Las consecuencias del 4-M

Mañana saldremos de dudas. Los madrileños decidirán con su voto quién les gobernará hasta que se convoquen unas nuevas elecciones en 2023. No es el momento de insistir sobre la irresponsabilidad de un adelanto electoral nunca debidamente justificado. La cuestión a un día de conocer los resultados que determinarán quién va a gobernar Madrid pasa por preguntarse qué consecuencias arrojan los votos que se depositen en las urnas. La respuesta, a mi juicio, varía en función de si gana el bloque de la izquierda o el de la derecha.

Efectivamente, si mañana los resultados dan la victoria a la izquierda (PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos), y la suma de escaños en el orden descrito les permite elegir presidente, Madrid tendrá un Gobierno progresista muchos años después de que unos tránsfugas dieran al PP lo que los votos habían otorgado entonces al PSOE. Un escenario como el descrito pondría fin al liberalismo que ha comprometido de manera significativa los servicios públicos en Madrid, a la par que perdería fuerza este nuevo populismo castizo que tanta atención ha suscitado. Todo ello para dar paso a un Ejecutivo autonómico centrado en la urgencia que impone la gestión de las consecuencias de la pandemia, sin hacer de la confrontación política permanente con el Gobierno de la nación el principal eje de su acción.

Pero, ¿qué pasará si gana Isabel Díaz Ayuso? Todo dependerá lógicamente de si los resultados dejan fuera de la Asamblea a Ciudadanos, así como de la representación que Vox sea capaz de mantener. Más allá de las precisiones que exigiría contar con todos los matices apuntados, es posible afirmar que la victoria de Díaz Ayuso mantendrá la política liberal en similares términos a los ya conocidos y, lo que resulta más interesante, su victoria tendrá consecuencias directas muy significativas para la política nacional y también para la vida orgánica de su propio partido. Si la candidata del PP gana y gobierna (sola o con Vox) su liderazgo se reforzará hasta el extremo de poder comprometer el de Pablo Casado. El actual presidente del PP ya sabe que Díaz Ayuso reclamará el control orgánico del Partido Popular de Madrid y, desde ahí, nada le impedirá activar un plan más ambicioso que quizás le permita —con el permiso de otros liderazgos más tranquilos— disputar unas elecciones nacionales. Antes de que todo eso ocurra, Pablo Casado sufrirá a diario las consecuencias de un hiperliderazgo a la madrileña consistente, como bien señala quien lo práctica, en hacer lo que en cada momento le dé la gana, sin más disciplina que la que le autoimponga el equipo encargado de manejar su agenda.

Pero… ¿será Pablo Casado el único que pague las consecuencias de una victoria del PP en Madrid? Volvamos la vista atrás ¿recuerdan aquella foto en la que aparecía Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso rodeados de banderas tras una reunión en la sede del Gobierno regional? Los resultados de mañana también podrían hacer de esta imagen una foto con más futuro que pasado.