“En la lotería de Navidad hemos formado una pequeña familia. Nos vestiremos en casa”
Luis Redondo Sanz es uno de los fans del sorteo de El Gordo que acude cada año disfrazado al salón. Este año lo tendrá que seguir por televisión
Luis Redondo Sanz (Madrid, 56 años) es uno de los fans del sorteo de la Lotería de Navidad que cada año acude disfrazado a esperar El Gordo en el salón del Teatro Real de Madrid, donde se cantan los números. Para buscar la suerte, desde que España ganó el Mundial en 2010, se disfraza con la bandera, gafas y gorro. Otros años se desplazaba de madrugada desde Aranjuez, donde vive y regenta una peluquería y donde tiene un pequeño museo del deporte dedicado al Real Madrid y a España. Este año no podrá acudir al salón, pero lo que más echará de menos es a la pequeña familia que ha conocido allí. [Horario y cómo seguir el sorteo de la Lotería de Navidad de 2020]
¿Por qué empezó a ir a ver el sorteo?
Me decidí a ir al sorteo de Navidad en 2010 cuando España ganó el Mundial. Siembre lo veía con mi madre desde las nueve de la mañana en la televisión pero siempre quise ir allí. Ese año me disfracé con la bandera del país y me llevé una réplica de la copa del mundo. También llevé el coche de mi padre que está decorado con la bandera nacional y había conseguido que lo firmaran jugadores del Real Madrid y de la selección. Ahora también llevo alguna bufanda de mi equipo, el Real Madrid.
¿Por qué este disfraz?
El Mundial fue una cosa que celebraron todos desde Cataluña, el País Vasco, Murcia. Yo lo viví como una historia de unidad y orgullo por el país. Además, hago un homenaje a mi padre, que es el dueño del coche.
¿Suele ir solo?
Voy con un amigo de Aranjuez. Llegamos tarde y pasamos la noche en la puerta para coger sitio. Los que vamos a menudo disfrazados nos conocimos en la cola del sorteo de Navidad y hemos formado una pequeña familia. Ahora no me pierdo ninguno.
¿Y la noche se les hacía larga?
Hace mucho frío en esta época y la gente se mete en tiendas de campaña o sacos de dormir. Yo me llevo el coche. En el Teatro Real hay un parking cerca y nos dejan bajarnos unos pocos para no pasar tanto frío. Otros prefieren ir a jugar al bingo como la señora Manoli, que se disfrazó de árbol el año pasado. Entre todos nos turnamos para amenizar la noche y guardarnos el sitio. Para otro año, deberían ayudar a la gente que espera toda la noche porque al final un sorteo sin ambiente es monótono. Nos encargamos de darle color y alegría. Por ahora hemos conseguido que pongan una carpa allí y nos regalan un chocolate con churros por la mañana.
¿La lotería les ha unido?
Sí. Hemos creado un grupo de WhatsApp unas 15 personas y en alguna ocasión nos hemos visto, aunque es difícil porque cada uno vive en un sitio. Es una cita que esperamos con expectación. Llevamos varios meses pendientes de qué iba a pasar y nos han dicho que no va a haber público. Estamos un poco defraudados y muchos tenían nuevo disfraz. Pero entendemos que la seguridad es lo primero.
¿Cómo lo va a vivir este año?
Lo veré por televisión. Aunque en el grupo estamos hablando para juntarnos por videoconferencia y queremos vestirnos todos como si estuviéramos en pleno sorteo.
¿Cuántos décimos juega?
Estoy abonado al 06248 desde el 2010 porque es la matrícula de mi coche. En esta ocasión en total tendré siete décimos. Está la cosa apática y tengo menos que otros años. Normalmente tengo amigos de otras ciudades que vienen y me traen alguno, pero con el coronavirus hemos coincidido poco. Tengo amigos que han comprado más para ver si les toca. Dicen que ante una desgracia se reparte más suerte...
¿Vende el décimo de su coche en su peluquería?
Lo vendo a mis amigos, a los clientes de la peluquería, a gente del fútbol, pero mi mujer ya no quiere saber nada de lotería. Aunque este año he cogido menos décimos porque no se los he podido repartir a los que venían de fuera. Habré vendido unos 60, mientras que lo normal eran 200. Si nos toca es mucho dinero y mucha gente que haces feliz.
¿Le ha tocado alguna vez?
No, solo terminaciones. Conozco a gente que se ha llevado algún premio. Pero bueno, si toca bien y sino pues nada. Este año lo importante es la salud.
¿Y si le toca?
Este año es complicado. Creo que cerraríamos unos días para descansar porque llevamos desde que nos dejaron empezar a trabajar y la cosa ha sido difícil. Hay clientas que faltan. En una peluquería hablas con la gente y se desahogan contigo. Te cuentan que han perdido un hermano y te destroza. Cada mañana tienes que coger mucha fuerza para seguir adelante. Sabemos que tenemos suerte de poder trabajar, pero soportamos mucha presión. Tampoco podemos cerrar muchos días porque es un servicio social y si la gente no está arreglada se puede hundir más.
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