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Columna
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Nacionalismo vacunal

Para salir de la pandemia, el mundo necesita la potencia industrial de la Big Pharma

Javier Sampedro
Muestras de una de las vacunas contra la covid-19 que se someterán a ensayos clínicos en China.
Muestras de una de las vacunas contra la covid-19 que se someterán a ensayos clínicos en China.Europa Press

Algunas de las mayores compañías farmacéuticas del mundo, como Sanofi y Johnson & Johnson, llevan un par de meses trabajando sobre la pandemia del coronavirus. Todo el mundo se preguntaba: ¿Y dónde está MSD? Puestos a hablar de la Big Pharma (las grandes multinacionales farmacéuticas), MSD es una de las muy, muy grandes. La empresa reveló el martes lo que estaba haciendo. Ha alcanzado acuerdos para desarrollar y manufacturar a gran escala dos vacunas contra el coronavirus y un fármaco antiviral. Eso debe suponer tanta pasta que ni la propia MSD se ha atrevido a revelar su cuantía, informa Jon Cohen en Science. Hablar de dinero queda poco elegante en tiempos de crisis, ¿no es cierto?

A diferencia de otras empresas e instituciones públicas, MSD no parece tener mucha prisa con sus vacunas. Hay casi 125 candidatas a vacuna en una u otra fase de desarrollo, y cualquiera de ellas llegará antes que MSD a proponer una a la autoridad sanitaria. MSD ha decidido apostar sobre seguro, aunque tarde más, por una vacuna que induzca una inmunidad poderosa tras una sola dosis. En cualquier caso, es probable que necesitemos varios tipos de vacuna que funcionen en diferentes tiempos y situaciones. Mero sentido común.

Los detalles técnicos son farragosos, pero basta decir aquí que la vacuna de MSD se basa en su larga colaboración con la Iniciativa Internacional por una Vacuna del Sida (IAVI), una famosa organización sin ánimo de lucro. La IAVI, como indica su nombre, nació para promover una vacuna del sida, pero después ha ampliado su campo a la fiebre de Lassa, el virus Marburg, el ébola y ahora la covid-19. La ventaja del sistema MSD es su versatilidad, porque los mismos fundamentos genéticos se pueden adaptar a cada nuevo agente infeccioso. Es una plataforma de desarrollo de vacunas que aspira a convertirse en un principio general. Los principios generales son raros en la biología, pero cuando se descubren suelen conducir a grandes saltos conceptuales e innovaciones.

Para salir de esta pandemia, el mundo necesita la potencia industrial de la Big Pharma. No tenemos otra forma de producir la vacuna a la enorme escala que necesita el planeta. Las mencionadas Sanofi y Johnson & Johnson, y también la británica AstraZeneca y la estadounidense MSD, están investigando a presión sobre vacunas contra la covid-19. Otras biotecnológicas de menor tonelaje están en ello, como Moderna, que ha presentado resultados prometedores en macacos, como también lo están los laboratorios públicos con experiencia en vacunas, entre ellos varios españoles. Pero lleguen como lleguen las vacunas más prometedoras, será imposible manufacturarlas a gran escala sin la colaboración de la Big Pharma. Ellos tienen la infraestructura y el conocimiento necesarios. Después, por supuesto, habrá que hablar de dinero, patentes y fronteras.

Hay un fenómeno bien conocido por anteriores pandemias que volverá a complicarnos la vida: el nacionalismo vacunal. Por ejemplo, la multinacional de matriz francesa Sanofi recibe financiación de la Casa Blanca para la vacuna del coronavirus, y el presidente de la empresa declaró la semana pasada que Estados Unidos tendría un derecho preferente al fármaco. ¿Eso es un nuevo mundo?

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