El incipiente mercado de los ‘podcasts’ para niños
Los proyectos para el público infantil son hoy en día casi una resistencia, emprendida, en muchas ocasiones, por las familias
Maite y Xaviera son las creadoras de La lupa sónica, un podcast de ciencia para niños y niñas que trata de responder a todas esas preguntas que nacen en la infancia y que los adultos no siempre sabemos cómo responder. ¿Por qué dormimos? ¿Cómo es de profundo el océano? ¿Qué vemos en la luna? ¿Cómo se forma una tormenta? Dicen que la idea surgió porque viven rodeadas de niños que les acribillan a preguntas. Preguntas que, en ocasiones, les ponen en un verdadero aprieto porque no saben muy bien cómo responder. “Pensamos que si a nosotras, que somos científicas, a veces nos cuesta, cómo se las arreglarán los padres que se dedican a otras cosas. Vimos la necesidad real, a pie de calle, de explicar y entender mejor qué es la ciencia, cómo se hace, para qué sirve”. Fue así como se dieron cuenta de que fuera de España existía una amplia oferta de podcasts dirigidos al público infantil (But Why: A Podcast for Curious Kids, Tumble, Brains On!, What If World, The Past & The Curious, Wow in the World...), pero poco o casi nada en español, así que se lanzaron a crear un proyecto que rellenase ambos vacíos. “El crecimiento está siendo muy orgánico, muy boca a oreja, pero estamos esperanzadas de ver que se siguen uniendo orejas menudas”, señalan.
Almudena de Cabo y María Prieto, dos periodistas españolas que residen en Berlín, lanzaron el podcast Cometa Colin en 2019 después de que la agencia de noticias en la que trabajaban como corresponsales cerrara. Como Maite y Xaviera, también cuentan que en Alemania existe mucho contenido infantil de gran calidad, pero que echaban en falta programas divulgativos en español. “Nos resultaba un tanto alarmante que niños de ocho o nueve años crecieran únicamente con youtubers, influencers o jugadores de fútbol como referentes. Queríamos ofrecer una alternativa de calidad a las pantallas y un producto que se pudiera escuchar en familia. ¡Muchos padres nos confiesan que ellos también aprenden cosas con nuestros podcasts!”. En Cometa Colin tratan todo tipo de temas, desde el cambio climático hasta los vikingos pasando por cuestiones como de dónde viene el dinero o quién escribe la historia. “Nos escriben niños, padres y profesores para proponernos temas o para preguntarnos cuándo saldrá el próximo episodio. Eso también nos sirve para ver que nuestro alcance no es solo estadístico, sino que tenemos un público fiel que valora nuestro trabajo”, dicen.
La falta de contenido de calidad, educativo, para sus hijas fue lo que también llevó a Claudia Ortiz a crear Allegro mágico, un podcast que trata de acercar la música clásica a niños y niñas. “Hace unos años, no había contenido digital en español que no involucrara la pantalla, y que les estimulara en su imaginación y creatividad. Y, por otra parte, estaba mi amor por la música, en especial la clásica: si yo quería compartirla con mis niñas, seguro que otros padres tendrían la misma inquietud”, cuenta Claudia. Y los había. Allegro Mágico acumula más de 18.000 descargas mensuales.
“Se ha normalizado que una niña vea TikTok, pero no se piensa en que una niña se ponga un podcast o que la familia viaje en el coche con un contenido que todos puedan disfrutar”, dice José David Delpueyo, productor de podcast en Nación Podcast conocido como Sunne. Si bien ha costado diez años que el podcasting entrase en España, ha sido en el momento en el que ha empezado a haber industria alrededor del audio. ¿Y los contenidos dirigidos al público infantil? “Existen muchísimos podcasts de adultos, pero en ocasiones por temática o incluso lenguaje explícito, no podemos escucharlo con los niños. Hay una gran falta de contenidos familiares que puedan escuchar los niños y que los padres no se duerman escuchando cien veces seguidas Caperucita Roja”, lamenta. Además, señala que infantil no debería ser un género en sí: “Es solo un público objetivo, pero tienen derecho a tener podcasts narrativos, de comedia, de aventuras, de entrevistas e incluso, porque no de miedo o de suspense. De igual manera que tenemos todo tipo de historias en el mundo de la literatura”.
Dice Claudia que nunca ha perdido de vista el público al que se dirige: los niños. “Los episodios son para ellos, con historias adecuadas a su edad. Mis hijas participan y me ayudan a crear las historias, hacen los dibujos, mandan saludos, todo para hacerlo más cercano y real. Es la magia de un podcast”. Para Maite y Xaviera el podcast es un formato perfecto porque es tremendamente inmersivo. “Puedes trasladarte al fondo del océano, viajar hasta la Luna o meterte en un sueño loco por el interior del intestino. Las posibilidades son infinitas y eso es tremendamente enriquecedor”. Para ellas es esencial que se generen contenidos de calidad que interesen de verdad a los niños y niñas. “Desde el principio hemos querido que sea un programa que se pueda escuchar en familia, que guste tanto a los pequeños como a los mayores, y que de pie a conversaciones infinitas con un montón de preguntas”.
Una supervivencia difícil
Cuesta encontrar podcasts dirigidos al público infantil que perduren en el tiempo. La mayoría son proyectos muy caseros, modestos, que no cuentan con una periodicidad y que se acaban abandonando. Sí hay muchos audiolibros infantiles, cuentos e historias teatralizadas, pero pocos programas como La lupa sónica, Allegro mágico o Cometa Colin. Según explica Sunne, actualmente las empresas y plataformas inversoras en formato podcast quieren un retorno “rápido”, ya sea en suscriptores o directamente monetario, por lo que el público infantil no interesa a empresas que podrían poner en marcha proyectos de este tipo con los recursos adecuados. “Como el público infantil no es considerado como un consumidor, no interesa. A priori un niño no tiene un Paypal o una tarjeta con la que pagar la suscripción al podcast, pero como padre puedo asegurar que he gastado cientos de euros en muñecos de quiosco que valen 70 céntimos. ¿Por qué no es contenidos de calidad?”. Los podcasts para el público infantil se convierten entonces en casi una resistencia, emprendida, claro, por sus familias.
Cometa Colin está disponible en las principales plataformas de audio y su tercera temporada roza las 50.000 escuchas. Sin embargo, sobrevive gracias a la pasión de sus creadoras. “Creemos que es importante que los niños tengan acceso a contenido de calidad y por eso acabamos de lanzar ya la tercera temporada. Ahora mismo nosotras dos somos guionistas, productoras, editoras de audio, community managers y comerciales. El proyecto sobrevive gracias a que las dos tenemos otros ingresos. Estamos estudiando formas de financiación como patrocinios o acuerdos de financiación con fundaciones”.
Lo mismo ocurre en La lupa sónica: “Detrás del programa hay mucho trabajo. Entre documentación, crear guiones, grabar, editar y difusión se van más de 40 horas por episodio y eso es dinero y tiempo. De momento sobrevivimos a base de ilusión y ganas, pero estamos tanteando diferentes vías de financiación; siempre teniendo en cuenta que buscamos un programa que llegue al máximo número de niños y que no incluya publicidad a toda costa. Tenemos una página de micromecenazgo en el que las familias que nos escuchan nos apoyan, hemos ganado un premio y alguna cosa extra. Pero la realidad a día de hoy es que solo cubrimos una parte del presupuesto”. Maite y Xaviera son muy optimistas y dicen que no tiran la toalla porque creen que estamos ante el nacimiento de un fenómeno que ha llegado para quedarse. “Las familias demandan contenidos de este estilo. Opciones que sean divertidas, entretenidas y que permitan sacar a los pequeños un rato de las pantallas. Al final el público infantil es un público muy grande y especialmente olvidado. Por eso, estamos seguras de que en los próximos años se unirán muchos más podcasts infantiles a la lista”.
Reconoce Claudia Ortiz que en su caso la cuestión de la financiación también es un asunto que está tratando de solucionar: “Si no es con patrocinio, en España es difícil que un podcast sobreviva. Ahora están llegando las modalidades de suscripción que tal vez den un respiro a los podcasters. En Estados Unidos es común la promoción y creación de productos, tanto digitales como físicos, que acompañan al podcast, así como modalidades de patrocinio del público como Patreon, pero aquí me parece que la cultura de pago por contenido no está arraigada. También creo que las empresas españolas apenas comienzan a ver al podcast como una ventaja y una alternativa a su mezcla de marketing”. Ojalá, como en otros países europeos, el público infantil pueda disfrutar de muchos más proyectos como estos.
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