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“¡Alza tu cabeza, eres un sirio libre!”: festejos en Damasco por el primer aniversario de la caída del dictador Bachar el Asad

Reina el entusiasmo en las principales ciudades del país, entre banderas, fuegos artificiales y cánticos de una multitud

Antonio Pita

La convocatoria era a las 20.00 horas (18.00 en la España peninsular), pero una multitud de sirios ha celebrado desde primera hora del día en plazas, calles y carreteras el primer aniversario del derrocamiento del dictador Bachar el Asad, que huyó a Rusia hace justo un año para escapar de la ofensiva que los rebeldes habían lanzado por sorpresa solo 11 días antes desde el último reducto rebelde, la provincia de Idlib, en el noroeste. El ambiente es de entusiasmo en las principales ciudades, con niños y adultos agitando banderas en calles y coches, pintándose sus colores en la mejilla, lanzando petardos y fuegos artificiales o haciendo sonar los cláxones.

La plaza de los Omeyas de Damasco, escenario de la principal convocatoria, está llena desde primera hora de la tarde. No pasa un segundo sin que suene un petardo o fuego artificial. A pie de calle, cuesta avanzar y el festejo se extiende a las calles de acceso y a un puente por encima. Las imágenes aéreas dan cuenta de la inmensa masa de gente. Algunos asistentes o soldados llevan rosas, hacen en grupo el baile tradicional o transportan un monigote con la cara de El Assad en la horca en una celebración llamada oficialmente “La fiesta de la liberación”.

“Mira qué contenta está Siria”, dice Mirbat Zain, de 30 años y natural de Damasco, donde ha acudido con su hijo a la celebración. “Para mí era importante estar aquí no solo para compartir la felicidad con mi gente, sino también para que la vea el mundo. Que sepan y entiendan que Siria está contenta y ha empezado un nuevo capítulo (en su historia)”.

El ambiente se asemeja a una celebración deportiva. Incluso se cuelan banderas de equipos de fútbol como el Barcelona. También se ven algunas palestinas. Algunos cánticos son simplemente canciones famosas o lemas islamistas. De hecho, la celebración comenzó en cierto modo en la víspera, cuando una multitud se juntó para festejar el pase conjunto de las selecciones de fútbol de Siria y Palestina a cuartos de final de la Copa Árabe de la FIFA, al empatar en su partido. Jugadores y aficionados ya entonaban los mismos lemas (“¡Uno, uno, uno, el pueblo sirio es uno!” o “¡Alza tu cabeza, eres un sirio libre!”) que suenan de nuevo este lunes en las celebraciones.

También han ido acudiendo miles de personas a las plazas en ciudades como Alepo, Deraa, Hama u Homs, que ya habían dejado festejos masivos las dos últimas semanas, en función del día de su liberación. Hace ahora un año, los soldados regulares y sus aliados (Rusia, Hezbolá e Irán) iban pactando su rendición o escapando ante el avance rebelde. El grupo islamista Hayat Tahrir al Shama, al que pertenece el actual presidente, lideró aquella ofensiva relámpago desde Idlib. Bastantes portan este lunes su bandera, blanca y con el juramento musulmán, junto con la nacional.

Afraa Hakouk, de 28 años, permaneció durante la guerra en la zona rural de Damasco, que estuvo bajo control del régimen de El Asad. Este lunes celebra en la capital que “Siria entera se alegra” de la marcha del dictador, y además lo hace “unida”. “¿Ves?”, ejemplifica señalando una pantalla gigante que muestra en directo los miles de personas que también han salido a las calles en Idlib, Homs, Tartús, Hama o Alepo. El plano es más cerrado (para que parezcan más) en las localidades alauíes de la costa, bastión de El Asad.

Hakouk admite que aún queda mucho por hacer tras 14 años de guerra: “Hay demasiada pobreza todavía. Y necesitamos que los servicios, como la electricidad y el agua, lleguen a más gente. Pero soy optimista sobre el futuro. En un año no se podía hacer más”.

Las autoridades no han informado de incidentes, en medio de impresionantes medidas de seguridad, con filas kilométricas de soldados apostados en los accesos y un aumento de los puestos de control en las carreteras. El temor es que nostálgicos del régimen decidan aprovechar el simbolismo de la fecha para efectuar un ataque con particular repercusión.

El Gobierno venía animando desde hacía días ―a través del envío masivo de mensajes de texto a los teléfonos móviles y de carteles publicitarios― a celebrar la efeméride, para “completar la historia” que comenzó con la caída del dictador. En uno de ellos se advierte contra la costumbre de disparar al aire como celebración, para no acabar siendo “una víctima de la liberación”. La Corporación Postal Siria ha emitido cinco sellos y una postal conmemorativa que saldrán a la venta el martes.

La plaza de los Omeyas ha sido sobrevolada por paracaidistas en una de las exhibiciones militares organizadas por el Ministerio de Defensa en distintos puntos del país para acompañar el aniversario. El presidente, Ahmed al Shara, ha acudido a la de la capital, tras rezar en la Mezquita de los Omeyas (vestido del uniforme militar con el que combatió en la guerra). Ha prometido “reconstruir una Siria fuerte, acorde con su presente y su pasado, de norte a sur y de este a oeste”.

En el noreste están las Fuerzas Democráticas Sirias, la alianza liderada por las milicias kurdas que controla el 25% del territorio, que ha prohibido las concentraciones. Este lunes ha lanzado un conciliador mensaje de felicitación a todos los sirios por la caída del El Asad, pero ha insistido en la necesidad de poner fin al “lenguaje de la incitación al odio” contra los kurdos que siguen utilizando algunos hoy en el poder. “Este discurso tenso y arrogante ya no es aceptable y no puede ser la base para construir una nueva patria; más bien, es una continuación directa de la mentalidad del régimen que ha caído y no volverá”, declaró.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.
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