Cómo aterrizar la figura del ‘showrunner’: una mirada a los desafíos y oportunidades de la industria audiovisual en México
Productores, directores, guionistas y ejecutivos se han dado cita en el evento ‘Foro Netflix: Que México se vea’ para dialogar sobre cómo se pueden contar mejores historias en el país y la región
El cine y la industria audiovisual siempre han sido parte de México. Han registrado el pasado, cuentan lo que sucede en el presente y permanecerán para relatar lo que acontezca en el futuro. Cada historia y personaje ha sido un reflejo de la época y aquello que mueve a una sociedad. Como parte de esa lógica, en los últimos años Netflix ha apostado por una propuesta para que el mundo vea cine mexicano y que los conciudadanos de la República se vean “reflejados en la pantalla”. En el marco del evento Foro Netflix: Que México se vea, la empresa de la gran N convocó en Ciudad de México a productores, directores, guionistas, ejecutivos y demás profesionales vinculados al audiovisual para conversar sobre el estado actual de la industria y los desafíos y oportunidades para contar mejores historias en el país y la región.
En un primer panel, denominado Las oportunidades del panorama de producción en México, moderado por Francisco Ramos, vicepresidente de contenidos para Latinoamérica de Netflix, la conversación giró alrededor de la pregunta: ¿Cuál es el estado de la industria en el país? “Todos coincidieron en la necesidad de crecer y fortalecer a las bases técnicas, tanto para alcanzar nuevos niveles de producción, como para integrar e impulsar nuevos talentos que aporten frescura a la industria”, afirma Ramos.
Sobre este punto, la productora Mónica Lozano, que ha trabajado con cineastas como Arturo Ripstein o Alejandro González Iñárritu, en filmes como El diablo entre las piernas (2019) o Amores perros (2000), respectivamente, hizo hincapié en la importancia de mantener el apoyo a las producciones independientes, así como no perder el ojo a las historias universales “sin perder el ADN mexicano”, pero sin “apostar al volumen, sino a la calidad”.
“Hacer menos mejor”, acotaba a la conversación Alexis Fridman, productor detrás de éxitos de la plataforma digital de Netflix como el thriller ¿Quién mató a Sara? y la adaptación de Belascoarán para televisión, inspirado en las obras que retratan las aventuras del detective Héctor Belascoarán —escritas por Paco Ignacio Taibo II—, quien además destacó la importancia de “no contar solo historias chilangas”.
La comedia La gran seducción (2023), filmada en Estado de México; la multipremiada Ya no estoy aquí (2021), grabada en Monterrey o Temporada de huracanes (2023), la adaptación de título homónimo de la obra de Fernanda Melchor, que tiene lugar en Tabasco, son algunos de los proyectos que ha realizado Netflix en México que siguen esa intención de descentralizar y amplificar el cine a otros territorios además de la capital mexicana.
“Es importante tener una diversidad seria de proyectos, en las que se pueda ver las visiones de cada uno y respetarlas desde su contexto”, afirmó Sandra Solares, productora que ha trabajado al lado de Luis Estrada en proyectos como La dictadura perfecta (2014), Que viva México (2023) y ahora en su primera incursión del cineasta en la televisión con la adaptación de Las muertas, obra de Jorge Ibargüengoitia. “Hay que mantener la mirada del creador, que sea diversa. La cultura mexicana y su idiosincracia lo necesita”, complementó Rafael Ley, productor del drama Ruido, dirigido por Natalia Beristáin.
El evento también aprovechó la oportunidad para refrescar la memoria sobre producciones a estrenarse el próximo mes de mayo, como el retorno de Manolo Caro al cine con la adaptación de Fiesta en la madriguera, novela homónima de Juan Pablo Villalobos; o el documental El Guardián de las Monarcas, sobre la dedicación del activista Homero Gómez a la preservación de esta famosa mariposa y las hipótesis de su muerte, aún sin esclarecerse cuatro años después.
Asimismo, la plataforma digital presentó avances sobre nuevos proyectos como Technoboys, que marcara el debut en la codirección de Luis Gerardo Méndez, una comedia sobre una exitosa boyband, que 20 años después de dominar las listas de popularidad, vuelve a los escenarios para reclamar su trono en el despediado mundo del pop.
Otro proyecto que se dejó ver fue El secreto del río, una serie de drama protagonizada por Diego Calva, mexicano nominado al Globo de Oro, y codirigida por Ernesto Contreras. La historia, ubicada en Oaxaca, narra la historia de dos niños diferentes, Erik y Manuel, quienes son los únicos testigos de una muerte inesperada y este secreto los convierte en amigos inseparables. Veinte años después se reencuentran y sus diferencias son aún mayores: Erik se encuentra con Sicarú, una mujer. Ambos tendrán que enfrentar ese secreto del pasado y poner a prueba sus lazos de amistad.
¿'Showrunner’ o líder creativo?
La conversación en el foro fue avanzando sobre otro medio que en los últimos años ha vuelto a recuperar protagonismo por la calidad de su contenido, como lo es la televisión, que, según Solares, siempre fue vista como “el hermano feo del cine”. Sin embargo, son muchos los especialistas que coinciden en que la que fuera considerada como la caja boba hace varias décadas ahora vive una nueva etapa de oro.
Uno de los elementos de este éxito surge a raíz de la figura del denominado showrunner, una posición que se ha vuelto común dentro de la industria televisiva estadounidense y que en México y Latinoamérica se busca aterrizar acorde a la especificidad de nuestra región e industria, según explicaba Carolina Leconte, directora contenido para México de Netflix, quien fungió como moderadora en el segundo panel Desarrollando una serie de televisión exitosa: el papel del líder creativo. La conversación se adentró en el papel del showrunner, sobre el que Carolina Rivera, productora y guionista involucrada en proyectos como Luis Miguel: la serie o Madre solo hay dos, dice que es, en una “traducción sencilla” del inglés al español, “el que corre el show”.
“Es un poco de todo. Director, escritor, director de arte. Es más que un líder creativo. Es la visión del show, toma decisiones claras, desde qué tipo de humor tendrá la serie a decidir los tipos de sets desde su concepción hasta su fin”, explica Rivera.
En México y algunos países de Latinoamérica esta figura, que prefieren referirse a ella como “líder creativo”, es como un “director de directores”, ya que vigila que la historia se cuente y “se cuente bien”, explica Pablo González, productor colombiano que junto a su socio Camilo Prince han asumido este rol en producciones como Colmenares, El robo del siglo y recientemente en Secuestro del Vuelo 601. “El líder creativo es la persona en el set que tiene la historia en la cabeza y ve cómo se refleja esto en cada departamento, que piensa ¿qué es lo que va a hacer que mi historia brille más? y que hace que cada peso valga del presupuesto”, precisa Prince.
Rivera aborda este rol desde una perspectiva diferente, ya que considera que “no se puede hacer todo”, pero cree que parte de ese poder de decisión y ejecución es también una apuesta, porque se trata de escoger y acompañarse de gente que sepa asimiliar la idea creativa. “La tele es un trabajo de equipo”, afirma.
Sin embargo, a pesar de las distintas aproximaciones que se hace de este “líder creativo”, el cargo aún no tiene una forma definitiva y los presentes en el evento proyectan en que irá tomando forma acorde a las necesidades de la industria, de la región y de las mismas producciones. “La industria lo necesita”, agrega Leconte.
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