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Amandititita: “Al ver lo que dicen los del PRIAN me muero de la tristeza porque hablan de la gente que amo ”

La popular cantante de cumbia, hija del músico ‘Rockdrigo’ González, habla desde California de los derechos de las mujeres, el PRI, el PAN, Morena, la inseguridad y las próximas elecciones

Amandititita en Ciudad de México, en 2010.
Amandititita en Ciudad de México, en 2010.Jam Media (LatinContent via Getty Images)
Alejandro Santos Cid

Amandititita es la reina autonombrada de la anarcumbia, una señora punk de 44 años que nació en Tampico y creció en las calles de un Distrito Federal devastado tras el terremoto de 1985, el mismo que mató a su padre, la leyenda defeña Rockdrigo González. Hace tiempo que Amanda Lalena Escalante Pimentel se mudó a Los Ángeles sin perder de vista México. En diciembre, llenó el Zócalo, “el corazón de mi mundo”, dice, la misma plaza donde su padre arañaba la guitarra por unas monedas a la sombra de la Catedral. Era la segunda vez: la anterior, con el PRI en 2016, sacó al escenario una manta que decía: “Sin justicia para el pueblo no va a haber paz para el Gobierno”. Un segurata se la arrancó. No la habían vuelto a llamar hasta el año pasado.

Pregunta. ¿Sigue la actualidad mexicana?

Respuesta. Mis cuatro discos están inspirados en México. Nunca lo he perdido la vista, mis amigos viven allí. Al vivir en California me doy cuenta de que tengo que mantenerme un poco al margen, porque no es lo mismo estar ahí que de este lado. Pero puedo tener otra perspectiva.

P. Imagino que su perspectiva es distinta a la de la mayoría de mexicanos que van a Estados Unidos.

R. Es completamente diferente. Por más que digan que en Los Ángeles hay muchos mexicanos, aunque es una ciudad bastante amable hacia lo latino, sigue siendo Estados Unidos.

P. ¿Y cómo está viviendo estos meses? ¿Sus círculos hablan de las elecciones?

R. Esa conversación se tiene en todos lados. Vengo de un entorno muy humilde, de una pobreza absoluta, no porque mi familia fuera pobre, sino porque cuando me tocó llegar a la Ciudad de México, después del terremoto del ‘85, nadie nos echaba la mano. La gente con la que me rodeo ahora no es con la que crecí, ha tenido la fortuna de tener una vida que le permite hacer un juicio desde un lugar donde yo no puedo hacerlo. Me pone en una situación extraña porque entiendo sus razones, son muy válidas, pero también están mis recuerdos y mi sentido común, que me hace inclinarme hacia la gente que lo ha pasado más duro. Sé cómo eran las cosas en las calles con el PRI y el PAN. También, desde una distancia, sé lo que está pasando con la izquierda. En cambio, si siempre tuviste dinero, educación, casa, pudiste hacer viajes, quizás tu perspectiva es un poco más limitada.

P. ¿Cómo eran las cosas con el PRI y el PAN?

R. Lo que recuerdo con más cariño: a mí me tocó toda mi adolescencia con una sensación de seguridad. Yo iba a Tampico en camión de noche. Salíamos de los antros en la madrugada y caminábamos a pasar la noche en cafeterías. No había este fantasma de la delincuencia y del miedo que hay ahora, yo siento que fue una consecuencia de [el presidente Felipe] Calderón, a partir de ahí empezamos todos a vivirlo. Hago responsable a ese Gobierno.

P. ¿Ha habido mucho cambio desde el México de Calderón al de López Obrador?

R. Yo creo que está empezando, es imposible que hubiera mucho cambio porque entregaron un país despedazado. Es muy difícil reconstruir algo que está hecho añicos. México ha sido un país totalmente saqueado. No digo que [López Obrador] lo ha hecho perfecto, ni que todo está bien, pero me parece muy absurdo creer que en seis años se puede arreglar la guerra contra el narco, la pobreza…

P. ¿Qué opina de este sexenio?

R. Ha habido cosas que me han hecho sonreír, como el trato a la cultura o los adultos mayores, y ha habido cosas que me han desconcertado profundamente. He sentido frustración, pero recuerdo lo que fue Calderón y [el presidente Enrique] Peña Nieto y me daba terror que mi país regresara ahí. Muchas personas fuimos amenazadas de muerte. Sé que ahorita las cifras están incluso peor, pero es que es muy complicado. Acepto que viviendo acá está el privilegio de la distancia, sin embargo, cuando voy a México hay muchas cosas que no me gustaría que se acabaran, que se acaban si entra otro Gobierno. No confío en estas alianzas de personas que ideológicamente son tan diferentes y se unen para quitar a la izquierda, a Morena. Por años estuvieron luchando unos contra otros, qué desmadre viene. Lo único que a mí me da paz es que casi seguro [que la presidenta] va a ser una mujer, para mí es un triunfo. Respeto profundamente a las dos [Claudia Sheinbaum, de Morena, y Xóchitl Gálvez, de la coalición PAN, PRI y PRD] por esta valentía de querer gobernar un país como México. Se van a empezar a cuidar otros temas que nunca se han cuidado

P. ¿Preferiría un presidente de izquierdas o una presidenta de derechas?

R. Siempre voy a preferir una mujer. Nunca hemos tenido la oportunidad. Creo que la mujer tiene una capacidad de visión que necesitamos explorar como país.

P. ¿López Obrador ha sido un presidente de izquierdas?

R. Sí. Ha cambiado mucho su perspectiva.

P. ¿Cómo ve una autodeclarada anarquista la sociedad?

R. Más allá de los partidos políticos. Siempre nos han querido silenciar y oprimir, nos han dado gratuitamente un contenido para adormecernos, por eso he estado contra el sistema. Alguna vez hice campaña, justo para López Obrador, la primera vez. Después decidí separarme de partidos. La libertad te la da la información y hacer tus propios juicios. Hay una parte de mí que no cree en nadie y eso me ha ayudado mucho para que no se me rompa demasiado el corazón.

P. El anarquismo clásico no creía en el voto. ¿Usted sí?

R. Cuando me vine a vivir a Estados Unidos dejé de votar, pero ahora creo que voy a volver, me parece que tengo que votar. Tampoco me hizo feliz excluirme de la elección. La pasé muy mal todos estos sexenios. Recordaba con mucha nostalgia nuestra época donde nos sentíamos seguros y libres, y creo que es muy difícil que vuelvan esos días. Independientemente de quién gobierne se cayó el avispero.

P. ¿Va a votar estas elecciones?

R. Sí, pero no te voy a decir. Creo que es obvio, pero no te voy a decir [se ríe].

P. ¿Qué cosas le han desconcertado este sexenio?

R. Quedó a la intemperie la violencia contra la mujer. Me ha causado pena darme cuenta de que no hay suficientes refugios para una mujer que necesita escapar de su depredador. La salud mental no se considera un problema, y según yo es donde empiezan todos los problemas. No nada más ha sido este Gobierno, todos han tenido una indiferencia general hacia la salud mental y las mujeres. Creo que una mujer va a tener estas perspectivas: la salud reproductiva, el derecho al aborto.

P. El aborto, la salud reproductiva, incluso los feminicidios, apenas se han tocado en los debates electorales. Y este Gobierno ha criminalizado mucho al movimiento feminista, el 8 de marzo…

R. Definitivamente. Este Gobierno ha sido represor, pero antes de 2020 tampoco era tan fuerte el movimiento, no sabemos cómo hubieran reaccionado los anteriores. Ha sido muy desalentador para muchas mujeres sentir esa indiferencia del Gobierno, pero México es un país muy conservador. Nosotros que tenemos estas conversaciones somos una minoría. Creo que ese miedo a hablar del aborto es porque las dos candidatas saben que la que lo diga va a perder muchísimos seguidores. No es que no tengan una opinión: casi todas las mujeres informadas tenemos la misma opinión. Y México es un país muy católico también.

P. La religión es un tema que sí ha salido en los debates, para atacarse.

R. Además es una religión muy opresiva, es como ver quién es más santo.

P. Usted creció en barrios obreros.

R. Siempre. Por mucho tiempo no tuvimos casa. Vivimos por el Museo del Chopo, después en Ecatepec, Tlalnepantla, Neza. Yo llegué a la colonia Condesa a los 20 años, pero a una casa de asistencia, que rentan varias mujeres y comparten la cocina. No lo podía creer, era hermoso. Me encantaban los parques, las bibliotecas, me quería volver hipster. Me tocó conocer los barrios más humildes y violentos de la Ciudad de México. De adolescente me quería deshacer de Ecatepec. Odiaba vivir allí: no hay cultura, no hay parques, no hay gente que se vista increíble en la calle. Y ahora lo recuerdo con tanto cariño, con perspectiva, y me parece bien valioso todo.

P. Decía que le importaba más lo que piense un microbusero que un intelectual de la Condesa. ¿A quién apoya el microbusero hoy?

R. López Obrador. México es sobrevivencia, es trabajo, mucho dolor, y siempre se ha sentido esa diferencia de clases sociales. Aunque le están echando muchas ganas, se les sigue saliendo el clasismo siempre. Al ver lo que dicen los del PRIAN me muero de la tristeza porque están hablando de la gente que yo amo y respeto, las venas del país.

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Alejandro Santos Cid
Reportero en El País México desde 2021. Es licenciado en Antropología Social y Cultural por la Universidad Autónoma de Madrid y máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Cubre la actualidad mexicana con especial interés por temas migratorios, derechos humanos, violencia política y cultura.
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