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Metanfetaminas y tráfico en línea: el narco mexicano amplía sus redes en Estados Unidos y Europa

Naciones Unidas alerta de la expansión de las drogas sintéticas también en Asia y Oceanía. Las incautaciones de 2020 en la frontera norte duplicaron las de 2018

Francesco Manetto
Interior de la casa de un traficante condenado por dirigir la venta en línea de fentanilo
Interior de la casa de un traficante condenado por dirigir la venta en línea de fentanilo.Uncredited (AP)

Las redes de los cárteles mexicanos han ampliado su presencia en Estados Unidos y Europa, se han consolidado en Asia y Oceanía y lo han hecho aprovechando el auge de las metanfetaminas. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) alerta en su último informe de un incremento del tráfico de esta sustancia, que se fabrica principalmente en los Estados de Baja California, Sinaloa, Jalisco y Michoacán. Las organizaciones criminales del país, encabezadas hoy por el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), han extendido sus canales de distribución internacional. La cocaína y el cannabis siguen predominando el mercado ilegal, pero la metanfetamina y el fentanilo, un opioide sintético, “han cambiado significativamente el panorama” y los problemas que plantea.

A este horizonte se añade un riesgo derivado de la emergencia sanitaria de la covid-19. Es decir, que “los traficantes puedan recurrir en mayor medida a los modelos de tráfico de drogas en línea para ampliar sus negocios y redes, y que, después de la pandemia, este modelo en particular se convierta en la característica más notable del mercado regional de drogas ilícitas”. Así lo señala un estudio de UNODC sobre drogas sintéticas y nuevas sustancias psicoactivas en América Latina y el Caribe, presentado la semana pasada en Viena. Pero más allá de las previsiones a futuro, las evidencias actuales indican que la metanfetamina domina la demanda de las drogas sintéticas y que existe una “tendencia creciente”.

“Se trafican grandes cantidades de metanfetamina de México a los Estados Unidos y se ha incautado una cantidad, cada vez mayor, en ambos países a lo largo de la frontera. En 2018, las incautaciones a lo largo de la frontera triplicaron con creces las de 2013 y las cantidades incautadas en el ejercicio económico de 2020 doblaron las de 2018″, señala el informe de la agencia. Al mismo tiempo, los decomisos de esa droga en territorio estadounidense se duplicaron en dos años, de 2017 a 2019.

Aunque los desmantelamientos de laboratorios ilegales en México se han reducido, la oficina de la ONU deja claro que eso no significa necesariamente una disminución de la fabricación de metanfetamina. De hecho, según la DEA, “la capacidad de producción de los laboratorios ha aumentado recientemente, de modo que se requiere un número menor de instalaciones de fabricación a gran escala para producir grandes cantidades de metanfetamina”.

Concretamente en la frontera, los criminales recurren a las viejas técnicas de camuflaje. Por ejemplo, “siguen disolviendo la metanfetamina y la trafican en forma líquida”. Después, esa sustancia suele destinarse “a un laboratorio en el país de destino, donde la solución se convierte de nuevo en metanfetamina cristalina”. Pero el mercado de los grupos delictivos mexicanos siempre ha ido más allá de la región. En los últimos años han intensificado su distribución en Europa. En marzo de 2020, justo coincidiendo con el estallido de la pandemia de coronavirus, las autoridades españolas incautaron un envío de más de 750 kilos de metanfetaminas procedente de México, el mayor operativo contra esa droga realizado en ese país hasta ahora. Poco después, Eslovaquia decomisó un cargamento de una tonelada y media.

El informe señala que aún no está claro si “Europa era el destino final de la metanfetamina incautada o si esas remesas estaban destinadas a su reexpedición”. Sin embargo, a esos episodios se han sumado varias detenciones de ciudadanos mexicanos por la fabricación de drogas sintéticas en la Unión Europea, por ejemplo en los Países Bajos. Las rutas del narcotráfico llegan también a varios países de Asia y Oceanía y, aunque en ocasiones los envíos salen de Estados Unidos, los expertos de Naciones Unidas creen que “el tamaño de los cargamentos indica que están involucrados grupos delictivos con acceso a grandes cantidades de metanfetamina”. Es decir, los cárteles mexicanos.

Entre los países más afectados se encuentran Australia, Japón y Nueva Zelandia y los grupos criminales organizan los envíos “por avión, por barco y por correo”. Este último método, según UNODC, pudo afianzarse a partir de las restricciones adoptadas por la emergencia sanitaria. “El tráfico en línea y la distribución de drogas a través de los servicios postales o de mensajería en la región posiblemente han adquirido popularidad durante la pandemia”. Y, continúa la agencia, “aunque los Gobiernos de la región toman cada vez más conciencia de las drogas sintéticas, muchos de ellos todavía carecen de la capacidad funcional para inspeccionar de forma sistemática los envíos por correo postal a fin de detectar esas sustancias”.

El estudio no hace referencia a la violencia, la principal consecuencia del narcotráfico, pero en los últimos años el Gobierno mexicano ha tratado de cambiar el enfoque de la lucha contra las organizaciones criminales. Más de de la cuestionada fórmula “abrazos, no balazos”, con la que el presidente Andrés Manuel López Obrador alude a un paradigma de desarrollo de las comunidades afectadas, su Administración y la de Joe Biden acaban de suscribir un nuevo acuerdo de seguridad que, a falta de detalle, persigue una solución estructural del problema. El programa, bautizado como Entendimiento Bicentenario, plantea un giro en la lucha contra el consumo e incluye el desarrollo de las zonas de producción y de la frontera como premisa fundamental. El plan anterior, llamado Iniciativa Mérida y que se remontaba a la época de George W. Bush, ya estaba agotado, pero supuso el desembolso de más de 3.000 millones de dólares. De momento, en cambio, no se conoce el presupuesto de la nueva estrategia, que deberá concretarse antes de que termine el año.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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