Insensatos
El linchamiento de Javier Cercas lo hemos hecho posible los españoles. Somos nosotros, además de los fanáticos de TV-3, quienes lo hemos calumniado y buscado su destrucción
Por fortuna, todo el periodismo, incluso el más mercenario o sumiso, ha defendido a Javier Cercas. Tengo para mí que no le hacía falta. Sabe defenderse solo. Sin embargo, la unanimidad ha venido al pelo para poner de manifiesto algunos detalles.
El más abyecto es que el lugar donde se perpetró la calumnia contra el escritor fue la televisión pública catalana, un organismo que pagamos todos los españoles por medio de las transferencias a la Generalitat. El linchamiento de Cercas lo hemos hecho posible los españoles. Somos nosotros, además de los fanáticos de TV-3, quienes lo hemos calumniado y buscado su destrucción.
El segundo detalle es que esta vileza ha puesto de manifiesto el fondo oculto de los nacionalistas catalanes. Sabemos que son los continuadores del carlismo ochocentista, pero en su puesta al día han asimilado los procedimientos mendaces y criminógenos del franquismo. El fondo fascistoide de buena parte del supremacismo catalán ha destacado de tal manera que ya ningún equidistante o alma bella puede seguir equiparando el separatismo totalitario catalán con la democracia española.
Y el tercero y no menos esclarecedor es que los escuadrones del veneno, el odio y la calumnia son socios de los partidos que se llaman a sí mismos “de izquierdas” o “progresistas”. El profesor Félix Ovejero ha escrito un libro luminoso sobre lo que él bautizó como “la izquierda reaccionaria”. En este oxímoron está contenido todo el fracaso de la izquierda española, la que colabora con una derecha (la de siempre en Cataluña y País Vasco) cada vez más proclive al totalitarismo. Puede que algún separatista de los que apoyan a Sánchez vaya de buena fe, pero la mayoría sólo sigue sus instintos más arcaicos. Y se los financiamos.
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