mitad de la población, en una de las mayores preocupaciones del país.
La sorpresa del resultado del sondeo sobre las fuerzas policiales representa una oportunidad de los candidatos democráticos al rechazo claro a cualquier tipo de quiebra del sistema que es el sueño de quienes ya se preparaban para impugnar el resultado de las elecciones incluso usando la fuerza militar si Bolsonaro perdiera las elecciones.
Todo ello podría contribuir al sueño de Lula y de los partidos que lo apoyan, a ganar el pleito ya en la primera vuelta lo que reforzaría la tentación de rechazar el resultado electoral. Como le soltaron a Bolsonaro en su cara los diversos candidatos en el primer debate presidencial de ayer domingo, lo que Brasil necesita y con urgencia para salir de la pesadilla a la que se ha visto arrastrado es “otro presidente”.
El lema de quienes temen una ruptura autoritaria es “cualquiera menos Bolsonaro”, que será un grito que resonará durante la dura campaña electoral que acaba de comenzar.
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