_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Jueces patriotas

Capriles participará en las legislativas de diciembre a sabiendas de que si obtiene escaños suficientes para desafiar al ejecutivo, no podrá contar con árbitros imparciales en la solución de controversias

Juan Jesús Aznárez
Henrique Capriles en entrevista con Efe en marzo de 2019, en Caracas (Venezuela).
Henrique Capriles en entrevista con Efe en marzo de 2019, en Caracas (Venezuela).Rayner Peña (EFE)

Durante las audiencias públicas para su nominación como magistrado de la Corte Suprema de Argentina, el abogado Adolfo Vázquez tuvo la decencia de reconocer que era amigo del entonces presidente Carlos Menem, a quien prometió no decepcionar con sus sentencias. Renunció antes de que lo echara la mayoría parlamentaria de Néstor Kirchner, que también quería amigos en el máximo tribunal, preferiblemente hinchas del Racing.

La conversión del Supremo en apéndice del ejecutivo ha sido hábito en América Latina aunque la técnica jurídico-política utilizada por la revolución bolivariana para conseguir la metamorfosis es innovadora, más depurada que la afiliación a empujones de la revolución del coronel Juan Domingo Perón, aclamada por los descamisados en sus tamborradas: “Borombombón, borombombón, esta es la Corte de Juan Perón”. También en el bombo, los sindicatos, las fuerzas armadas, la Constitución y un Estado interventor por los derechos del pueblo y el bienestar de la nación.

De aquellos polvos, estos lodos. Al igual que el golpe militar de 1943 prologó la primera democracia populista del subcontinente, el cuartelazo de 1992 del teniente coronel Hugo Chávez anticipó la victoria electoral de seis años después y la cultura de la confrontación de ricos contra pobres, blancos contra negros, escuálidos contra revolucionarios y patriotas contra traidores; paralelamente, se acometió la progresiva captura del vértice judicial, iniciada con la ley orgánica que hace quince años amplió de 20 a 32 magistrados del Supremo, nombrados por la mayoría chavista en la Asamblea Nacional.

Las jubilaciones, purgas, autocensuras y carnés del patria en la interpretación del derecho hicieron el resto porque las revoluciones y asonadas desembocan en dictaduras o regímenes incompatibles con la división de poderes, incluso con Constituciones a la medida que invocan, manipulan o ignoran. Henrique Capriles participará en las legislativas de diciembre a sabiendas de que si obtiene escaños suficientes para desafiar al ejecutivo, no podrá contar con árbitros imparciales en la solución de controversias porque todos marcan el paso a las órdenes del Gobierno.

Hace cinco años, cuando la oposición sumó la mayoría absoluta del Parlamento y se vino arriba con una furia entendible pero equivocada, el chavismo respondió boicoteando la actividad legislativa con la ayuda del Supremo, despojando a la cámara de sus poderes con el subterfugio del control preventivo de la constitucionalidad y los amparos cautelares. El Parlamento fue declarado en desacato y los diputados perdieron su inmunidad.,

El objetivo de Capriles es rescatar a sus compatriotas del fatalismo y la abstención, bazas electorales del chavismo. Sin gasolina, sin gas doméstico y sin un real en el bolsillo, muy rendidos tienen que estar para no acudir masivamente a las urnas y constituirse en la oposición que el país necesita para recuperar la cultura del consenso perdida hace dos decenios, cuando Chávez devolvió la ciudadanía a los marginados a cambio de su alistamiento en una refundación nacional necesaria pero malograda por el totalitarismo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_