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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El futuro de Ucrania

La reconstrucción del país invadido por medio de las confiscaciones de activos rusos en el extranjero deberá ajustarse al Estado de derecho

Agentes de la Guardia Civil custodian el yate 'Tango', presuntamente perteneciente a un oligarca ruso, en Palma de Mallorca el pasado 4 de abril, a petición de un juez de EE UU.
Agentes de la Guardia Civil custodian el yate 'Tango', presuntamente perteneciente a un oligarca ruso, en Palma de Mallorca el pasado 4 de abril, a petición de un juez de EE UU.FRANCISCO UBILLA (AP)
El País

La Unión Europea ha lanzado la propuesta de confiscar los activos rusos en el exterior para financiar la reconstrucción de Ucrania. La iniciativa de Bruselas anima a los Estados a hacer posible el uso de las cuentas bloqueadas del Banco de Rusia en entidades financieras occidentales, con cifras mareantes, en torno a 300.000 millones de euros, además de propiedades hoy congeladas como yates, mansiones o terrenos. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, respaldó de forma decidida el jueves pasado la propuesta surgida de un grupo heterogéneo de eurodiputados socialistas, populares, liberales, verdes e incluso ultraconservadores. Michel fue más allá de la congelación de los activos rusos y apeló a facilitar “la confiscación para que estén disponibles para reconstruir el país”. Tanto la presidenta de la Comisión Europea como el alto representante de la UE, Josep Borrell, se sumaron a la medida. Este último lo hizo aduciendo el ejemplo reciente de Estados Unidos y la decisión de incautar miles de millones de dólares del banco nacional afgano para destinarlos a ayuda humanitaria.

La lenta evolución de la guerra no debe impedir la planificación de un futuro viable para un país demolido en vastas zonas de su territorio. Los misiles y las bombas rusas han destruido ciudades y barrios enteros, han llevado al colapso a la mitad de las empresas y han bloqueado la exportación de cereales desde los puertos ucranios del mar Negro, además de inutilizar de forma sistemática todo tipo de infraestructuras: escuelas, hospitales, estaciones de trenes, teatros, aeropuertos e industrias. Las facturas pendientes que dejará esta guerra no pueden ser evaluadas todavía, pero van a ser inmensas y a múltiples escalas. El PIB de Ucrania se verá mermado entre un 25% y un 35%, según estimaciones del FMI, pero en la previsión del Banco Mundial la reducción será de más de un 45%. El mismo organismo pronostica una pobreza del 20% de su población, cifra que multiplicaría por más de 10 el 1,8% registrado en 2021. Entre un tercio y la mitad de la economía quedará barrida del mapa este año. Los costes de reconstrucción que calculan de forma todavía preliminar prestigiosos economistas vinculados al Centro para la Investigación de Política Económica (CEPR, por sus siglas en inglés) alcanzarían hasta el medio billón de euros.

La responsabilidad directa de esta devastación recae en quien emprendió una invasión militar convertida en guerra de resistencia ucrania gracias al auxilio económico y militar que obtuvo el país de sus aliados occidentales. Coordinación internacional y voluntad política serán los instrumentos necesarios para que el dinero para la reconstrucción encuentre un marco jurídico adecuado. La complejidad será todavía mayor si la medida alcanza también a los bienes congelados en el exterior de los oligarcas cercanos a Putin. En cualquier caso, la UE no debería renunciar a explorar esa y otras medidas para garantizar el futuro de Ucrania bajo las pautas del Estado de derecho.


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