Mujeres empáticas
No consiste, desde mi punto de vista, en una cuestión de género, sino de actitud de quienes nos gobiernen cada vez
Está muy de moda, y hasta es posible que quienes lo defienden tengan algo de razón, decir que el gobierno de las mujeres es más limpio, más democrático, más empático, que el de los hombres. La última personalidad destacada en referirse al asunto ha sido la expresidenta chilena Michelle Bachelet.
Yo sigo sin tenerlo claro, pese al indudable peso de las muchas mujeres, y algunos hombres, que opinan así. Mis razones pueden parecer poco enjundiosas, pero se trata solo de una percepción engañosa, si se observa a fondo lo que se dice. Porque no consiste, desde mi punto de vista, en una cuestión de género, sino de actitud de quienes nos gobiernen cada vez.
Tomemos mi ejemplo, puede ser que algo facilón, pero también irrefutable, que es el de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Esta señora es, por méritos propios, una de las gobernantes menos favorecidas por las virtudes que esperan que tenga una mujer quienes opinan que el género femenino está mejor dotado para la buena gobernación que el masculino. Que les pregunten a los familiares de los millares de ancianos muertos en las residencias de la tercera edad de Madrid, abandonadas de material asistencial y de especialistas en atención geriátrica. No hace falta ir tan lejos, porque se puede acudir a otras consultas donde Ayuso manda, para ver que un moribundo, tanto si su alma es católica y muy tradicional como si no lo es, tiene garantizada la atención médica de los ultras para morir con dolor.
Se puede dejar de lado el coronavirus, y mirar otras facetas de las políticas de la presidenta, y no es nada difícil concluir que la mentira, la incapacidad y presuntamente la obediencia a intereses bastardos son ejes de su acción gubernamental.
No es nada aventurado decir que Isabel Díaz Ayuso es de una incompetencia descarada para trabajar en aquello para lo que los madrileños del PP, acompañados después por los de Cs y de Vox, la han votado. Ayuso no es empática, su acción no es transparente, y no se sabe, o se sabe demasiado, a favor de qué intereses juega.
Quizá demandar que sea más “femenina” en el ejercicio de su cargo sea demasiado pedir. Nos podemos conformar con que el PP encuentre alguien más adecuado para el puesto. O con que Cs se apiade de los madrileños.
Sea hombre o mujer. A mí me da igual.
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