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Lecornu asegura que sus contactos con los grupos políticos alejan la posibilidad de elecciones en Francia

El primer ministro dimisionario medita liquidar la reforma de las pensiones, una de las medidas más impopulares de la ‘era Macron’, para contentar a la izquierda

El primer ministro francés saliente, Sébastien Lecornu, durante sus declaraciones en el Hôtel de Matignon, residencia oficial, este miércoles en París.Foto: Stephanie Lecocq (AP/LaPresse)
Daniel Verdú

La cuenta atrás se acelera. El primer ministro dimisionario de Francia, Sébastien Lecornu, se someterá a una entrevista televisada este miércoles a las 20.00 para tratar de despejar el futuro político del país. En ese momento debería anunciar el resultado de unas negociaciones con los partidos que habrán durado 48 horas. Antes, a primera hora de la tarde, despachará con el presidente de la República, Emmanuel Macron, para consensuar una decisión que se acerca más que nunca al nombramiento de un primer ministro procedente de la izquierda, capaz de reunir un nuevo espectro de gobierno que evite elecciones anticipadas. Los partidos progresistas (Ecologistas, Partido Socialista y Partido Comunista), además, exigen la suspensión de la polémica reforma de pensiones para abrir esa vía. Algo que ha dejado de ser tabú desde que su propia impulsora, Elisabeth Borne, declaró el martes que no debía ser un tótem intocable.

La crisis y la presión sobre Macron se volvieron insoportables el martes por la noche después de los últimos vaivenes que surgieron de la dimisión del primer ministro solo horas después de presentar un Gobierno que no contentó a casi nadie. Los mercados han castigado duramente a Francia en las últimas horas. Y Lecornu ha querido comparecer a las 9.30, incluso antes de reunirse con los líderes del PS, para anunciar que las conversaciones con los partidos van por el buen camino y alejan la posibilidad de una disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones. El primer ministro dimisionario no ha especificado a qué concesiones está dispuesto para contentar a la izquierda, pero cunde la idea en las filas progresistas de que podría acceder a suspender la reforma de las pensiones.

“Tengo buenas razones para decirles que, entre las buenas noticias, en el conjunto de las consultas que he podido mantener, existe la voluntad de que Francia tenga un Presupuesto antes del 31 de diciembre”, declaró Lecornu. “Esa voluntad crea un movimiento y una convergencia que, evidentemente, alejan las perspectivas de una disolución”.

La reforma de las pensiones es quizá la medida más impopular de su mandato: eleva sustancialmente (de 62 a 64 años) la edad de jubilación, y ha despertado la ira de la izquierda y de los sindicatos. Fue aprobada por decreto, ante la imposibilidad de lograr los apoyos parlamentarios necesarios. Su supresión era una insistente reivindicación del Partido Socialista y de la mayoría de grupos progresistas que confluyeron en el Nuevo Frente Popular (NFP) en las últimas elecciones legislativas, en julio del año pasado, en las que se impusieron a la ultraderecha.

El dirigente socialista Olivier Faure aseguró a la salida de la reunión con Lecornu que no habían recibido ninguna garantía de que dicha reforma vaya a ser suspendida. Pero entiende, señaló, que el primer ministro dimisionario ya no puede asegurar nada y debe hablar con Macron. “No tenemos ninguna garantía sobre la realidad de la suspensión”, lamentó.

La medida podría abrir una nueva vía, la de un primer ministro de izquierdas, como reivindica el NFP desde que dicha coalición ganó las últimas elecciones. Preguntado sobre la capacidad de la izquierda para aprobar un presupuesto, Faure ha respondido: “Sí, podríamos hacerlo”. Sus socios de la izquierda, exceptuando La Francia Insumisa, se mostraron abiertos a intentarlo. La secretaria nacional de los Ecologistas, Marine Tondelier, confió que el primer ministro dimisionario “quiere a toda costa evitar la disolución” y que “no es la hipótesis que prefiere”. “Nombrar una vez más a un primer ministro procedente del campo del presidente sería una provocación definitiva, no duraría ni un minuto. La única solución es un primer ministro de izquierda ecologista”, añadió.

La marcha atrás en las reformas de las pensiones tiene un encaje complicado y suscita el rechazo radical del grupo conservador de Los Republicanos. Su congelación provocaría un agujero importante en unas arcas públicas de por sí bastante tensionadas. Entrevistado en la cadena de radio France Inter, Roland Lescure, ministro dimisionario de Economía, afirmó el miércoles que sus servicios trabajan en “muchas hipótesis”. Sin embargo, advirtió, “modificar la reforma de las pensiones costará cientos de millones en 2026 y miles de millones en 2027”. Aunque se declaró “dispuesto a hacer concesiones”, Lescure, del ala progresista del macronismo, añadió que “habrá que financiarlas”.

Liquidar la gran reforma estructural que lanzó el presidente de la República, Emmanuel Macron, la única, es también un signo de su decadencia. Los últimos sondeos asignan al jefe del Estado un 14% de popularidad, la cota más baja de toda su legislatura y un récord para un presidente. El 82% declara haber perdido su confianza en él, por encima incluso del momento más bajo de su predecesor, François Hollande.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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