Zelenski fulmina a uno de los últimos referentes de la Ucrania próxima a Rusia
El presidente retira la nacionalidad a Guennadi Trujánov, alcalde de Odesa, acusado de ser ciudadano ruso


La carrera política de Guennadi Trujánov ha estado siempre en el ojo del huracán. El alcalde de Odesa, la tercera mayor ciudad de Ucrania, ha resistido 11 años bajo la acusación de ser afín a Moscú. En tres ocasiones fue elegido por los votantes para el cargo mientras los Servicios de Seguridad del Ministerio del Interior (SSU) buscaban pruebas de que el regidor tenía la nacionalidad rusa. El culebrón finalizó el martes, cuando el presidente, Volodímir Zelenski, firmó de forma exprés un decreto que le retiraba la ciudadanía ucrania. El SSU publicaba al mismo tiempo una imagen de su supuesto pasaporte ruso.
Trujánov continuará en el cargo hasta que el Tribunal Supremo resuelva el recurso que presentará en su defensa. En varias ocasiones, desde 2015, han aparecido supuestas pruebas de que podría ostentar la ciudadanía rusa, aunque el acusado siempre lo ha negado, en esta ocasión también, argumentando que son documentos falsos. Trujánov es originario de Odesa, pero en 1993, ya proclamada la independencia de Ucrania, era ciudadano ruso. El político ha reiterado que renunció en el pasado a ese pasaporte. La ley ucrania prohíbe la doble nacionalidad.
El alcalde de Odesa ha estado en el punto de mira de Kiev desde 2014, cuando asumió el cargo tras los levantamientos prorrusos en el este y en el sur de Ucrania. Odesa fue una de las ciudades donde los enfrentamientos civiles fueron más cruentos entre los partidarios de la revolución del Maidán y los próximos a Rusia. Trujánov fue elegido por primera vez en 2014 con un perfil de político que conectaba con la mayoría social en una ciudad que pasaba por momentos de enorme tensión: fiel a la soberanía ucrania, pero defensor de mantener los lazos identitarios con Rusia. En los años previos había sido diputado y barón del Partido de las Regiones, la formación próxima a Rusia del presidente Víktor Yanukóvich, depuesto durante las protestas del Maidán.
“Trujánov, como muchos políticos ucranios, no tiene ideología alguna, pero sí sabe leer bien lo que quiere el votante, por eso fue una voz crítica con el Maidán y sus leyes de desrusificación; no porque estuviera a sueldo de Moscú, sino porque su votante quiere ser ucranio, pero que le respeten su idiosincrasia, como hablar el ruso”, explica Ugo Poletti, editor del diario The Odessa Journal.
El alcalde consiguió revalidar su puesto en 2015 y en 2020. Odesa, de mayoría rusohablante, fue un puerto determinante del imperio ruso desde Catalina la Grande, desde finales del siglo XVIII, y luego durante la Unión Soviética. La escultura urbana de la zarina fue retirada en 2022, en el primer año de la actual invasión. Pero Trujánov bloqueó que cayeran otros iconos del pasado ruso en la ciudad, como la estatua dedicada al poeta Pushkin o la del noble ruso Mijaíl Vorontsov. También ha defendido la necesidad de restaurar y respetar como legado histórico municipal las célebres escaleras de la película soviética El acorazado Potemkin (1925).
Esta trayectoria próxima al enemigo le ha valido numerosos detractores, sobre todo con el estallido de la invasión rusa a gran escala. La guerra, sin embargo, también cambió a Trujánov y a la sociedad de Odesa, según ha explicado él mismo. “Cuando se produjeron los primeros bombardeos, la gente se preguntaba si nuestros vecinos estaban realmente actuando así, pero tras dos años y medio”, apuntaba en 2024 a la agencia estatal Ukrinform; “la gente ha asumido la realidad y la actitud de los ciudadanos de Odesa hacia Rusia ha cambiado, han asumido que ya no son nuestros hermanos”.
Zelenski ha aprobado este miércoles la creación de una nueva administración militar en la gran ciudad ucrania del mar Negro con el general del SSU Serhii Lisak al frente. El presidente tiene potestad, mientras esté en vigor la ley marcial, de crear estos órganos gestores militares que están por encima de los gobiernos civiles. Los críticos de Zelenski denuncian que las administraciones militares son un instrumento del jefe de Estado para suprimir a la posición y el equilibrio de poderes. Este argumento lo esgrimen desde el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, al expresidente ucranio Petro Poroshenko.
Críticas a Zelenski
El partido de Poroshenko, Solidaridad Europea, ha salido en defensa de Trujánov pese a estar en las antípodas políticas. El alcalde de Odesa se significó durante la presidencia de Poroshenko (2014-2019) por oponerse a las leyes aprobadas por este para eliminar el ruso como idioma de la Administración o para retirar símbolos del pasado ruso en la vía urbana y edificios públicos. El portavoz de Solidaridad Europea, Oleksii Goncharenko, publicó el martes en sus redes sociales un comunicado en el que denunciaba como fraudulento el procedimiento para expulsar al alcalde de Odesa. “¿Sabe el todopoderoso Zelenski que en un Estado gobernado por el Estado de derecho no puedes así por las buenas privar a alguien de la ciudadanía? Por mucho que no nos guste, la gente de Odesa votó por Trujánov”. “Retirarle la ciudadanía e imponer una administración militar”, prosigue Goncharenko, “es una señal a cualquier alcalde de que está en la diana y que, cuando sea necesario, lo apartarán”.
Lo cierto es que el decreto de Zelenski contra el alcalde de Odesa ha sido inusualmente rápido. El lunes se registró una iniciativa ciudadana en la oficina presidencial para retirar la ciudadanía a Trujánov y expulsarlo del cargo. En tan solo 24 horas, Zelenski ya tenía las pruebas del SSU para firmar el decreto.
“Están utilizando una carta marcada para echar rápido a Trujánov, algo que es comprensible, pero si apoyas esto, ya puedes darte por acabado”, escribió el martes el editor del digital Dumskaya Oleg Kostantinov, veterano periodista de Odesa: “El alcalde fue elegido democráticamente y sus decisiones tenían contrapoderes; a la nueva administración militar no la limitará nada, Andrii Yermak tendrá plenos poderes en la ciudad”. Konstantinov se refiere con esta mención a la mano derecha de Zelenski a la actual concentración casi absoluta del poder político y militar de Ucrania en la oficina del presidente.
Zelenski también esgrimió, para introducir la nueva jefatura militar, que “demasiadas cuestiones de seguridad han quedado sin resolver durante demasiado tiempo”. Desde el entorno del presidente se ha hecho hincapié en unas inundaciones del pasado septiembre que dejaron 10 muertos en la ciudad, pero también a las informaciones que durante años han vinculado a Trujánov con el país invasor y con casos de corrupción. Ya en 2016, su nombre apareció en los llamados Papeles de Panamá como titular ruso de una veintena de cuentas bancarias en paraísos fiscales. La última acusación se produjo en 2023, cuando fue detenido por supuestamente beneficiarse de 92 millones de grivnas (unos dos millones de euros) por la venta de una empresa quebrada. El caso se desestimó por falta de pruebas.
“Este decreto es una trampa, porque hace una década que saben que Trujánov tiene la ciudadanía rusa, y lo hacen ahora en una operación nada limpia”, opina Poletti: “Trujánov llegó a la alcaldía como representante de la población rusófila, que era la mayoría en el sur de Ucrania. Con los años esta mayoría ha ido reduciéndose y con ella la base electoral del alcalde, también por su estela de corrupción. Pero en una sociedad tan compleja y diversa como la de Odesa, a Trujánov lo consideran como uno de los suyos, algo que no será este general del SSU”.
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