El ministro Illa en el mundo de Epi y Blas
En tiempos de crispación, mediocridad y sectarismo, es de justicia decirlo. La discreta historia de Salvador Illa es la de un estilo correcto y humano que conforma lo único que merece permanecer de todo lo que hemos visto


Programados para criticar, o para ejercer la crítica, cuesta desentumecer las manos para aplaudir. Pero son tan pocas las ocasiones que tenemos para hacerlo y tan escasa nuestra generosidad que, en ocasiones como hoy, es de justicia. No hablo solo de la vacuna, fabuloso resultado de una aproximación a la ciencia como esfuerzo colectivo en el que el sentido visionario de una bioquímica húngara o de dos alemanes de origen turco se ha conjugado con el músculo de grandes farmacéuticas y el dinero bien empleado. Buenísima lección para los enemigos de la inmigración, por cierto.
Hablamos de un ministro y de un estilo. Este es el contexto: en el universo en que habitamos, el 8-M es malo y el concierto de Raphael es bueno. El mundo es binario: Epi y Blas, cerca y lejos, blanco y negro, Fernando Simón héroe o villano. El inicio de la vacunación muestra el “afán recentralizador” del Gobierno para Laura Borràs, pero sin embargo es materia de comunidades autónomas, según el PP, que los miércoles quiere perfil bajo del Gobierno mientras los jueves, alto. Madrid es dinamismo económico, pero al mismo tiempo quiere más vacunas como si su población estuviera envejecida como la de Castilla-La Mancha o la de León. O el PP acusa al Gobierno de propaganda vacunal mientras su líder desfiló ostentosamente por el hospital Zendal en su falsa inauguración. ¿Recuerdan los aeropuertos sin aviones? Epi y Blas.
Y ahí estamos. Cualquier día les veremos discutir por si hay que poner la vacuna por la mañana o por la tarde, en el brazo derecho o el izquierdo.
En ese contexto, hay un ministro que sabe no entrar al trapo, que no se cuelga medallas, que no suele arrojar datos a la cara de nadie, que pide disculpas, que responde con humildad y sin confrontación. Ha cometido errores, como no podía ser de otra manera en un tsunami, pero los ha reconocido y ha mantenido el pulso ante comunidades rebeldes que han aprovechado para su particular procés, como Madrid. En tiempos de crispación, mediocridad y sectarismo, es de justicia decirlo. La discreta historia de Salvador Illa es la de un estilo correcto y humano que conforma, junto con la vacuna, lo único que merece permanecer de todo lo que hemos visto. Y sin su cara en las camisetas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Más información
Archivado En
Últimas noticias
En 2025 hubo muchas buenas noticias y, aunque a veces no lo parece, caminamos hacia un mundo mejor
Seis datos que muestran cómo ha cambiado el empleo en España cuatro años después de la reforma laboral
Miniguía para seguir las Campanadas 2025 y no liarte un año más con los cuartos
‘Stranger Things’ llega a su fin tras casi una década marcando a toda una generación
Lo más visto
- La Audiencia Nacional avala la decisión de Robles de retirar el nombre de Franco a una bandera de la Legión
- La auditoría de los pagos del PSOE descarta la financiación irregular, pero cuestiona gastos reembolsados a Ábalos
- Villamanín se instala en el limbo tras la crisis de la lotería y a la espera de acordar qué hacer con el Gordo: de momento, no hay denuncias
- Bukele dice que le gustaría seguir gobernando en El Salvador “10 años más”
- Los ‘tickets’ que Ábalos pasó al PSOE: una comida para nueve en Navidad, “un menú” de 332 euros y cenas en distintos sitios a la misma hora






























































