_
_
_
_

Los beneficios de la crianza positiva: la autoestima como base de la felicidad de los niños a largo plazo

Los progenitores deben propiciar un estilo de educación que potencie las fortalezas y capacidades de sus hijos, que deben vivir en un entorno donde se sientan valorados y puedan expresarse sin ser juzgados. Todo ello tiene un impacto en su amor propio y en su capacidad para relacionarse con los demás

Un niño estará cada día más seguro de sus capacidades en la medida en que los padres muestren su confianza en él.
Un niño estará cada día más seguro de sus capacidades en la medida en que los padres muestren su confianza en él.Tom Werner (Getty Images)

Para los padres, el objetivo principal es criar hijos felices, que crean en sí mismos, en sus competencias y capacidades. Pero una educación que no dañe la autoestima del menor puede ser una tarea ardua y compleja. Y es que, a veces, sin percibirlo, los progenitores pueden dañar de forma involuntaria a los menores. “Cuando sin darse cuenta los padres invalidan los sentimientos, ideas, sensaciones o deseos de los niños, por ejemplo, cuando nos están contando algo que para ellos es especial y les respondemos quitando importancia, o algo muy común, cuando ante el dolor o la tristeza, dicen eso de ‘no es para tanto’ o ‘si lloras te vas a poner feo’, en realidad, no se atiende al mensaje que nos quieren dar”, explica Luz Marina Díaz-Flores, psicóloga experta en psicoterapia integrativa para niños y adolescentes en Alcea Psicología. “Son expresiones que escuchamos de los padres cuando se angustian ante el malestar de sus hijos. Tratan de bloquear la emoción para que no sienta el malestar, creyendo que así ayudan al niño. Sin embargo, el menor puede acabar invalidando sus emociones, quitando importancia a lo que está sintiendo, y esto no es bueno para el desarrollo de su autoestima”, añade.

La crianza positiva se perfila como un estilo basado en potenciar las fortalezas y mejorar la autoestima de los niños, quienes deben estar en un entorno seguro, donde se sientan valorados en todo momento y puedan expresarse sin ser juzgados. “El menor debe ser aceptado por su forma de ser; y en sus gustos y preferencias, así podrá ir construyendo su propia autodefinición”, aclara Díaz-Flores. Un estudio publicado en marzo 2024 en el Journal of Education Humanities and Social Sciences (JHSS, por sus siglas en inglés), llamado Impacto de los estilos de crianza en los adolescentes, llega a la conclusión de que los estilos de crianza negativos, que incluyen críticas excesivas, culpabilización, evaluaciones desfavorables y castigos, tienen un impacto muy perjudicial en la autoestima de los adolescentes; un enfoque que puede llevar a los jóvenes a dudar y negar su propio valor y habilidades, reduciendo así su autoestima. La investigación también esclarece cómo los problemas de autoestima causados por la exposición prolongada a estilos de crianza negativos pueden persistir en la edad adulta y afectar las relaciones interpersonales y, por lo tanto, enfatiza que los padres o educadores deben volcarse hacia la crianza positiva. “Un niño estará cada día más seguro de sus capacidades en la medida en que los padres muestren su confianza en él, y le vayan otorgando cierta autonomía para que compruebe por sí mismo lo que es capaz de hacer”, recalca Díaz-Flores.

“La autoestima en los niños tiene un papel imprescindible en el desarrollo emocional y social y en su comportamiento en el futuro. Es la valoración que tienen de sí mismos y afecta a cómo se enfrentan a los desafíos y cómo se relacionan con los demás”, amplía la psicóloga clínica Carolina Lozano Fernández, quien expone en su web un test de autoestima infantil online que estima una primera evaluación del menor, con preguntas como “¿Cargas con la culpa antes de que te digan que hiciste algo mal?” o “¿Vas a su fiesta porque piensas que se pudo olvidar de enviarte su invitación?”.

Una de las investigaciones más recientes sobre este modelo de crianza, publicada en la editorial académica Springer Nature en mayo de 2024 y denominada Crianza positiva, conducta prosocial, sentido de vida y bienestar subjetivo en adolescentes, ha sido llevada a cabo por Gökmen Arslan, experto en Ciencias de Bienestar de la Universidad de Melbourne (Australia). El estudio analiza cómo este tipo de educación sienta las bases para una mayor autoestima, independencia y habilidades sociales en los menores, proporcionándoles una base para la felicidad a largo plazo. Y concluye que una maternidad o paternidad positiva es un factor importante en el aumento del bienestar subjetivo del menor. Además, determina que los padres y madres que favorecen que su hijo tenga una meta en la vida y que se relacione positivamente con los otros mejora la salud física y mental del menor. Y se añade que el fracaso en la satisfacción de esta necesidad básica puede conducir a problemas psicológicos. Así, Arslan llega a la conclusión de que este tipo de crianza basada en las fortalezas tiene una relación muy significativa con la autoestima y la conducta prosocial, la capacidad de relacionarse con los demás.

La autoestima tiene un papel imprescindible en el desarrollo emocional y social de los niños y en su comportamiento en el futuro.
La autoestima tiene un papel imprescindible en el desarrollo emocional y social de los niños y en su comportamiento en el futuro.Flashpop (Getty Images)

“Un niño con baja autoestima es la marioneta de cualquier persona que le quiera hacer daño. Es una persona vulnerable, y la vulnerabilidad está genial, pero de una manera en la que los demás no se aprovechen de mí. Un niño que se siente querido es una persona poderosa, es la valía que tenemos de nosotros mismos”, corrobora la psicóloga especializada en desarrollo infantil y psicología educativa Patricia Ramírez.

Para ofrecer a los niños una crianza positiva basada en la confianza y seguridad en sí mismos, la psicóloga Díaz-Flores explica que hay que evitar invalidar sus emociones o juzgar los pensamientos o conductas, y además habla de la importancia de la propia actitud de los padres: “Tenemos que ser ejemplo de reparación cuando las cosas no nos salen como esperábamos, haciéndoles ver que también nos equivocamos”. “Valorar el proceso de lo que hacemos, el esfuerzo y el tiempo que dedicamos, más que obsesionarnos con los resultados. Tenemos que elogiar la perseverancia y animarlos a probar cosas nuevas, aunque no se le dé bien, pues frustrarse es bueno para su desarrollo”, añade. “El menor debe descubrir cuáles son sus intereses para desarrollar su sentido de identidad”, prosigue esta experta, “porque validando estos intereses se promueve el desarrollo de las habilidades necesarias para alcanzar las metas que se propongan, y esto genera confianza”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_