Gemma Morera, pediatra: “Para evitar la muerte súbita en niños habría que hacerles un electro al nacer y otro a los 12 años, sobre todo si son deportistas”
La médico impulsa un proyecto en Vilanova i la Geltrú para controlar la afección cardíaca en menores. Desde que comenzó en 2022, ha detectado algún caso de arritmia y ha permitido diagnosticar a varios padres debido a las causas genéticas de esta patología
Hacer revisiones médicas más exhaustivas en niños y adolescentes para erradicar los casos de muertes súbitas en menores. Con esta premisa surgió, en 2022, la iniciativa que la pediatra y especialista en alergia y neumología infantil Gemma Morera Ransanz (Barcelona, 47 años) impulsó en el Centre Mèdic Pediàtric, en Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Desde el inicio del protocolo han visto a unos 300 niños. “Los clubes de fútbol y baloncesto —Club Futbol Vilanova Geltrú y Club Bàsquet Samà Vilanova— me envían a los niños a partir de los 6 años y les hacemos una ecocardiografía para ver la forma del corazón y un electrocardiograma simple, aparte del chequeo general. A partir de los 12 años, a todo esto, sumamos una ergometría ―prueba de esfuerzo—. Y lo hacemos porque existe una enorme carencia en la sanidad pública para detectar esta afección cardiaca en menores”, explica la profesional.
Los datos de la Fundación Española del Corazón indican que la incidencia de la muerte súbita en España es de 1,3 casos/100.000 personas al año en menores de 35 años. Morera, también miembro de la Societat Catalana de Pediatria, señala que, por ejemplo, en la mayoría de los exámenes habituales a menores se hace un electrocardiograma en reposo durante un minuto: “Y esta prueba no descarta una arritmia, porque justo en ese lapso de tiempo seguramente no se dará, y es que esta se desencadena con el esfuerzo físico, con la taquicardia y con la emoción, por la adrenalina”.
¿Qué supone que muchas familias no hagan este tipo de exploraciones médicas? “Supone no detectar una patología que es fácilmente detectable, que es silente porque no da síntomas (el 95% son asintomáticos) hasta que se manifiestan y, a veces, ya es demasiado tarde”, asegura Morera. Según explica, la mayoría de muertes súbitas ocurren durante un partido, no en un entreno, porque el detonante que hace desencadenar la arritmia fatal es la adrenalina de la emoción: “Y haciendo un buen estudio podemos detectar patologías, como una arritmia de base no diagnosticada, y con una intervención se implanta un marcapasos o un desfibrilador automático y se puede evitar la muerte súbita”. La pediatra lamenta también que estas pruebas no se aconsejen: “Los pediatras hacemos las revisiones anuales de niños sanos, para ver el crecimiento, si comen bien, etcétera, pero nada más. Últimamente, las asociaciones de pediatría están sopesando la idoneidad de si a los 12 años implantar o no el electrocardiograma en el protocolo del menor sano, pero todavía no está como algo obligatorio”.
PREGUNTA. ¿Puede dar más detalles sobre la medida que ha impulsado con los equipos de fútbol y baloncesto de su población?
RESPUESTA. El proyecto consiste en que hablo con los clubes de fútbol y baloncesto y me envían los niños tanto a partir de los 6 años como después de los 12. Estamos muy contentos porque no solo se ha detectado algún caso de una arritmia probablemente mortal en algún niño, sino que a raíz de diagnosticar al menor hemos diagnosticado a los padres, porque, efectivamente, las causas son genéticas. Hace poco una madre que tenía una estenosis aórtica [estrechamiento de la salida del ventrículo izquierdo del corazón] se ha podido operar y a un padre que tenía una alteración del ritmo cardiaco se le ha implantado un desfibrilador automático. Se han evitado posibles muertes súbitas.
P. ¿Cuál es la principal causa de muerte en niños y adolescentes deportistas?
R. La principal causa de muerte en los jóvenes deportistas son las cardiomiopatías o enfermedades del músculo cardiaco. Algunas pueden dar desmayos, síncopes o palpitaciones y es importante el diagnóstico, no solo para evitar la muerte súbita, sino también para estudiar al resto de la familia y poder impedir más casos.
P. ¿A qué edad es conveniente que se hagan pruebas para ver el estado del corazón?
R. Lo ideal sería realizar un electrocardiograma al nacer o los primeros meses de vida y obligatoriamente a los 12 años, sobre todo en niños deportistas, porque es una edad en la que se federan. Debería ser obligatoria una exploración cardiológica completa, con electrocardiograma y un test de esfuerzo o ergometría. Los clubes deportivos no lo hacen, aunque deberían. Como paciente se puede solicitar en el centro de salud una valoración del cardiólogo.
P. Tras estos reconocimientos, ¿qué se puede averiguar?
R. Podemos averiguar las causas de una muerte súbita que podríamos evitar. Cada año mueren de 20 a 40 personas menores de 35 años por esa causa. Los motivos en niños y adolescentes son patologías genéticas como las cardiomiopatías (alteraciones del corazón), miocardiopatía hipertrófica (el corazón es demasiado grande), anomalías del ritmo cardiaco (arritmias genéticas) o anomalías de las coronarias. Son alteraciones genéticas y la mayoría no dan síntomas o bien son vagos, como una palpitación o síncope, a los que no se les da importancia hasta que ocurre la muerte súbita. Esto solo se puede detectar con una ecocardiografía porque mira la forma del corazón o una ergometría que es un test de esfuerzo, esto es, un electrocardiograma haciendo correr al niño, y así se ve si hay una arritmia desencadenada por el deporte. Cuando hay alguna sospecha de problema cardiaco, el estudio con un monitor Holter que registra los ritmos cardíacos en forma continua durante 24-48 horas permitiría detectar la arritmia en cualquier momento.
P. ¿Los niños con problemas de corazón podrían seguir realizando una actividad física?
R. Es posible, vigilados, con control estricto y lo que paute el cardiólogo. Podrían hacer deporte, pero de forma segura.
P. ¿Puede confirmar que con este tipo de exámenes físicos se puede prevenir la muerte súbita?
R. Son la única forma de evitarla. Se trata de pruebas que no duelen, no irradian y no tienen efectos secundarios. Si hay una arritmia, se pone un desfibrilador automático; si hay cardiomiopatía se hacen controles y a alguno se le puede intervenir.
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