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Conciliación familiar
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Consejos para elegir campamento de verano: pregunta a tu hijo por sus preferencias y apúntale con amigos

Por estas fechas explota el ansia de los padres por preguntar, comparar y elegir el lugar en el que los niños pasarán parte de sus vacaciones

Campamentos de verano
Aunque los gurús recomienden salir de la zona de confort, tu hijo estará muy feliz si en el campamento están sus amigos.Thomas Barwick (Getty Images)

Algunos irán parcheando semana a semana con carísimas actividades veraniegas. Otros usarán a los abuelos o el pueblo familiar con el mismo pragmatismo de supervivencia de los padres de Superman cuando lo chutaron de Krypton en nave espacial para que el crío se salvase (pero lejos). Y los que se lo puedan permitir intentarán cuadrar el círculo en una combinación de convivencia familiar continuada con momentos de pantallas y teletrabajo. Pero para todo el que lo necesite, llegan al rescate los campamentos de verano (en Cataluña se llaman casals o esplais a las actividades diarias en las que se vuelve a casa y colònies a las que impliquen dormir fuera del domicilio, pero para entendernos aceptaremos el genérico “campamento” equivalente a cualquier actividad con profesionales que entretengan y formen a los niños fuera del curso escolar, independientemente del lugar donde se realicen).

Por estas fechas, explota el ansia por preguntar, comparar y contrastar campamentos como el que está matriculando al niño en Oxford. Por todas partes llueven flyers con ofertas, precios y oportunidades, y los otros padres de clase insisten sin disimulo para que todo el mundo se apunte al que ya han apuntado a su hijo, para que no vaya solo y no tenga trauma.

Por si os sirven, aquí os dejo varios puntos que ayudan a cribar el campamento de verano ideal.

1. Que tenga plazas libres

Siendo realistas, esto es lo principal. Y no hablo de colocar al niño a cualquier precio. Pero ya te puede encantar el campamento y su sólido proyecto educativo que si hay pocas plazas, y se llenan casi todas con niños reincidentes y sus hermanos, poco podrás hacer más que saludar desde la calle a los monitores cuando salgan de excursión con unos niños que no son los tuyos.

2. Que vayan los amigos

Aunque los gurús recomienden salir de la zona de confort y socializar para conocer nueva gente, tu hijo estará muy feliz si en los veranos de su infancia está acompañado y arropado por amigos que ya conoce.

3. Que el precio sea asequible

Los precios por semana de cada campamento fluctúan según programa, barrio y ciudad. Los que he encontrado van desde unos competitivos 100 euros semanales de 9.00 a 17.30 con comida incluida y salidas a sitios impresionantes, a 150 por semana de 9.00 a 13.00 sin incluir comidas ni salidas. Estos acostumbran a hacer actividades artísticas en un recinto académico, tipo escuela de baile. O sea, que en el fondo estás pagando por diversión y formación extra, pero según las semanas la diferencia entre modelos puede ser considerable. Elijas el que elijas, busca si existen becas para cubrir un porcentaje del coste, según tu declaración de la renta y los miembros empadronados en tu hogar.

Si los padres dudan entre varias opciones, lo mejor es preguntar al niño, que al final será el que tiene que ir contento.
Si los padres dudan entre varias opciones, lo mejor es preguntar al niño, que al final será el que tiene que ir contento. Imgorthand (Getty Images)

4. Los intereses del niño

Como ya se ha terminado el curso, para los niños estos días deberían ser de actividades veraniegas y diversión. Así que, si dudas entre varias opciones, pregúntale a tu hijo, que al final será el que tiene que ir contento. Porque igual prefiere repasar inglés de manera lúdica que pasarse horas al sol jugando a fútbol. Sobre todo, consúltalo si se trata de campamentos donde duermen lejos de casa, asegúrate de que le hace mucha ilusión. Porque según las edades, incluso cuando van con muchos amigos y con muchas ganas, por la noche se ponen a llorar todos llenos de morriña. Quizá algo de media jornada los primeros años es mejor para que tu hijo se aclimate.

5. La cercanía

Después de un curso o varios corriendo para llegar a tiempo a clase valora la distancia de tu casa o trabajo al campamento, para evitarte más prisas y agobios. Que si de normal los niños ya tardan en levantarse y desayunar, hay que añadirle el extra de pereza por vacaciones.

6. La conciliación que necesitas

Entre el final de un curso y el inicio de otro hay 10 semanas donde los niños tienen una abundancia de tiempo libre maravillosa y espeluznante a la vez. Y según tus compromisos laborales y la disponibilidad de familia, canguros y amigos, tendrás unas necesidades muy concretas para que el campamento las cubra. Así, por ejemplo, una opción de medio día quizá te ayuda poco y lo de tener que prepararle la comida cada día quizá ya no lo contemplas, así que esto ya te ayuda a tachar opciones. Y no olvidemos el comodín de agosto. Porque a muchas familias les toca trabajar en ese mes y necesitan una opción que lo cubra (o combinar un campamento en julio con los amigos y el que se pueda en agosto, sin muchos miramientos).

7. Las referencias de amigos y conocidos

Cuando vas a apuntar a tu hijo a un campamento por primera vez la oferta puede que te supere y que te sientas reviviendo los días de puertas abiertas de los colegios. En todo lo relacionado con la oferta infantil, un buen marketing, un buen cartel o una web impresionante pueden deslumbrarte. Por eso es ideal preguntar a las familias del barrio que ya han pasado por eso. Un par de buenas recomendaciones superan a cualquier web. Porque, además, los que lo tienen siempre lleno no necesitan grandes alardes para vender la moto.

8. El equipo responsable y su proyecto pedagógico

Vale que no te puedes llevar el niño al trabajo varias semanas, pero tampoco es cuestión de dejárselo al primero que tenga un local con precios baratos y que les ponga vídeos de YouTube durante cinco horas. Valora cómo son los monitores que estarán con tu hijo, qué materias tocarán en esas semanas, qué aprenderán o experimentarán, qué lugares visitarán… y los años de experiencia del proyecto. Si una opción lleva mucho tiempo sin denuncias ni accidentes y con familias que repiten felices siempre será una buena opción. Como también lo es un proyecto nuevo, más original, con el entusiasmo y la energía del principio. Al final, se nota a primera vista si la gente organiza actividades infantiles porque cree en ellas o porque quieren sacarse un pastizal sin preocuparse de nada. Si los responsables merecen tu confianza, adelante.

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