_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Myanmar, la nación truncada

Tras el enfrentamiento entre las movilizaciones populares y la represión militar, sin una solución a los problemas estructurales que acabe con más de 60 años de guerra el futuro birmano seguirá siendo incierto

Eva Borreguero
Myanmar
Protestas ayer en Myanmar contra el golpe de Estado.DPA vía Europa Press (Europa Press)

El pasado golpe militar en Myanmar, la antigua Birmania, ha puesto de relieve un nuevo pulso entre la democracia y sus enemigos, encarnados respectivamente en las figuras de Aung San Suu Kyi y el general Min Aung Hlaing. Para los países con intereses locales lo ocurrido plantea una disyuntiva compleja: ¿Apoyar el resultado electoral y antagonizar con la junta? ¿Aceptar la imposición de la fuerza y alienar a la sociedad civil?

La geografía juega un gran papel. Myanmar forma una intersección geográfica donde se encuentran las ambiciones estratégicas de China y la India. Su territorio es susceptible de proporcionar una salida marítima a China que engarce con el sistema de comunicaciones del Indo-Pacífico. Motivo por el cual Pekín ha buscado establecer una relación de cooperación y vasallaje con la creación del Corredor Económico China-Myanmar. Para la India, que mantiene disputas fronterizas con la potencia asiática, su presencia en su patio trasero supone una amenaza acechante. La existencia de importantes reservas de gas ha elevado la apuesta regional con la construcción de sendos gasoductos. Ambos países priorizan fortalecer sus vínculos con Myanmar.

El prestigioso historiador Thant Myint en The Hidden History of Burma, desaprueba reducir la cuestión a un enfrentamiento entre “junta militar” y “democracia”. Piensa que este enfoque responde a un sesgo occidental en su anhelo de atestiguar una progresión liberal del mundo, cuando en realidad el golpe sería más síntoma que causa. El problema de fondo, constante desde la formación del país, es el de una identidad nacional no resuelta, que hunde sus raíces tanto en la historia colonial como en las permanentes reivindicaciones de las minorías, que en el pasado sirvieron de aliciente a las intervenciones militares.

Los británicos, fieles al principio de “divide y vencerás”, asentaron un orden jerárquico de corte racial que enfrentaba a las minorías étnicas con la mayoría bamar, plataforma del nacionalismo mayoritario. Con la independencia, la puesta en marcha del Estado-nación requería de un consenso. En 1947 estuvo a punto de lograrlo Aung San, padre de La Dama, con el Acuerdo de Panglong, pero su asesinato y el interminable gobierno militar del Tatmadaw truncaron el proceso y asolaron el país. La llegada de la democracia con Suu Kyi no estuvo a la altura de las expectativas al amparar la limpieza étnica de los rohingya.

China necesita un Myanmar estable para poder desarrollar sus intereses. Y la India y EE UU, una buena relación con las autoridades birmanas, preferiblemente democráticas, para contrarrestar a China. Tras el enfrentamiento entre las movilizaciones populares y la represión militar, sin una solución a los problemas estructurales que acabe con más de 60 años de guerra el futuro birmano seguirá siendo incierto.

@evabor3

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Eva Borreguero
Es profesora de Ciencia Política en la UCM, especializada en Asia Meridional. Ha sido Fulbright Scholar en la Universidad de Georgetown y Directora de Programas Educativos en Casa Asia (2007-2011). Autora de 'Hindú. Nacionalismo religioso y política en la India contemporánea'. Colabora y escribe artículos de opinión en EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_