Comparación odiosa...mente oportuna
Trump va al basurero de la historia con su infame traca final; pero hay que mirar más allá. O se entiende eso, o difícilmente se entenderá nada
Parece absurdo equiparar la invasión del Capitolio al Rodea el Congreso de 2012. Aquella iniciativa surgió en modo Ocupa el Congreso, cuando ocupar era uno de los fetiches retóricos del 15-M, después de Occupy Wall Street en otoño de 2011, pero un buen dispositivo policial y algunos tipos penales rebajaron las expectativas. Lo demás queda para la Historia Virtual, rama bastarda de la Historia que explora lo que podía haber ocurrido en lugar de lo que ocurrió. Pero los hechos de Estados Unidos, alentados desde el poder, son de extrema gravedad porque alertan de debilidades crecientes en la democracia liberal; y eso no se limita al Mall de Washington. De ahí que se hagan lecturas locales y globales por el acoso creciente a la legitimidad de las instituciones democráticas. Y quien veta la comparación, sosteniendo que toda comparación es odiosa, sin duda teme que sea odiosa...mente reveladora.
Hay que dar respuestas contundentes a quienes desafían la democracia. ¿Quién no se emocionaría con Alexandria Ocasio-Cortez diciendo “Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de derecho y han socavado la armonía y la convivencia (…) Han pretendido quebrar la unidad y la soberanía nacional, el derecho de todos los americanos a decidir democráticamente su vida en común” (…) Vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley (…) Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante, porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos; porque nuestros principios democráticos son fuertes; y lo son porque están basados en el deseo de millones y millones de ciudadanos de convivir en paz y en libertad”? Claro que son palabras de Felipe VI dos días después del 1-O sedicioso en Cataluña contra el orden constitucional; a algunos les escuece verse reflejados en ese espejo tan pre-trumpista, ahora descarnadamente a la vista.
Muchos se equivocan al aferrarse a la clave izquierda vs. derecha. Como sostiene Fernando Vallespín, debería hacerse en clave democracia liberal vs. democracia populista. Esto no remite a Vox o Podemos con sus alertas anti-el-otro, sino de ambos frente a la democracia liberal, como cualquier tentación populista o nacionalpopulista, de Ayuso a Rufián, de Colau a Revilla. Es poco probable que el populismo de uno u otro extremo saque alguna lección; y tanto menos el independentismo catalán, cuyos voceros, dispuestos a repetir el 1-O, reclaman rechazo unánime contra los sediciosos trumpistas y a la vez el indulto a los sediciosos indepes. ¿Cómo van a reprochar a Trump sus hechos alternativos quienes han convertido en hechos alternativos todo desde 1713 hasta ahora con una suerte de Make Catalonia Great Again? Trump va al basurero de la Historia con su infame traca final; pero hay que mirar más allá. O se entiende eso, o difícilmente se entenderá nada.
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