¿Se imaginan a la Generalitat criticando el día de Sant Jordi?
La FIL vive una relación plácida con los gobernantes extranjeros y tensa con los mexicanos
Pregunta para hispanoespañoles: ¿Se imaginan a los organizadores del día de Sant Jordi criticados por la Generalitat de Cataluña y el Gobierno central? ¿A la directora de la feria del libro de Madrid en el punto de mira de Isabel Díaz Ayuso y Pedro Sánchez a la vez? Pues algo así le pasa a la FIL en relación con el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. AMLO, que considera la feria un nido de elitistas alejado del “pueblo bueno”, llegó a criticar incluso que se le otorgara en 2020 el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Por la FIL suelen pasar 800.000 visitantes en nueve días: demasiados parecen para élite. Así están las cosas: cualquier político acudiría a ponerse la medalla de lector, pero en estos tiempos de polarización al enemigo no se le concede ni un selfie.
Por su parte, los partidarios del gobernador jaliciense organizaron una ruidosa manifestación a las puertas de la Expo el día de la inauguración y Alfaro no ocupó su lugar en la requetemasculina mesa presidencial. ¿El motivo teórico? El uso del presupuesto de la feria, organizada por la Universidad de Guadalajara. Los representantes feriales y universitarios respondieron con alusiones nada veladas en los discursos, llamadas a “proteger” la independencia de la gran cita y un elegante grupo de espontáneos apoyando a los suyos con gritos de “¡No estás solo!”. Además, en los puntos oficiales de información se distribuye una octavilla cuyo reverso es un poema de Mario Benedetti “Defensa de la alegría”: “…de la miseria y los miserables/de las ausencias transitorias/y las definitivas”. El anverso es para recordarle al gobernador, citado por su nombre, que la FIL “genera empleos, derrama económica y turismo”.
La ministra de Trabajo recomendó el poemario de Mayte Gómez Molina, de 29 años, titulado ‘Los trabajos sin Hércules’. Toda una señal
Hasta ahora, la relación pública de la política con el evento más importante de la edición en español se había movido entre lo cómico y lo sentimental. En el primer capítulo tiene un lugar de honor el día de 2011 en que, preguntado por tres libros que marcaran su vida, el precandidato y futuro presidente mexicano Enrique Peña Nieto señaló dos: la Biblia (”No la leí toda”) y La silla del águila, una novela de Carlos Fuentes que él atribuyó a Enrique Krauze. El capítulo sentimental tuvo su gran momento cuando en 2019 el expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos, regaló a su antiguo adversario, el exdirigente de las FARC Rodrigo Londoño Timochenko, un libro de Monique Zepeda para su hijo de 5 años. El título no era casual: En el mismo barco.
El año pasado la FIL acogió la primera edición del Encuentro Internacional de Gobierno y Sociedad Civil y Zapatero, participante estelar en el coloquio, recomendó No-cosas, de Byung-Chul Han. Este año la invitada ha sido Yolanda Díaz, que participó en la presentación del último ensayo de Daniel Innerarity ―La sociedad del desconocimiento― y recomendó dos libros de poemas: O que fica fóra, de su paisano Manuel Rivas (publicado por Apiario), y Los trabajos sin Hércules, recién publicado en Hiperión por Mayte Gómez Molina, granadina de 29 años. “Yo trabajo como una mula / Las mulas son cruces / entre caballos y burras y son /estériles. // Quizás trabajar como una mula viene de / que toda tu vida es trabajo ya que / no puedes parir no puedes criar / no puedes crear, relincha come / tira del arado espanta las moscas /vuelve al corral”. Eso dice un poema de Gómez Molina, que más adelante afirma: “La vida adulta se articula / sobre una premisa básica: / Nos engañaron / pero nos entretienen”. Fue, ya decimos, la recomendación de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de… Trabajo. Algo querrá decir.
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