Se recomienda consumir menos carne

Recuerdo decir a un tío mío, médico que practicó el vegetarianismo desde los 25 hasta los 96 años, que la carne es un alimento poco recomendable. Hoy, y por distintos motivos, dietistas, sanitarios y expertos en medio ambiente coinciden en aconsejar un consumo moderado de carne. Basta que esa recomendación la haya hecho un ministerio para que salte el escándalo. Distintos ministerios de diferentes gobiernos han hecho campaña contra otros productos. Pues ahora, y salvando todas las distancias, estamos en algo parecido. Para los productores de carne, lo ideal sería que todo el mundo la consumiera, y cuanto más, mejor, pero a la luz de lo que hoy se sabe parece que lo más recomendable es una presencia sobria de esta proteína en la dieta humana. ¿Qué hay de malo en decirlo? Por otra parte, una recomendación no obliga a nadie.

Armando Alfonso. Santa Cruz de Tenerife

Estado de alarma y Constitución

El señor García Roca, en su artículo publicado el lunes en este periódico sobre la Constitucionalidad de la alarma, me alude personalmente diciendo que “no es cierto” lo sostenido por mí en este mismo medio la semana pasada. Lo que “no es cierto” es lo que me atribuye, pues de la lectura atenta de mi artículo no cabe deducir de ninguna manera que yo haya sostenido que la “alarma habilitaba para la suspensión de derechos”. Al contrario, si esa frase se contextualiza, como debe hacerse, lo que allí sostuve, con toda claridad, es que la alarma no permite la suspensión de derechos, y por ello, por haberlos suspendido, aquella alarma incurrió, a mi juicio, en inconstitucionalidad. Pero no replico solo por esto, sino por una razón de mayor entidad, referida a ciertas ideas que Javier García Roca utiliza para defender la constitucionalidad de lo actuado, con las que considero un deber intelectual mostrar mi respetuoso desacuerdo. Frente a lo que él expone, entiendo que no es la Constitución la que ha de interpretarse de conformidad con la ley orgánica, sino esta de conformidad con la Constitución; que el principio de proporcionalidad sirve para limitar derechos, no para suspenderlos; que el carácter político del Parlamento democrático no le hace inmune al control jurisdiccional, y que la última palabra sobre la constitucionalidad de una norma con fuerza de ley no la tiene la mayoría del Congreso, sino el Tribunal Constitucional.

Manuel Aragón.

Por un uso racional de la mascarilla

Con las vacaciones aumentan los contagios. Un patrón repetido, tanto como las voces clamando por el uso indiscriminado de mascarillas para prevenirlos. No obstante, ya parece obvio que los contagios no se originan de forma significativa mientras transitamos sin mascarilla por las calles —menos aún fuera de las ciudades—, sino en espacios de reducida ventilación y en las reuniones humanas en estrecho contacto. Es aquí donde las mascarillas son útiles; obligar a usarlas en otras circunstancias va contra la evidencia científica y aun contra la racionalidad. Las indicaciones del Ministerio de Sanidad son muy sensatas. Bastaría cumplirlas para mejorar la situación.

Enrique Murgui. Valencia

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