Ocho libros para regalar a lectores de 6 a 18 años con los que acertar seguro

La escritora Agnès Mathieu-Daudé (reconocida por su exitosa colección 'Escuela de ratones') y el ilustrador Olivier Tallec, creador, entre muchos otros, de los inolvidables personajes de ‘Los quienqué', unen sus talentos para presentar a una nueva heroína de andar por casa que promete dar muchas alegrías a esos niños que empiezan a dar sus primeros pasos en la lectura en solitario más allá del territorio del álbum ilustrado. En esta primera entrega de la serie, los lectores conocerán a Dagfrid, una niña vikinga que no soporta muchas de las cosas que implica ser precisamente eso: una niña vikinga. Ella lo que quiere es lanzarse al mar y descubrir América —aunque ya esté descubierta—. En su búsqueda de aventuras, Dagfrid no descubrirá ese territorio, pero quizá, con un poco de fortuna, sí podrá cambiar algunas de las costumbres que no soporta de su poblado. Larga vida a esta pequeña revolucionaria vikinga.

Blackie Little ha echado el resto para convertir en una joya preciosista la primera novela ilustrada de María Ramos. Eso sí, de poco hubiese servido el delicado trabajo de edición sin la imaginación desbordante y el estilo —a medio camino entre la sencillez y la genialidad— de la autora extremeña. En ‘Tres luces’ la autora crea una historia mágica, plagada de fantasía, protagonizada por tres pequeñas estrellas que caen a la Tierra desde el firmamento para el desconcierto de topo y sus amigas las lombrices. Será topo, precisamente, quien se encargue de sus cuidados de una forma casi maternal. También el que, como todo cuidador, tendrá que asumir la llegada del momento en el que las estrellas emprendan su propio camino. Un cuento precioso y con múltiples capas de lectura que, en estos tiempos de individualismo, deja un bello mensaje sobre la importancia de la amistad y la socialización de los cuidados.

Emulando el estilo Rodari, mezclando fantasía, literatura del absurdo y una prodigiosa imaginación para retorcer el lenguaje e inventarse palabras, el escritor balcánico Sasã Stanišic fue finalista en 2022 del Premio de Literatura Infantil y Juvenil de Alemania con ‘¡Ey, ey, ey, taxi!’. Este es un alocado y frenético libro de relatos breves por el que pululan personajes de lo más variopintos y taxis que toman las más excéntricas formas. Escritos para su hijo (todos los viajes y todos los relatos tienen un único fin: volver al lado de su pequeño), los relatos de Stanišic son una invitación a dejar volar la imaginación y a viajar a un mundo surrealista maravillosamente ilustrado por Katja Spitzer. Traducción de Belén Santana.

La inagotable factoría de novelas gráficas de Maeva Young ha añadido en 2022 una nueva protagonista a su extraordinario catálogo: ‘Caty, la cuidadora de gatos’ se asemeja en su estética a las de otras series de éxito de la editorial, como ‘El club de las canguro’, ‘Click’ o las novelas gráficas de Raina Telgemeiner. También comparte con ellas la apuesta por protagonistas femeninas. Sin embargo, la que promete ser solo la primera entrega de esta saga, guionizada por Colleen AF Veanble e ilustrada por Stephanie Yue, aporta varios y atractivos valores añadidos: un guiño al mundo de los superhéroes, mucho sentido del humor (hay varias escenas que invitan a la carcajada) y unos gatos con los que será imposible no encariñarse.

La etapa de tránsito entre la infancia y la adolescencia es muy literaria. Prueba de ello es que muchos autores de literatura juvenil ponen el foco en esa época de cambio en la que es fácil desorientarse mientras se busca un lugar en el mundo. Algo así le pasa a Johanna, la protagonista de la primera novela juvenil de la autora finlandesa Malin Klingenberg. Johanna, sin embargo, cuenta con un as en la manga: es una niña madura que sabe quién es y lo que quiere. No le ocurre lo mismo a su amiga, Sandra, que de repente reniega de ella para hacerse hueco en el club de ‘las divinas’. Sola, sin la que ha sido su alma gemela desde el inicio de la etapa escolar, Johanna se verá empujada a buscar nuevas amistades en esta historia con gran carga animalista que muestra que, si uno está abierta a ellos, siempre hay espacio para nuevos (y mejores) comienzos.

El escritor italiano Davide Morosinotto recupera el espíritu de las grandes novelas juveniles de aventuras en las páginas de ‘La flor perdida del Chamán de K’, una larga (más de 400 páginas) y entretenida historia que nos introduce de lleno en el Perú de los años ochenta. Allí, en una clínica neurológica de la capital, se conocen Laila (hija de un diplomático nórdico) y El Rato, dos niños que recorrerán los exuberantes paisajes peruanos (de los Andes a la selva amazónica) en un apasionante y peligroso viaje iniciático en busca de un milagro en forma de planta que, según intuyen por un diario antiguo encontrado en la clínica, podría salvar la vida de Laila. Emoción a raudales.

En apenas poco más de 100 páginas (que se leen de una sentada) la autora gallega Ledicia Costas cuenta una historia inolvidable que habla de los riesgos de las casas de apuestas y, sobre todo, del inmenso valor de la amistad, especialmente cuando uno transita los siempre complicados caminos de la adolescencia. Narrada a dos voces, las de los miembros de una pareja en descomposición (Nana y Cuervo), y con una extraordinaria capacidad para captar el lenguaje, los problemas y los dilemas adolescentes, ‘La liebre mecánica’ es uno de esos libros que debería ser lectura obligatoria para chavales de los últimos cursos de la ESO.

Con un trazo personalísimo para crear personajes y la utilización de solo dos colores (blanco y azul), la autora sueca Bim Eriksson se erige como heredera de Aldous Huxley o George Orwell con esta brillante distopía que nos sumerge en un mundo poseído por el espíritu de Mr. Wonderful en el que, sin ir más lejos, están censuradas las canciones y las películas tristes. También se persigue y se trata psiquiátricamente a cualquier persona que manifieste síntomas de debilidad mental (véase mostrar sentimientos de pena o preocupación). En esta cárcel de la felicidad, y tras ser detenida por llorar en un lugar público y hacer búsquedas prohibidas en Google, Betty Pott, la joven protagonista de esta novela gráfica, entrará en contacto con algunas miembros de un movimiento de resistencia que desde la clandestinidad se niegan a arrodillarse ante la maquinaria opresora del emoji sonriente.