Parteaguas trasatlánticos en el combate al antisemitismo global
Es menester que tanto Europa como América Latina estén preparadas adecuadamente para hacer frente al antisemitismo en forma efectiva
Las últimas semanas no han estado exentas de una vorágine de acontecimientos a nivel global que hacen sumamente complicado sortear su peso específico, su impacto real en la trayectoria humana. Dos de ellos, que se suscitaron trasatlánticamente y en forma simultánea, indiscutiblemente tienen dimensiones históricas en el combate contra el flagelo milenario del antisemitismo y por ende en el fortalecimiento de sociedades democráticas e inclusivas.
La Unión Europea dio a conocer su primera Estrategia para Combatir el Antisemitismo y Promover la Vida Judía que subraya el rol de liderazgo de dicho organismo en la lucha frontal y mundial en contra de esta patología social. Su meta principal es alcanzar “una Unión Europea exenta de antisemitismo”, previniendo y confrontando sus distintas manifestaciones ya sea de la extrema derecha, la izquierda radical, o grupos islamistas. Identifica el antisemitismo relacionado con el Estado de Israel, principalmente en los medios sociales, como el problema más agudo al que se deben enfrentar los judíos en Europa hoy en día. Busca la protección y fomento de vida judía a través de la educación, la investigación y la rememoración del Holocausto, especialmente entre las nuevas generaciones que están desconectados de este crimen de lesa humanidad, ya que como bien indica “Europa solo puedo prosperar cuando sus comunidades judías también prosperen.”
Dicha estrategia enfatiza la necesidad de una respuesta multidimensional debido a la complejidad del problema. Entre las recomendaciones a estados miembros se encuentran la adopción de la definición de Antisemitismo del International Holocaust Remembrance Alliance (IHRA), el desarrollo de planes de acción nacionales y el nombramiento de coordinadores especiales para el combate contra el antisemitismo como ya existe en países como Alemania, Austria, Francia y en la propia Unión Europea, además de la canalización de fondos para la protección física de las comunidades judías que han sufrido docenas de ataques violentos tanto personales como institucionales en las ultima décadas.
El segundo desarrollo histórico que se suscitó del otro lado del Atlántico no fue menor: el nombramiento del reconocido abogado constitucionalista brasileiro Fernando Lottenberg como el Primer Comisionado para el Monitoreo y Combate contra el Antisemitismo en América Latina de la OEA por Luis Almagro, Secretario General del organismo multilateral más importante del Hemisferio Occidental.
Como ya lo mencionamos, el crecimiento meteórico del antisemitismo, no solo en Europa sino alrededor del mundo, ha conducido a que en distintas sociedades se establezca la figura de Comisionado para el Monitoreo y Combate del Antisemitismo. En este continente, Canadá y Estados Unidos ya cuentan con un Comisionado. En Estados Unidos, incluso, ha sido elevado al rango de Embajador, lo cual subraya la gran preocupación por el impacto creciente de este fenómeno que se ha manifestado recientemente en la retórica conspiratoria y negacionista de grupos supremacistas blancos, declarados terroristas domésticos, y por los embates de la izquierda dura que busca deslegitimar y demonizar todo lo relacionado con el Estado de Israel.
El hecho de que América Latina no haya estado o esté exenta de esta patología social fue reconocido por el propio Secretario General Almagro quien en 2019 adoptó públicamente la Definición Practica de Antisemitismo en el Foro Global del Comité Judío Americano en Washington, urgiendo a todos los países del hemisferio a sumarse. Más de una treintena de países en Europa y América Latina han adoptado la Definición incluyendo a la propia España, Argentina, Uruguay y Guatemala.
A pesar de que hasta el momento afortunadamente el antisemitismo en América Latina no ha adquirido el cariz violento de Estados Unidos o Europa, es menester recordar que ha habido capítulos antisemitas de gran envergadura. Tal fue el caso del atentado terrorista contra AMIA en 1994, el peor ataque antisemita hasta ese momento desde la Segunda Guerra Mundial, el uso del antisemitismo como arma política en la Venezuela Bolivariana y los cuestionamientos hoy por hoy por parte de líderes palestinos de Chile de la legitimidad, no solo de Israel, sino de la propia comunidad judía chilena. A estas iniciativas egregias, se suman prejuicios de larga data que abarcan todo el espectro ideológico y que se manifiestan, sutil o no tan sutilmente, en las redes sociales o en momentos de crisis como lo es actualmente la pandemia de COVID. Todo ello no hace peligrar únicamente a los cerca de medio millón de judíos de la región sino a las mismas sociedades a las que pertenecen.
El antisemitismo ciertamente no es el único prejuicio existente en nuestras sociedades latinoamericanas. Pero históricamente es el más antiguo. Su presencia global a lo largo de más de dos milenios ha mostrado fehacientemente que a donde se encuentra instalado peligran las prácticas democráticas y la convivencia y se sientan las bases para ataques en contra de otras minorías. Representa una amenaza patente a los principios humanistas de inclusión, respeto a la diversidad y paz social que abanderan la mayoría de las sociedades latinoamericanas. Y el Holocausto es contundente y terrorífica evidencia de hasta dónde puede llegar su legitimación e institucionalización.
El Secretario Almagro ha tenido la visión, la claridad y el coraje moral para expresar, sin tapujo alguno, que el antisemitismo es un problema no solo de los judíos sino de todas las sociedades a las que pertenecen. Entre sus funciones, el Comisionado promoverá la adopción e implementación, por parte de todos los países de la región, de la Definición Practica de Antisemitismo de la IHRA. Concebirá e implementará medidas para fomentar el conocimiento de las formas y manifestaciones pasadas y presentes de antisemitismo y el peligro patente que representan para toda sociedad que se precia de democrática. Fungirá como enlace con las comunidades judías de la región, así como con organismos gubernamentales y de la sociedad civil en cada país abocados a enfrentar este flagelo. Y promoverá y prestará apoyo a iniciativas y/o programas nacionales y regionales antidiscriminatorios que incorporen este tema.
El antisemitismo, como hemos visto a lo largo de los siglos, nunca desaparece. Se mantiene en remisión. Rebrota y se nutre de nuevas formas de acuerdo a las circunstancias del momento. Es menester que tanto Europa como América Latina estén preparadas adecuadamente para hacerle frente en forma efectiva. Es por ello que todos debemos de celebrar estos dos parteaguas trasatlánticos.
Dina Siegel Vann, originaria de la Cd. de México, es Directora del Instituto Arthur y Rochelle Belfer para Asuntos Latinos y Latinoamericanos del Comité Judío Americano basado en Washington, D.C.
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