La marea verde en México: “Las opciones son aborto legal o aborto clandestino”
Un año después de la despenalización en la Suprema Corte todavía faltan 22 Estados por legalizar la interrupción del embarazo
Más de un millar de mujeres han marchado este miércoles en Ciudad de México para exigir la legalización del aborto en todo el país. Ha pasado un año desde la decisión histórica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la que se despenalizó la interrupción del embarazo; sin embargo, 22 Estados del país todavía no lo han hecho efectivo. Ante ese panorama, las mexicanas han vuelto a salir a las calles. “Las opciones no son aborto sí o aborto no, son aborto legal o aborto clandestino”, dice Ana Cecilia Ibarrola, de 29 años, en primera línea de uno de los contingentes que han llegado hasta el Zócalo de la capital, en una marcha tranquila y sin incidentes.
El 7 de septiembre de 2021 es un día marcado en el calendario de la lucha feminista. En una decisión unánime y sin precedentes, el ministro Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte, anunciaba que ninguna mujer en México podría ser procesada o sancionada por abortar. Esa resolución jurídica debía ser el disparador para que los Congresos locales empezaran a eliminar de sus códigos penales el delito de aborto. Sin embargo, el efecto no ha sido el esperado.
Desde aquel día, que obligó a Coahuila a permitir el aborto, solo Baja California, Colima, Sinaloa, Guerrero y Baja California Sur han despenalizado la interrupción del embarazo. Además de la vanguardista Ciudad de México, Oaxaca, Hidalgo y Veracruz, donde estaba aprobado antes de la decisión de la Corte. De esos 10 Estados, solo siete han reformado su Ley de Salud para dar acceso al servicio médico y solo la capital y Veracruz lo dan de forma gratuita.
En la mayoría de estos casos, el aborto está permitido hasta la semana 12, después incluye en algunos casos una sanción administrativa. Marcela Fuente, diputada local de Ciudad de México, ha explicado este miércoles que ahora en el Congreso están luchando para que esta multa también se elimine. “Ya no se encarcela a las mujeres, pero hay que pagar una fianza después de la semana 12, que es muy impactante en la economía de mujeres con pocos recursos, entonces estamos pugnando porque se despenalice por completo”, explica mientras avanza el colectivo de mujeres con el que está siguiendo la marcha. Fuente reconoce que Ciudad de México, que despenalizó el aborto hace 15 años, es el faro a seguir para el movimiento feminista, pero resalta la deuda histórica con el vecino Estado de México, donde todavía está castigado.
En la misma línea se pronuncia Michelle Judd, estudiante de una maestría en Estudios de Género en la UNAM, que aboga por conseguir la legalización más allá del centro de México: “Estamos aquí para visibilizar por aquellas que no pueden hacerlo, para que las autoridades nos tomen en cuenta”. En el mapa de la ruta de despenalizaciones se observa como la mayoría de los Estados que se han pronunciado a favor del aborto están concentrados en esta misma zona, mientras en el norte y el sur del país apenas se han registrado avances.
La mayoría de las jóvenes que han asistido este 28-S a la marcha conoce de primera mano casos de abortos. Las historias de las que lo hicieron antes de la despenalización son de terror: ganchos y abortos clandestinos que en ocasiones acababan con la muerte de las mujeres. Las de ahora incluyen, con suerte, clínicas privadas, misoprostol y acompañamiento. Y aun así está supeditado a los recursos económicos, al entorno y al lugar de residencia.
Mientras en las pancartas se lee “La maternidad será deseada o no será”, “Aborto legal, no obligatorio”, las mexicanas recuerdan a aquellas que no querían ser madres y no pudieron abortar: “Hoy muchas no pueden dar una vida digna a sus hijos”, dice Daxanis, que asiste a la marcha con una amiga. “No es la felicidad de abortar, es que se pueda hacer”, resume Michelle Judd.
La marcha que ha salido a primera hora de la tarde la glorieta de las Mujeres que Luchan —el espacio donde antes estaba colocada la estatua de Colón y hoy la preside la llamada Antimonumenta— ha llegado al Zócalo sin incidentes. Blindada hasta el extremo por los cuerpos de policías, que en ocasiones superaban en número a las asistentes, las pintadas de “aborto legal, seguro y gratuito” eran la única huella de que había pasado la protesta. Frente a una catedral y un Palacio Nacional vallado, algunos de los colectivos organizadores han reivindicado acciones más contundentes de los Congresos locales: “Esto es un tema de salud pública, no de moral”.
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