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Pasar tiempo con tus hijos: ¿cantidad o calidad?

Podemos compartir muchas cosas de manera sana y positiva con nuestros peques. El hecho de no pasar suficientes ratos con ellos por el ritmo de vida frenético, nos hace sentir frustrados

Una madre y su hija descansan en el maletero del coche.
Una madre y su hija descansan en el maletero del coche.Unsplash

Tiempo de calidad es aquel tiempo que pasamos con nuestras criaturas con conexión afectiva y presencia plena, sin distracciones, interrupciones ni pantallas, dedicándoles toda nuestra atención y persona para jugar, hablar, conocernos, compartir, generar confianza y crear vínculos fuertes que los acompañarán toda la vida. Mireia Carrera es psicóloga infantil y considera que eso no quiere decir todo el día a todas horas: “Estar con los peques todo el día no es pasar tiempo de calidad. Acompañar a tu hijo al cole y decirle lo mucho que te gusta estar con él, que te cuente algo que le importe y que toda tu atención solo esté en lo que dice, es tiempo de calidad”. Carrera afirma que la mayoría de padres y madres trabaja full time y “muchos apenas se cruzan con sus hijos por los horarios, pero encontrar diez minutos al día lo podemos hacer todos”.

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Zazu Navarro es educadora social experta en TEA, Guía Montessori y educadora de Disciplina Positiva. Forma parte de la plataforma Criar con Sentido Común y se muestra sincera: “Tengo la sensación que darle un nombre a cómo pasamos el tiempo con nuestros hijos e hijas nos hace sentir menos culpables. El hecho de no pasar suficiente tiempo porque llevamos un ritmo de vida frenético, entre trabajo, colegio, extraescolares... nos hace sentir frustrados y que la sociedad nos diga tranquilos, tranquilas, no pasa nada, si lo importante no es la cantidad es la calidad nos alivia”. Para Zazu Navarro interesa más que las personas adultas seamos productivas a nivel laboral y social a que acompañemos a nuestros hijos e hijas en la crianza y en la educación”. Y prosigue: “Se habla de tiempo de calidad refiriéndose a estar presentes, con todos nuestros sentidos puestos en ese momento, sin estar pensando en que tenemos que hacer esto o lo otro”. La calidad se refiere a la plenitud de nuestra presencia. Navarro cree que podemos compartir muchas cosas de manera sana y positiva con nuestros peques “desde poner la colada, a hacer la comida, a poner la mesa y todo podemos hacerlo estando presentes. La cuestión es, ¿tenemos tiempo para compartirnos y vivirnos?

La directora de la Clínica Uditán y del Espacio de Crianza El saloncito de mama Margot Ripoll cree que a veces pensamos que para el tiempo de calidad hace falta grandes planes, y por ello postergamos esta atención de calidad a grandes momentos que puede que no lleguen nunca o lo hagan poco. “Sin embargo, se trata de todo lo contrario. Consiste en ofrecer presencia y atención incondicional a diario. La cotidianidad y compartir rutinas nos ofrece oportunidades para pasar tiempo de calidad con los nuestros”. Señala que puede parecer una obviedad, pero que los niños sepan cuando es el momento en el que podrán tener toda la atención de sus progenitores es muy beneficioso (además de tranquilizarles). “Almorzar con ellos sin mirar el móvil o por las noches hablar un rato antes de apagar la luz o leerles un cuento es pasar un rato a gusto”. La experta recomienda pelear con el estrés y las cargas laborales (y sociales) para dedicarles miradas, sonrisas y momentos para conectar, charlar y practicar la escucha.

Cuando hay conexión afectiva (que la produce el tiempo de calidad) nos buscan para contarnos lo bueno y lo malo, para compartir su vida y hacernos partícipes. Margot Ripoll se pregunta el por qué: “porque saben que estás disponible para acompañarlos emocionalmente y que siempre pueden contar contigo”. Y así mismo, aprenden a comunicarnos las cosas, a buscar ayuda cuando lo necesitan así como a darle el tiempo a las cosas que al final conllevan a la felicidad. Ripoll asegura que la familia es el primer laboratorio social a partir del que se configuran y ensayan las demás acciones, el autoconcepto, la gestión emocional. “Hay que estar disponible para que todo esto se pueda experimentar y aprender. Los lazos emocionales necesitan tiempo y espacio. Sentir que pertenecen a un grupo y que son importantes para la familia es fundamental para una sana autoestima”.

Muchos padres se quejan de que sus hijos adolescentes no les hablan, no lo pasan bien con ellos, no quieren ir de fin de semana con sus padres o no saben nada de lo que hacen o piensan. “Pues bien, no pasar tiempo de calidad en su momento, no estar conectado con tus hijos desde pequeños hace que de más mayores hayan aprendido a no contar con nosotros”, afirma Carrera. Es importante hablar en “el lenguaje del amor”, en opinión de la psicóloga Carrera, “lo mejor que se puede hacer es escuchar y agregar palabras de afirmación o exclamación en lo que os está contando. Mostrar gestos como cogerle de la mano y decirle lo mucho que os gusta que os cuente sus cosas. Eso es tiempo de calidad, y eso hará que vuestra relación sea sana en un futuro, y sobre todo, cuando tenga un problema os lo contará y podréis ayudarle”.

Ripoll asegura que a muchos padres se les olvida jugar con sus hijos. La cuestión para revisarse a uno mismo es tan sencilla como preguntarse al final del día: ¿cuánto tiempo he jugado o he dedicado únicamente a mis hijos hoy? La conexión afectiva que va a determinar que nuestro tiempo sea de calidad con los hijos se alimenta a base de pequeñas acciones, la propuesta de la psicóloga Ripoll es aliarse con lo cotidiano desde que son pequeños: “Dedícale ratos de atención positiva: pasa buenos momentos juntos, pero no necesariamente fuera de casa, utiliza lo que te ofrece la cotidianidad. La atención positiva es aquella que no es superada por las prisas y los reproches”.

Para tener momentos o tiempo de calidad no hace falta que sean días especiales. Mireia Carrera asegura que lo bonito de ofrecer tiempo positivo a nuestros peques es que se puede hacer todos los días: “También puede hacerse ejercicio juntos un día de la semana, o ir a un restaurante (sin pantallas, por supuesto). Puede ser hacernos una foto todos los días con ellos, tan simple como eso y genial para los padres con poco tiempo. Ayudarles a desempeñar algo que les hace ilusión, pero que necesitan ayuda, como pintar su cuarto, o hacer alguna manualidad. Cocinar con ellos, comer con ellos, dormir con ellos, en definitiva, todo aquello que hagáis con ellos y que ellos sientan que son importantes y conectados con vosotros”.

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