_
_
_
_
ELECCIONES ESTADOS UNIDOS 2020
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La estrategia de la pataleta

Las decisiones de Trump pertenecen al repertorio de la venganza y del berrinche. Destacados politólogos han expresado su temor a una azarosa prolongación del litigio sobre la elección presidencial hasta el mismo 20 de enero

Lluís Bassets
El presidente de EE UU, Donald Trump, en la Casa Blanca.
El presidente de EE UU, Donald Trump, en la Casa Blanca.Evan Vucci (AP)

Los últimos días son los más peligrosos. En las diez semanas que le quedan a Trump en la Casa Blanca, con los poderes presidenciales íntegros en sus manos, puede producir más destrozos que en los cuatro años de su desastroso mandato. Es la última pataleta del presidente de las pataletas. Jamás admitirá la derrota. No entra en su cabeza que pueda ser un perdedor, concepto que en su vocabulario es una humillación, un insulto.

La rabieta de un presidente derrotado no es una cuestión de formas. A pesar de que los márgenes para recuentos y recursos se hayan estrechado hasta el límite, no ha querido felicitar al vencedor ni aceptar luego en público la derrota, el gesto obligado con el que el candidato vencido garantiza la imagen de calidad y de juego limpio de una democracia. Al contrario, ha situado al país que preside en la ominosa lista de los que no son capaces de realizar unas elecciones en condiciones de libertad y con garantías.

Trump no está facilitando tampoco la transición presidencial, ni proporcionará al vencedor la información reservada a la que tienen acceso los presidentes, tal como han hecho todos sus antecesores. Hay inquietud en las agencias de inteligencia, especialmente en la CIA y el FBI, ante la eventual revelación de secretos por parte de Trump durante este arriesgado interregno. También la hay en el Pentágono por la fulminante destitución del secretario de Defensa, Mark Esper, que se opuso a la utilización de las tropas para reprimir las manifestaciones antirracistas y rechazó el uso de la legislación contra las insurrecciones.

Las decisiones de Trump pertenecen al repertorio de la venganza y del berrinche, pero entre los militares hay el temor a que también respondan a una estrategia para resistirse a desalojar la Casa Blanca o tomar decisiones militares de calado, como retirar tropas de Oriente Próximo o incluso de Europa. Destacados politólogos han expresado su temor a una azarosa prolongación del litigio sobre la elección presidencial hasta el mismo 20 de enero, gracias a la disputa judicial sobre la certificación y el sentido del voto de los delegados salidos de las elecciones.

La lentitud y el desorden en esta transición abren oportunidades a la desestabilización y la inseguridad, en casa y en el exterior. La rapidez de la transición y la lealtad entre los equipos que se relevan son siempre una garantía, que puede cifrarse en vidas humanas, especialmente en mitad de una pandemia y en un momento sensible ante las amenazas terroristas y la conflictividad internacional.

Un 70% del electorado republicano está convencido de que las elecciones no han sido libres ni limpias. Es el primer éxito propagandístico de Trump después del 3 de noviembre. Su estrategia de la pataleta quiere comprometer al partido republicano en una oposición sin concesiones, que no reconozca el resultado electoral y declare ilegítimo a Joe Biden, con la esperanza de que el apellido Trump sitúe de nuevo a Estados Unidos primero en 2024.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_