Un ‘luisvui’ para la izquierda
Responder a las ideas de una ministra con un comentario despectivo sobre su estilismo no solo es antidemocrático y machista, también es tendencia
“En la comisión de Igualdad de la ministra Irene Montero aparece a su lado un bolso de Louis Vuitton. Estos son los que venían a la política para luchar contra la casta y acabar con los privilegios de los políticos”. Con este tuit, que se cerraba con un emoji vomitando, denunciaba el tuitero @JuanfraEscudero ante sus 368.000 seguidores la indecencia más clamorosa: un Luisvui de pura raza en los brazos de una mujer de la izquierda radical.
El bueno de Juanfran se define en su perfil como anticomunista y antifeminista. “Desprecio a los pijoprogres y a los cosmopaletos”, añade. Y claro, fue ver el luisvui cerca de una mujer de Unidas Podemos y le dieron ganas de cortarle el asa (al bolso) o las alas (a la mujer). Cómo es posible que siga habiendo gente de izquierdas que se levanta todos los días para ir a trabajar (a la fábrica, al Congreso, a su escritorio, a una empresa, a la universidad, a un restaurante…) y de pronto un día, cuando menos te lo esperas, van y se compran con el dinero de su trabajo lo que les da la real gana. Una casa o un coche, incluso un bolso caro o un iPhone, cualquier cosa que alcancen a pagar con el dinero que reciben a cambio de su trabajo.
Para personas como JuanFran, lo mínimo que podría hacer la ministra Montero para defender las ideas que pregona es ser pobre de solemnidad y si no puede serlo —con un sueldo de ministra va a ser difícil—, esforzarse al menos en parecerlo. Ser de izquierdas y comprarse un luisvui es para hombres como JuanFran tan rastrero como nacer varón y ser feminista, pura incongruencia. Si Irene Montero fuera una política decente, solo llevaría bolsos del Primark al Congreso. Otro debate sería si hay más explotación en un bolso de 20 euros o en una pieza de lujo artesano. O si es más de izquierdas comprarse muchísimos bolsos baratos o uno de gran calidad y usarlo toda una vida.
Pero ¿qué necesidad hay de debates o de ideas? En Twitter desde luego ninguna. Allí ni siquiera hay necesidad de decir la verdad. De hecho, el bolso en cuestión ni siquiera pertenece a Irene Montero. De esto me entero porque lo aclara otro tuitero: “El bolso es de Carmen, Calvo” resuelve @JacarandosoPanda. Y tiene mucha gracia porque Juanfran, además de una gran bandera de España como imagen de perfil, luce una perfecta alopecia en su foto. “La felicidad es una coma bien puesta”, resuelve @PedroVallin para cerrar el debate sobre la propiedad del luisvui.
El bolso es de Carmen, Calvo.
— JacarandosoPanda (@Oriem81) October 20, 2021
Chistes aparte, parece que el bolso era en realidad de Carmen Calvo. Y tiene sentido, porque siendo socialista puede tener acceso a complementos más caros, ideológicamente hablando. Aunque no sé si con el carnet del PSOE te dejarán pagar en Louis Vuitton, como mucho en Bimba y Lola, creo yo. ¿En serio está cayendo tan bajo el debate social? Responder a las ideas de una señora ministra —de cualquier ideología— que acude a una Comisión de Igualdad con un comentario despectivo sobre su estilismo o aspecto físico no solo es antidemocrático y machista, también es tendencia. Cada día es más evidente que el algoritmo de Twitter premia discursos sexistas y populistas. El pobre pajarito azul vive preso en una jaula demagógica y cada día es más difícil verlo volar. Dan ganas de cerrar su jaula con llave y dejar los discursos de odio ahí dentro.
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