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Putin autorizó el intento de asesinato del agente doble Skripal en territorio británico, según un informe independiente

El exjuez Hughes atribuye al presidente ruso la “responsabilidad moral” de la muerte de una ciudadana británica

Operativo de investigación en Winslow
Rafa de Miguel

Enviar a dos agentes sin escrúpulos al Reino Unido para intentar asesinar a un agente doble y a su hija con un agente nervioso de elaboración militar, el novichok, es una operación que resulta imposible de imaginar sin la orden directa de la más alta autoridad rusa. Es decir, de Vladímir Putin. El informe independiente elaborado por el exmagistrado del Tribunal Supremo Anthony Hughes sobre el atentado contra Serguéi Skripal y su hija Yulia, en marzo de 2018, en la ciudad de Salisbury, y sobre la muerte accidental derivada de ese ataque de la ciudadana británica Dawn Sturgess, expresa sus conclusiones con firmeza: “Estoy seguro de que al llevar a cabo su atentado contra Serguéi Skripal, actuaron siguiendo instrucciones. Y he llegado a la conclusión de que esa operación para intentar asesinarle tuvo que ser autorizada al máximo nivel, por el presidente Putin”, afirma Lord Hughes.

El exjuez atribuye al presidente ruso la “responsabilidad moral” de que, cuatro meses después del atentado, Sturgess, de 44 años, inhalara por accidente el agente nervioso, que los agentes habían introducido al país en un frasquito de perfume que abandonaron luego en un parque público. El novio de la mujer, Charlie Rowley, dio con el recipiente y se lo regaló. Sturgess perdió al instante la conciencia y falleció pocos días después en un hospital.

Nada más conocer el informe, el Gobierno británico ha ordenado un paquete completo de sanciones contra el servicio de inteligencia militar ruso, el GRU, en su conjunto. Las medidas punitivas señalan expresamente a once individuos implicados en actividades hostiles de Rusia en el exterior, varios de ellos pertenecientes a la agencia de espionaje. Downing Street ha convocado a consultas al embajador ruso.

“Los envenenamientos de Salisbury conmocionaron al país. Los hallazgos hechos públicos hoy [en el informe de Lord Hughes] son un serio recordatorio del desprecio del Kremlin hacia las vidas inocentes”, ha dicho el primer ministro, Keir Starmer, después de conocer el resultado de la investigación independiente. “El Reino Unido siempre hará frente al brutal régimen de Putin, y llamará a su maquinaria de asesinatos como lo que es realmente. Las sanciones aprobadas hoy [por este jueves] son un nuevo paso en nuestra defensa inquebrantable de la seguridad europea, mientras seguimos ahogando las finanzas de Rusia y reforzamos la posición de Ucrania en la mesa de negociación”, ha añadido Starmer.

Las sanciones apuntan directamente a ocho agentes del GRU implicados en el ciberespionaje militar, y a tres miembros más a lo que se acusa de organizar actividades hostiles y de sabotaje en Ucrania, incluido un intento de atentado terrorista en un supermercado de este país, que hubiera supuesto la muerte de civiles.

La tragedia de Surgess

Alexander Petrov, Ruslan Boshirov y Sergei Fedotov, tres agentes del temido servicio militar de inteligencia ruso, viajaron hasta territorio británico con la misión de asesinar a Sergei Skripal. Él mismo había sido miembro del GRU, y acabó actuando como agente doble al servicio del MI6, el servicio de inteligencia exterior del Reino Unido. Capturado en Rusia y enviado a prisión en 2004, donde debía cumplir una condena de 13 años, acabó formando parte de un intercambio de espías entre Londres y Moscú en 2010.

El 4 de marzo de 2018, Skripal, de 74 años, y su hija, Yulia, fueron envenenados con novichok. Los agentes rusos rociaron la puerta de su vivienda de Salisbury, en un barrio a las afueras de la ciudad. Aunque ambos enfermaron gravemente, sobrevivieron al ataque.

“Estoy seguro de que Petrov y Boshirov trajeron con ellos hasta Salisbury el frasco de Nina Ricci [la marca del perfume] que contenía el Novichok, elaborado en Rusia, y causante posteriormente de la muerte de Dawn Sturgess. Fue probablemente la misma botella con la que rociaron el pomo de la puerta de entrada de la vivienda de Skripal”, afirma el exjuez Hughes. “Sin ningún tipo de escrúpulos, se deshicieron del frasco en una zona pública de Salisbury. No es posible que no fueran conscientes del riesgo que creaban, y de la posible muerte o enfermedad de un número indefinido de ciudadanos inocentes”, concluye.

Sin embargo, el exmagistrado señala también, como el propio Gobierno británico ha corroborado, que el atentado no fue solamente un intento del Estado ruso de vengarse contra Skripal. Perseguía algo de mayor alcance, que con los años y las acciones de Moscú se ha confirmado. “Fue una declaración pública, para consumo interno y externo, de que Rusia iba a actuar con determinación en defensa de sus propios intereses”, asegura Hughes. “Se pensó como una clara demostración del poder de Rusia”, asegura el informe.

Los agentes llegaron a testificar en la causa judicial abierta contra ellos, y afirmaron que habían viajado hasta Salisbury para hacer turismo y visitar su famosa catedral. Rusia nunca los extraditó al Reino Unido. El exjuez Hughes exonera, sin embargo, de toda culpa al Gobierno británico, al que se había acusado de no proteger adecuadamente a Skripal.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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