Reinas y reyes

Parecen siglos, pero solo hace 12 años que, tal día como ayer, fiesta de Reyes, Carme Chacón, ministra socialista de Defensa, escandalizara a los puristas yendo a la Pascua Militar vestida con un esmoquin de Purificación García. Era la primera vez que una mujer se dirigía al Rey como máxima responsable civil del Ejército, pero todas las crónicas del acto titularon por los santos pantalones de la ministra osando desafiar el protocolo, que exigía chaqué a los caballeros y falda larga a las damas. La propia Chacón se quejó del machismo de que se pusiera el foco en la forma y no en el fondo. Visto con perspectiva, sospecho que sabía que lo único histórico de la jornada sería su atuendo. De su discurso no se acuerda nadie, pero su foto, orgullosa jefaza entre uniformados, sigue siendo uno de esos iconos del cambio social en España que no salen en el BOE.

Desde entonces, otras ministras, de Dolores de Cospedal en su día a Margarita Robles ayer mismo, han acudido a la Pascua castrense y le han soltado su discurso al Rey vestidas como les ha dado la real gana. Que las mujeres lleven los pantalones en cualquier ámbito ya no es noticia. Y no lo es desde que la primera se atrevió a ponérselos. Hoy da entre gloria y pena ver aquellas fotos. Chacón murió en abril hará cuatro años. Su jefe de Estado Mayor, el general Julio Rodríguez, dejó el ejército por la política en Podemos y, por ello, forma hipotética parte de los “26 millones de hijos de puta” que “habría que empezar a fusilar” en opinión de un exgeneral en un chat de militares retirados. Y el Rey real de aquel día de Reyes Magos luce hoy viejo y renqueante apoyado en dos escoltas abordando un yate ajeno en su escondite del Golfo. El martes cumplió 83 años. Cada día que pasa es uno menos que le resta a Juan Carlos I para ponerse los pantalones, aclarar sus sombras e intentar que esa no sea la última imagen que deje a su exreino.