¡Qué escándalo, aquí se juega!
Cuando mañana se voten en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado el filoterrorismo estará representado por cerca de 190 diputados de amplio espectro
Cuando mañana se voten en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado el filoterrorismo estará representado por cerca de 190 diputados de amplio espectro. Abarca desde la derecha templada de PNV y PDeCAT a toda la izquierda estatal y prácticamente la autonómica. Y unos 12 millones de españoles tendrán que vivir con el estigma de haber votado a cuatro estúpidos que van a acabar con la historia de España, según Isabel Díaz Ayuso. Es difícil imaginar cómo habría que calificar, utilizando esos parámetros, el pacto de Aznar con Pujol en 1996 para suprimir el servicio militar obligatorio en España, la desaparición de los gobernadores civiles, la cesión del 30% del IRPF a las comunidades autónomas, o el traspaso de las competencias de tráfico a Cataluña. Un pacto bilateral con un partido nacionalista y con consecuencias para todos los españoles. Aznar tenía 156 escaños y necesitaba los 18 de CiU para meterse en La Moncloa. Y para redondear la historia, dos de los muñidores de aquel pacto, Jordi Pujol y Rodrigo Rato, ocupan hoy más páginas de tribunales que de política o economía.
Pelillos a la mar. Ciento y pico Capitanes Renault seguirán gritando mañana en el Congreso: “¡Qué escándalo, qué escándalo, he descubierto que en este local se juega!”.
La sinfonía frentista que se interpreta en el Parlamento no solo facilita que el Gobierno no rinda cuentas concretas de gestión y pactos. Ahorra también explicaciones a los nuevos actores de la estabilidad parlamentaria del Ejecutivo, amparados en el miedo genérico a la derecha. Si acercarse a Bildu y Esquerra es anatema, para qué averiguar hasta dónde llega el cambio de posición de esos partidos y, por tanto, de todo el tablero político español.
Para qué preguntarle a Bildu cómo compatibiliza su participación activa en los Presupuestos de la reconstrucción de España con los homenajes públicos a los etarras que provocaron un enorme e inútil dolor a los españoles. O cuándo escucharemos de todo Bildu algo tan explícito como el perdón que Jon Iñarritu le pidió al diputado de Vox a quien la banda terrorista le asesinó un hijo.
Para qué averiguar si la implicación de Esquerra y el PDeCAT en la estabilidad de España significa que, si de ellos depende, nunca más se repetirá una ruptura unilateral de las reglas comunes y de los derechos políticos de la mitad de los catalanes.
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