Bélgica: un contribuyente neto... y beneficiario
La Reserva de Ajuste de 5.000 millones para compensar el Brexit ha beneficiado a este país
¡Mini-Europa cierra sus puertas a fin de año! ¿Mini-Europa?, se preguntarán. Es nuestro Disneylandia. Un parque de atracciones al pie de las famosas bolas de Atomium en Bruselas: la meticulosa reproducción a escala reducida de cientos de monumentos emblemáticos de los 27 países que conforman la Unión Europea. Una disputa con el gestor del sitio explicaría la decisión de cerrar. Pero también el desastre de la covid-19, que provocó un descenso fenomenal en el número de visitantes.
La razón por la que menciono a mini-Europa es que, antes de la crisis, el parque atraía a multitudes. Diez millones de visitantes en 30 años, 400.000 en 2019, y casi 500 millones de euros de beneficios para la región. Un éxito, alimentado en gran medida por la notoriedad de Bruselas en el mapa mundial gracias a su inimitable condición de capital de Europa.
Todo esto para decir que, a la hora de juzgar si Bélgica contribuye de manera justa a la financiación de Europa, el cálculo... no es sencillo. Oficialmente, Bélgica está del lado de los contribuyentes netos. Esto es normal: es un país rico. No siempre ha sido así: hubo un tiempo en que Valonia estaba (casi) feliz de ser pobre.
En 2018, la contribución directa del país ascendía a 3.800 millones, es decir, el 3,1% del fondo común o el 0,84% del ingreso nacional bruto, para un retorno de 3.300 millones. Para 2014-2020, Bélgica estima que habrá recibido unos 12.000 millones para los principales programas financiados por el presupuesto, con una contribución de 26.000 millones. Para 2021-2027, con el agujero del Brexit y los intereses del plan de recuperación por pagar, la contribución anual se elevará a 5.230 millones, un aumento del 37%. La estimación cambiará a lo largo del periodo, durante el cual se estima que los beneficios sean de 18.300 millones. Sin embargo, esta condición de contribuyente neto no tiene en cuenta los 5.000 millones anuales adicionales asignados por el presupuesto de la Unión Europea a los gastos de funcionamiento de las instituciones con sede en Bélgica. En cualquier caso, como dice la Comisión, pero también Bélgica, estas cuentas reflejan sólo una parte muy pequeña de la realidad. Piensen en la mini-Europa...
“Nunca debemos perder de vista el hecho de que Bélgica es uno de los mayores beneficiarios del Mercado Único como pequeña economía abierta al mundo”, subraya la primera ministra Sophie Wilmès.
Cuando Le Soir publica un documento sobre lo que “costaría” a Bélgica reembolsar el préstamo de recuperación de la UE (aproximadamente 17.000 millones por 5.000 millones que se espera para el país), sabemos que se trata de un cálculo correcto (excepto para los nuevos recursos propios), pero también de un “razonamiento rudimentario”, como señala una fuente diplomática. El objetivo de este presupuesto extraordinario es apoyar a las regiones y sectores más afectados, que son nuestros socios en el mercado interior. Bélgica es un importante exportador. Cada euro invertido supone una ganancia importante.
Y es más: la Comisión, el Consejo, el Consejo Europeo, el Parlamento cuando no está en Estrasburgo, el Servicio de Acción Exterior, el Comité de las Regiones, el Comité Económico y Social, todos tienen sede en Bruselas. Con miles de funcionarios-consumidores-residentes (a veces celosos de los lugareños), legiones de proveedores, la burbuja de los lobbies, las ONG, las representaciones permanentes, los medios de comunicación: ¡los beneficios son evidentes! En otras palabras, según los estudios, hay más de 100.000 empleos directos e indirectos.
Antes de la pandemia, el Gobierno estaba dispuesto a aceptar un aumento del presupuesto, “pero con moderación”. La salud presupuestaria del país ya se enfrentaba a “una serie de retos”, por decirlo con un eufemismo. Sobre todo porque en Bélgica nada es nunca sencillo. La contribución belga está enteramente a cargo del Estado federal. Sin embargo, los beneficios se dan principalmente en las regiones: todo un pequeño mundo que hay que poner de acuerdo antes de empezar las negociaciones con los veintisiete... Pero “cuando las regiones van bien, es toda Bélgica la que se beneficia”, subraya la primera ministra.
A diferencia de los demás contribuyentes netos, los “frugales”, el país pretendía asumir su rango durante el regateo homérico del verano: “Sería absurdo que los más pobres pagaran por los más ricos”, afirmaron las autoridades. Pero se argumentó que una “pequeña corrección” sería bienvenida. Una posición con algo de éxito, al final. La más bella “victoria” belga se debe... al Brexit. Con la creación de una Reserva de Ajuste de 5.000 millones para hacer frente a las consecuencias “imprevistas y perjudiciales”. “Una muy apreciable burbuja de oxígeno”, se felicita el Gobierno.
Porque, con o sin acuerdo, el Brexit tendrá un profundo impacto en la economía del país. Más aún en Flandes, en el norte, que está justo enfrente del Reino Unido, este importante socio comercial. Algunos (grandes) deportistas se las arreglan para alcanzar la costa inglesa... nadando.
Philippe Regnier es redactor de la sección de Internacional de Le Soir.
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