‘Ok, boomers’
Adriana Lastra me ha recordado, con sus declaraciones sobre el sí de Bildu a los Presupuestos, a esos hijos adolescentes que te miran por encima del hombro como perdonándote la existencia
Lo sabe cualquiera que tenga hijos lo suficientemente crecidos como para que te miren por encima del hombro, aunque les saques la cabeza. Hay una fase que comienza en la preadolescencia y ya te diré cuándo acaba porque aún ando en ella, en la que, digas lo que digas, la carne de tu carne tiende a quedársete mirando como perdonándote la existencia que les diste un día y fueras boba de baba. Ya está la vieja con sus batallitas del siglo XX, qué sabrá ella de la vida moderna, les oyes pensar bajo esos flequillazos que has alimentado a base de actimeles y danoninos. Nada nuevo bajo el agujero de la capa de ozono. Descubrir el Mediterráneo, o creer haberlo descubierto para comprobar que era una charca son hazañas que creen haber logrado todas las generaciones que en el mundo han sido. La novedad, si hay alguna, es que ahora te lo restriegan por el hocico sin más respeto a tus canas que el que tú misma les demuestras tiñéndotelas. “Ok, boomer”, te despachan cuando intentas enmendarles algo, y te quedas que no sabes si darles un guantazo o un beso, porque, en el fondo, sabes que les dijiste lo mismo a tus padres, aunque fuera por lo bajinis, y aún te duelen las ancas de lo dolorosas que pueden ser las caídas de según qué burros.
Algo así se me representó el otro día cuando oí a Adriana Lastra, 41 años de lactancia socialista, decir que ella escucha la opinión de sus mayores sobre el sí de Bildu a los Presupuestos, pero que quienes ahora mandan en el PSOE son de otra generación y que este es su momento, esto es Vodafone. “Ok, boomers”, le faltó a la astur bufarles a las vacas sagradas de cuyas ubres mamó hasta destetarse. Nada nuevo, vale. Matar al padre, a la madre, a los barones dandis y a los jarrones chinos es ley de vida en familias y partidos. Pero, en este asunto me da que muchos votantes socialistas son boomers de todas las quintas y luego vendrán los madre mía.
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