Rusia quiere imponer su plan de paz con avances en múltiples frentes de Ucrania
Las tropas de Kiev mantienen un 10% de la ciudad de Pokrovsk, pierden en otros sectores de las provincias de Donetsk y Járkov y retroceden de forma alarmante en Zaporiyia


Las condiciones rusas para terminar la guerra quedaron claras este noviembre, con el plan de paz de 28 puntos de Donald Trump. El enviado especial del presidente de Estados Unidos para Rusia, Steve Witkoff, elaboró con hombres de confianza del líder ruso, Vladímir Putin, un documento que era una lista de claudicaciones para Ucrania. Volodímir Zelenski, el mandatario ucranio, y sus aliados europeos dejaron claro a Trump de que aquello era una humillación inaceptable y que había que reformular la propuesta. Putin respondió como siempre, con las armas, acelerando la presión en múltiples frentes de combate. El resultado está siendo el mayor avance ruso de los últimos meses.
Putin anunció el 1 de diciembre que sus tropas habían finalizado la conquista de tres localidades clave en la guerra: Vovchansk y Kupiansk, en la provincia de Járkov, y Pokrovsk, en Donetsk. La información de Putin es falsa porque su ejército no ha tomado por completo estos municipios, los combates siguen calle a calle. Estos mensajes del líder ruso, según aseguran fuentes del Ministerio de Exteriores ucranio, buscan convencer a Trump, en las negociaciones en marcha para reformar su plan de paz, de que las principales concesiones son inevitables porque a Ucrania solo le queda claudicar en el frente.
En aquel plan se establece que todo Donbás (las provincias de Donetsk y Lugansk) ha de ser de soberanía rusa. El ejército ucranio debe retirarse del 20% de Donetsk todavía bajo su control. La lógica de Putin es que para Kiev es peor aplazar lo que acabará sucediendo, que Rusia conquistará estos territorios. Zelenski confirmó este lunes que Rusia continúa exigiendo en la mesa de negociaciones que se le entregue todo Donbás.
El anuncio de la toma de Kupiansk y Vovchansk por parte de Putin y el jefe del ejército ruso, Vareli Guerásimov, buscaba conectar con otro punto del plan de paz, aquel en el que Moscú acepta retornar los territorios ocupados en las provincias de Sumi y Járkov. La presión en esta última región ha ido a más, y no solo por motivos militares, también políticos: ganar terreno en Járkov serviría al Kremlin para subrayar la idea de que ellos también asumen grandes concesiones. “Rusia quiere tomar todo el país, pero acepta [en el plan de paz] que no lo hará”, dijo el domingo Trump en una comparecencia en Washington en la que apremió a Zelenski a llegar a un acuerdo.
El plan de 28 puntos y la propuesta ucrania coincidían por lo menos en que un acuerdo de paz debe congelar la línea de contacto en las provincias de Jersón y Zaporiyia. El frente de Jersón no varía desde hace tres años porque lo delimita el río Dniéper, y una ofensiva requeriría de ingentes recursos para el desembarco. Pero en Zaporiyia sí se están produciendo los cambios más rápidos en el frente.
Rusia conquistó en noviembre 505 kilómetros cuadrados, lo mismo que en septiembre y octubre sumados, según el mapa ucranio de análisis de la guerra Deep State. La mayor parte de estas ganancias son en el sur, en el frente de Zaporiyia. Las tropas enemigas han conseguido en un mes avanzar hasta entrar en Stepnohirsk, a 20 kilómetros de la capital provincial. La región es llana y de campo agrícola. Sin suficientes defensas ni una orografía que permita frenar al atacante, el avance con un atacante con más recursos parece inevitable.
El empuje ruso ha sido frenado en Huliaipole, pueblo que hace un mes todavía estaba a 10 kilómetros del frente. Los combates urbanos para tomar esta localidad desacelerarán el ritmo ruso, pero estos empezaron antes de lo previsto, según admitió el Estado Mayor ucranio, por la negligencia en la rotación y retirada de una brigada que defendía el lugar desde hacía tres años.
Mick Ryan, general australiano retirado y experto del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), advertía este noviembre que Rusia ha perfeccionado su capacidad de persistir en “miles de pequeños asaltos, como mordiscos” en todo el frente, hasta encontrar un punto débil en las defensas: “Cuando este punto vulnerable es detectado, los rusos lo desbordan con infantería y drones, buscando en especial [en la retaguardia] dar con las bases de mando y los centros operativos”.
Amenaza en Járkov
En Vovchansk, en la provincia de Járkov, en el noreste, también ha habido un súbito empeoramiento de la situación. La Brigada Jartia, una de las mejores del ejército ucranio, lleva desde 2024 conteniendo a los rusos en esta ciudad de frontera, pero este otoño el invasor ha conseguido romper el equilibrio y tomar la mayor parte del municipio.
Rusia tiene el control de la mayor parte de Kupiansk, también en la provincia de Járkov, una ciudad estratégica para Ucrania para mantener las vías logísticas a Donetsk y para pensar un día en retomar Lugansk. Tras el empuje que consiguieron las tropas de Guerásimov en verano, las Fuerzas Armadas de Ucrania han conseguido en los dos últimos meses contener al invasor. Es decir, Kupiansk está todavía lejos de haber sido plenamente capturada, como proclamó Putin.
Prokovsk, al límite
Más allá de Zaporiyia, los progresos rusos se producen de forma constante pero a un ritmo muy lento. Pokrovsk, ciudad clave de Donetsk, lleva más de un año bajo asedio y Rusia todavía no la ha conquistado. Aunque nadie cree que sea posible que Ucrania recupere su control en esta guerra, empezando por la OTAN. Fuentes de la Alianza Atlántica la dieron por perdida, como también la vecina Mirnograd, en un encuentro con medios del 2 de diciembre. La OTAN estimó que las Fuerzas Armadas de Ucrania controlan menos del 10% de Pokrovsk.
El coste en bajas para el ejército ruso es extraordinario, el mayor desde la toma de Bajmut, en 2023, según las estadísticas que ofrece el Estado Mayor de Ucrania. La táctica de asalto de la infantería rusa ha evolucionado desde entonces, desde los asaltos suicidas frontales que en Bajmut llevaban a cabo los mercenarios de Wagner. Pero los pelotones rusos continúan recibiendo órdenes de tomar una posición a toda costa, y el resultado son vídeos como el que publicó en sus redes sociales el 29 de noviembre la exportavoz de Zelenski Iuliia Mendel: en él se ve a dos soldados rusos rodeados de cadáveres en Pokrovsk intentando avanzar y no cobijarse pese a ser conscientes de que drones ucranios están a punto de matarlos.
Decenas de miles de bajas, entre heridos y muertos, lleva Rusia en el asedio sobre Pokrovsk. Solo en octubre, según Zelenski, fueron 25.000 soldados rusos los que fallecieron o cayeron heridos en el frente. Sus Fuerzas Armadas estiman que desde 2024, el enemigo ya suma 100.000 bajas en Pokrovsk. La cifra es difícil de contrastar sin datos oficiales rusos, pero observadores independientes en Europa dan por hecho que sí son decenas de miles.
Infantería, fundamental
Estas estadísticas no solo hablan de la carnicería que es esta guerra también para Rusia, también demuestran que la infantería, pese a la hegemonía de los drones, sigue siendo fundamental para lograr objetivos sobre el terreno. Así lo concluía Ryan: “La infantería sigue siendo esencial en las operaciones rusas para conquistar terreno, lo hace en pequeños equipos de entre dos y cuatro soldados”, dice el informe del CSIS, subrayando la evolución rusa respecto a las cargas suicidas con pelotones enteros que eran costumbre hasta 2024.
Rusia controlará este diciembre todas las ruinas de Pokrovsk gracias a estos sacrificios, según vaticinó un informe del Ministerio de Defensa estonio del 21 de noviembre. Será la conquista rusa más importante desde de la toma de la vecina Avdiivka, en verano de 2024, y ampliaría todavía más el cerco sobre el resto de Donetsk en manos de la Ucrania libre. Los tres núcleos urbanos que son hoy el corazón de la resistencia ucrania en Donbás (Lugansk ya está bajo dominio ruso) es un triángulo formado por Kostiantinivka, Kramatorsk y Sloviansk.
Los rusos ya han entrado en los barrios orientales de Kostiantinivka. Sobre Sloviansk se acerca la amenaza que dio por hecha Guerásimov el 1 de diciembre: las tropas invasoras podrían haber roto las defensas en el municipio de Liman, a 15 kilómetros de Sloviansk. El 3º Cuerpo del ejército ucranio replica que no es así, pero los rusos han capturado en los dos últimos meses 35 kilómetros cuadrados en el perímetro este y sur de Liman, según Deep State.
Que Rusia se fortifique en Pokrovsk no es solo mala noticia para Ucrania en su intento de seguir en Donetsk, también lo es en sus defensas para que el invasor no entre más profundamente en la vecina provincia de Dnipropetrovsk, donde ya han puesto un pie. Este sería también uno de los territorios que Rusia aceptaría retornar si Kiev renuncia a la soberanía de Donbás y la península de Crimea. Es decir, el Kremlin contará con más cartas en la mesa de negociación para dejar claro a Ucrania que, o cede la soberanía de Donbás y Crimea, o tiene más terreno que perder.
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