Jack Schlossberg, el nieto de John F. Kennedy, da el salto a la política
El abogado, escritor e ‘influencer’ de 32 años inicia su carrera al postularse a las primarias demócratas para el Congreso


Jack Schlossberg es un abogado neoyorquino de 32 años. Es también un fenómeno en las redes sociales. Tiene más de 1,5 millones de seguidores en TikTok, Instagram y X, donde cuelga vídeos irreverentes, con críticas mordaces contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Se disfraza, hace parodias y, con un estilo fresco y desenfadado, opina sobre algunos de los asuntos que más preocupan a los estadounidenses. Pero Schlossberg, sobre todo, es conocido por ser el heredero de una estirpe de políticos que representa la aristocracia estadounidense y lo más cercano a la realeza que tiene el país. Es el único nieto varón de John Fitzgerald Kennedy y Jackeline Kennedy.
Esta pasada semana ha dado un paso decisivo. Ha anunciado su salto a la arena política y se ha postulado para competir en las primarias demócratas para ocupar el puesto en el Congreso en representación del distrito 12 de Nueva York, que deja vacante el histórico Jerrold Nadler, quien se retirará después de más de tres décadas en el cargo.
“No hay lugar donde prefiera estar que en la arena política, luchando por mi ciudad”, apuntó Schlossberg en un vídeo en Instagram donde presentó su candidatura. En anteriores publicaciones en la red social se le ve imitando otras voces, bailando, disfrazado o patinando mientras recita a Lord Byron.
Ahora busca ser nominado por los demócratas para participar en las elecciones de mitad de mandato que se celebrarán el próximo año, donde se renovarán los 435 miembros de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Unas elecciones decisivas, porque pueden cortar las alas a Trump, si los demócratas logran mayoría en las dos cámaras del poder legislativo. ″Con el control del Congreso, no hay nada que no podamos hacer“, agregó el político neoyorquino, que ha heredado la elegancia familiar: mide casi un metro noventa, tiene un rostro anguloso y poblada cabellera negra.
Schlossberg es un férreo opositor a Trump. En una prolija entrevista en The New York Times, publicada el mismo día que anunció su candidatura, aseguraba que el Partido Demócrata necesita más voces que denuncien los supuestos abusos de poder del presidente republicano. “Merecemos algo mejor, y podemos lograrlo, y todo comienza con que el Partido Demócrata recupere el control de la Cámara de Representantes”, remarca en su publicación en la red social.
En su intervención deslizó que se lanza a la carrera política para convertir el Congreso en el primer muro contra los excesos políticos de Trump. E insistió en que sin el control del legislativo, el país está “indefenso” ante las amenazas del republicano de presentarse a un tercer mandato, pese a que está prohibido por la 22 enmienda de la Constitución de Estados Unidos.
Jack Schlossberg se llama en realidad John Bouvier Kennedy Schlossberg. Se hace llamar Jack por su abuelo, era el apodo con el que le llamaban cariñosamente en la familia y con el que pasó a la historia.
Descendiente directo del linaje del conocido como Camelot de Estados Unidos, es hijo de Caroline Kennedy, la única hija viva de John F. Kennedy y Jacqueline Lee Bouvier, el nombre de soltera de su abuela; y del prestigioso artista y diseñador Edwin Arthur Schlossberg. Su madre es escritora, abogada y diplomática. Fue embajadora de Japón, durante el Gobierno de Barack Obama; y en Australia, bajo el mandato de Joe Biden. Tiene dos hermanas mayores, Rose y Tatiana.
Su ascendencia lo convierte en un privilegiado. Creció en el Upper East Side, el barrio más elitista de Nueva York. Pasó los veranos en las casas de verano de Martha’s Vineyard y Cape Cod, donde veranean las familias con más abolengo de Estados Unidos. Ha ido a los mejores colegios y universidades. Estudió Historia en Yale e hizo un doctorado en jurisprudencia en Harvard, donde obtuvo también la doble titulación en Derecho y Administración de Empresas. Aprobó el examen de ingreso a la abogacía en 2023 con una nota que lo situó entre el 1% de los mejores aspirantes.
Pero no se avergüenza de su situación de ventaja y remarca su aspiración progresista. Fue de los primeros en apoyar a Zohran Mamdani, el socialista que hace dos semanas se convirtió en alcalde de Nueva York, con una campaña basada en el coste de la vida, fresca y moderna, con mucha presencia en redes sociales. “Me preocupa genuinamente mi país porque mi familia luchó y murió por conseguir un país mejor. Para mí todo es política. Así veo el mundo”, dijo hace un par de meses en una entrevista a EL PAÍS.
El pasado miércoles anunció su decisión a través de un vídeo publicado en Instagram. Aparece en mangas de camisa en un club de remo de Nueva York, rodeado de barcas y piraguas. El remo es uno de sus deportes favoritos. “250 años después de la fundación de Estados Unidos, nuestro país se encuentra en un punto de inflexión”, dice mientras camina hacia el muelle a los pies del río Hudson.
“Es una crisis a todos los niveles. Una crisis del costo de vida impulsada por la Ley de Reforma de la Vivienda. Recortes históricos a los programas sociales de los que dependen las familias trabajadoras: salud, educación y cuidado infantil. Es una crisis de corrupción. El presidente ha ganado casi 1.000 millones de dólares este año. Está favoreciendo y perjudicando a unos y a otros desde el Despacho Oval. Es amiguismo, no capitalismo. Es una crisis constitucional con un hombre peligroso al mando de los tres poderes del Estado. Está privando a los ciudadanos de sus derechos civiles y silenciando a sus críticos. Lo peor es que no tiene por qué ser así. Y no siempre fue así”, pronunció con ese magnetismo familiar, entrenado por sus pinitos en el teatro y en la comedia durante sus años universitarios.
Schlossberg presume de saber moverse por las redes sociales, un hábitat que considera desconocido para el Partido Demócrata. Y anima a su formación a aprovechar esa oportunidad. Utiliza un lenguaje joven, directo y atractivo. No duda en zaherir a Trump o insultar a su tío Robert F. Kennedy, secretario de Salud con el republicano y un antivacunas abonado a teorías de la conspiración. En algunos vídeos aparece con una peluca rubia imitando a Melania Trump o hablando de Jesucristo. Sus grabaciones han sido provocadoras y contenían críticas procaces a los republicanos.
Pero no lo tendrá fácil. Primero tendrá que superar las primarias de su partido, que ya cuentan con una concurrida lista de rivales. Entre ellos destaca Micah Lasher, miembro de la Asamblea Estatal de Nueva York y protegido de Jerrold Nadler, quien deja vacante el cargo por el que competirán también Alex Bores, asambleísta estatal por Nueva York; Jami Floyd, periodista y abogada, y Alan Pardee, exejecutivo financiero. Se espera que Erik Bottcher, concejal neoyorquino del West Side, también presente su candidatura.
Quedan ocho meses para que los demócratas elijan a su aspirante. Habrá que ver si la aureola de elegido es suficiente para hacer carrera en política.
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