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Absuelto un curandero peruano enjuiciado por ingresar a México con ayahuasca

El veredicto sienta un precedente alentador para otras siete personas que esperan en prisión a ser escuchadas en juicio, acusadas de introducir narcóticos al país por viajar con la bebida vegetal amazónica

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En un fotograma del documental 'El chamán y la ayahuasca', el curandero José Campos, detenido en marzo de 2022 en Ciudad de México
El curandero y chamán, José Campos, en un fotograma del documental 'El chamán y la ayahuasca' (2010).IMDB

El curandero José Campos se pone los lentes, acomoda la cámara que permite verle en pantalla desde Pucallpa, Perú, y antes de decir palabra levanta en brazos a un niño pequeño, a quien señala con una enorme sonrisa. Es el menor de sus tres hijos. Campos lo dejó de ver cuando era un bebé de cuatro meses y se ha reencontrado con él hace unos días, tras pasar poco más de un año encarcelado en el Reclusorio Norte de Ciudad de México.

El médico tradicional de la tribu shipibo-conibo, de 64 años, fue acusado por la Fiscalía de cometer un delito contra la salud por introducción de narcóticos, luego de ser detenido en el aeropuerto de la capital mexicana con cuatro kilos de ayahuasca en su maleta. Su caso ha sido objeto del primer juicio realizado en el país relacionado con la bebida vegetal psicotrópica originaria del Amazonas. Las audiencias comenzaron en enero de 2023 y terminaron con una sentencia absolutoria, firmada el pasado 14 de marzo por el juez José Rivas González.

El documento señala que Campos fue juzgado en concordancia con el convenio 169 sobre pueblos indígenas, donde se reconoce que estos tienen derecho a conservar sus costumbres e instituciones. Las pruebas presentadas por la defensa demostraron que el acusado “es un chamán o curandero en su comunidad indígena” y que “acostumbra a usar la ayahuasca, considerada como una medicina ancestral”.

También se menciona que, en la percepción de Campos, el preparado hecho de plantas sirve “para llevar a cabo una curación, lejos de perjudicar la salud”. El relato de su detención deja claro que, al ser cuestionado por las autoridades de la Marina, Campos nunca negó que la sustancia contenida en bolsas plásticas era ayahuasca.

“Para mí es muy importante ser coherente y consecuente con este hermoso trabajo, porque es un trabajo digno ayudar a otros seres humanos”, dijo el curandero en la misma charla en línea que comenzó con la presentación de su hijo pequeño. Campos conversó a la distancia con Natalia Rebollo y Jesús Alonso Olamendi, dos de los abogados mexicanos que colaboraron en el equipo de la defensa y que son miembros del Ayahuasca Defense Fund, un programa de la fundación ICEERS.

“Existe una confusión en las autoridades mexicanas de pensar que las plantas, estas medicinas ancestrales, son equiparables a drogas, y que las personas que volaron con estas medicinas son equiparables a narcotraficantes. Esto es sumamente grave; no honra el espacio ni el lugar que estas medicinas deben ocupar”, dijo durante el conversatorio el abogado Jesús Alonso Olamendi.

Natalia Rebollo explicó que el caso de José Campos resultó victorioso gracias a la integración de un equipo multidisciplinario, el cual aportó elementos de defensa desde las perspectivas legal, antropológica y científica. Uno de los testigos, el psicólogo y farmacólogo español José Carlos Bouso, presentó ante el juez un informe técnico donde, a partir de varios estudios internacionales, se concluye que la ayahuasca no supone un riesgo para la salud pública.

La Fiscalía argumentaba lo contrario, ya que el preparado de ayahuasca contiene DMT, una sustancia que sí se encuentra restringida en los convenios internacionales. En la sentencia, sin embargo, se reconoce que la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), el órgano internacional especializado en narcóticos, no contempla ni a la ayahuasca ni a las plantas que la componen como sustancias prohibidas.

Las ceremonias de ayahuasca se han multiplicado en los últimos diez años por todo México, atrayendo personas que buscan una sanación física o psicológica y/o el desarrollo espiritual. Algunas son dirigidas por chamanes indígenas que viajan desde Sudamérica y otras por neochamanes mestizos, pero la práctica no se encuentra reconocida por las autoridades sanitarias. En países como Perú o Brasil, la ayahuasca es legal y su consumo en contextos rituales está regulado. En Perú, se le considera un patrimonio nacional.

Los próximos juicios

Como José Campos, otras siete personas fueron detenidas en 2022 por ingresar a México con ayahuasca, y ahora esperan en prisión su turno para ser escuchadas en juicio. Tres de ellas también son miembros de comunidades indígenas, de Colombia, Brasil y Perú, respectivamente. Los cuatro restantes son ciudadanos mexicanos que, de ser encontrados culpables, podrían enfrentar penas de entre 10 y 25 años de cárcel.

“Desafortunadamente, el proceso penal en México es largo, cansado, busca quitarle el ánimo a estas personas de luchar. Nuestra labor no solo es apoyar en la parte jurídica sino acompañarlos en este proceso”, comentó Jesús Alonso Olamendi, quien junto a Natalia Rebollo colabora en la defensa de cinco de los siete casos. De manera paralela, ambos han participado en conversaciones con legisladores para buscar una vía regulatoria “y que estas cosas no vuelvan a ocurrir”, añadió el abogado.

La sentencia absolutoria a Don José Campos los mantiene optimistas. En opinión de Rebollo, no solo sienta un precedente alentador para los otros siete imputados, sino que abre la puerta para que México sea pionero en la regulación de las medicinas tradicionales indígenas que utilizan plantas psicoactivas. Por ejemplo, la que practican las comunidades mazatecas de Oaxaca con hongos psilocibes.

Para la abogada, cualquier regulación tendrá que poner énfasis en la responsabilidad y las buenas prácticas terapéuticas, pues “si las medicinas están en manos incorrectas, sí pueden poner en riesgo la salud”. También señaló la importancia de la reciprocidad hacia los pueblos originarios que han resguardado estos saberes durante siglos. Rebollo describió el cierre del juicio a José Campos como uno de los momentos más emotivos de su carrera, pues el curandero shipibo-conibo pidió permiso al juez para cantar un ícaro o canto tradicional de las ceremonias de ayahuasca.

El conversatorio organizado por el Ayahuasca Defense Fund también cerró con un canto de Don José. Pero antes, el curandero compartió que su año en la cárcel significó una reconstrucción personal profunda y dio gracias a los abogados y a la comunidad de sus pacientes y seguidores mexicanos. Los agradecimientos “por la medicina” continuaron en su ícaro, el cual cantó acompañado por una chakapa, un instrumento tradicional hecho de hojas secas.

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